lunes, 19 de septiembre de 2011

DIARIO DE UN MUERTO / Capítulo XIX


Los Renegados presentan:

DIARIO DE UN MUERTO
Capítulo XIX

Escrito por: George Valencia (Calavera)





1

Oscuridad.
No me resulta ajena. Es como estar de nuevo en el útero materno, arropado en un mundo perfecto mientras los latidos del corazón que comparte viaje con el mío me envuelven en un ritmo suave y cadencioso, arrullándome, creando una sensación de bienestar que elimina todo pensamiento preocupante.
Es en este estado cuando comprendo por qué buscaba suicidarme continuamente aún estando muerto: aquí me siento en paz conmigo mismo. Es como un renacimiento, un nuevo comienzo, otra oportunidad para cambiar mi vida.
De pronto, todos los recuerdos golpean mi mente como una ola azotándose contra la escollera. Abro los ojos, poniéndome en pie, con un nombre brotando de mis labios:
—Jessy…
Por encima de mí se extiende el cielo más azul que jamás haya visto. Es de una perfección abrumadora; pero a la vez, tal como debería ser un cielo, libre de esmog. Debajo de mí no hay hierba, como siempre sucede, sino una niebla húmeda y esponjosa que se mueve y ondea. De hecho, no siento un suelo bajo mis pies; al menos no como estamos acostumbrados a percibirlo. Es como si estuviese suspendido en medio de la nada.
A mi alrededor, la blancura se extiende hasta el infinito, apenas demarcada por el azul de este firmamento sin nubes.
“Alan”, escucho susurrar.
Es la voz del claro, o la que oigo cuando estoy en él. El problema es que no estoy allí, ni tampoco la escucho en mi cabeza, como siempre ha sido el caso. Esta vez proviene de un lugar a mi derecha.
Una figura menuda se acerca hasta mí, se detiene y sonríe.
—Has llegado —dice extendiendo sus manos y acariciándome el cabello—. Bienvenido, hijo.
—¿Ma-mamá? —tartamudeo.
—Sí, Alan, soy yo. —Sus manos siguen acariciando mi rostro y se humedecen con mis lágrimas—. Estabas perdido y te encontré.
Me echo a sus brazos y dejo que el llanto tome el control.
—¡Mamá! ¡Te extrañé tanto!


2

—¿Dónde estamos? —pregunto después de estar seguro de que no se trata de un juego de mi mente confundida—. ¿Es esto el cielo?
—No. Es un pasaje intermedio, una pausa en el camino. Los que llegan aquí deben esperar a que se tome una resolución sobre su próxima morada.
—¡Tú eras la voz que escuchaba en el claro! No te reconocí… —admito con vergüenza—. ¿Por qué no me lo dijiste?
—Existen reglas, Alan. Contigo me han permitido romper unas cuantas, dado lo especial que eres.
—¿Lo especial que soy? —dudo. No me gusta esa frase. Me hace sentir el conejillo de indias de un científico loco.
—Aun sin quererlo, te hiciste con un libro profano —explica mi madre—, y el Jefe quiere darte la oportunidad de que decidas por ti mismo el camino que quieres tomar.
—¿El Jefe? ¿Te refieres al Barbas?
—Bueno —dice mi madre, sonriendo—, cada uno lo llama como quiere. Yo lo llamo Jefe.
—¿Y qué quiere Él de mí?
—Nada que tú no quieras hacer. Tu alma está a salvo, por eso no te preocupes, pero debes decidir si quieres volver y terminar lo que comenzaste o quedarte y ascender al próximo nivel.
—Yo no comencé nada, mamá.
—Lo sé. Nadie escoge su destino.
—¿Y el Flaco? —pregunto de pronto.
—Justo tras de ti. También está a mi cargo.
—¡¿Qué?! —exclamo sorprendido, y me vuelvo.
En efecto, ahí está. Lo noto retraído y un poco avergonzado.
—También tiene su oportunidad de decidir —dice mi madre—, pero creo que primero tienen algo de qué hablar, antes de que vuestro vínculo desaparezca para siempre. Los dejaré a solas.
—¡No, espera! —digo, pero al darme vuelta descubro que mi madre no está por ningún lado.
Siento el impulso de mirar hacia arriba, casi esperando verla desaparecer en las alturas volando como un pajarraco, pero tampoco allí hay rastro de ella.
Me vuelvo de nuevo hacia el Flaco. Lo observo, sin saber qué decirle ni por dónde comenzar. No me gusta echarle en cara las cosas a la gente, pero creo que esta vez estoy en todo mi derecho.
—Me sienta mal tener que recordarte que te lo dije, Flaco, pero… ¡te lo dije!
—Lo sé, lo sé, no me sermonees —contesta él, enojado.
—No lo estoy haciendo, es sólo que… ya ves, tu padre te acaba de demostrar la clase de persona que es. No puedo creer que te hayas tragado todo ese embuste.
—¡Es mi padre! ¿Cómo no iba a creerle?
—¡Pero te mató, Flaco! ¡El hijo de perra te mató!
—Sí, ya me di cuenta. No hace falta que me lo recuerdes.
—Bueno, está bien. Lo que quiero decir es que… mierda, ¿cómo decirlo?
—Diciéndolo —contesta Julián a mi pregunta retórica, como si tal cosa.
—Regresa conmigo, Flaco. Ayúdame a terminar con todo esto. Dicen que los que hacen la vista gorda también cargan con parte de la culpa cuando algo malo ocurre, pecan de omisión, así que haz tu parte. Esto es algo que te concierne directamente; también tienes cartas en este asunto. Ayúdame a darle su merecido. Vuelve y limpia el apellido Carvajal.
El Flaco me observa fijamente, luego aparta la mirada, como si no fuese capaz de sostenerla para responderme:
—No. Lo siento, Alan, pero la respuesta es no.
—¿Así, nada más, te lavas las manos?
—Ya te dije que lo siento. Además, no quiero regresar. Deseo quedarme en este lugar.
Yo lo miro de hito en hito, sin dar crédito a lo que acabo de escuchar.
—Pero si… —comienzo.
—Sí, me mató —me interrumpe Julián—, ya lo sé, pero he decidido quedarme, Alan. Me gusta este lugar. Además, yo también quiero ver a mi familia.
—Y hay que respetar su decisión —dice mi madre tras de mí, haciéndome pegar un brinco.


3

Sus palabras tienen un tono tan definitivo y autoritario, que no me atrevo a protestar. Me quedo callado, sacudiendo la cabeza con desaprobación.
—Está bien —acepto—. Que no se diga más.
Entonces noto un cosquilleo en la palma de mi mano izquierda. La miro, y descubro que la cicatriz ha desaparecido. Me doy vuelta, y compruebo que Julián está haciendo lo mismo. Nos miramos, pero ya no hay nada que decir. Le doy la espalda y observo a mi madre, que aguarda pacientemente.
—¿Y bien? —pregunta—. ¿Tomaste tu determinación?
—Por supuesto —respondo—. Quiero regresar.
—Está bien, Alan. También la respetamos. Haz lo que tengas que hacer, hijo, pero nunca olvides que el Jefe, por encima de todo, aboga por el libre albedrío. Hagas lo que hagas, eres libre de hacerlo, y nadie te pedirá cuentas más tarde.
—Es bueno saberlo —admito. Comienzo a sentirme apurado—. ¿Puedo irme ya?
—Claro, Alan. Sé consecuente.
No entiendo mucho eso de ser consecuente, pero no tengo tiempo para más preguntas.
—Adiós, mamá.
—Adiós, Alan.
Le doy un beso en la frente, y entonces me siento absorbido nuevamente por esa oscuridad sin límites. “Julián, acompáñame”, es lo último que escucho decir a mi madre antes de perderme en esa nada oscura en la cual me siento flotar, totalmente ausente el sentido de la orientación.
Entonces, pasado un momento, regresa esa conocida sensación de estar siendo succionado por una fuerza terrible, como si estuviera en el fondo de un tanque y alguien hubiese retirado el tapón del sumidero…


domingo, 18 de septiembre de 2011

Caballo de Troya, de J. J. Benítez




Juan José Benítez, nacido en Pamplona, España, el 7 de septiembre de 1946, es un periodista y escritor conocido principalmente por sus trabajos en ufología y su serie de novelas Caballo de Troya.

En 1962 ingresó en la Universidad de Navarra en la carrera de Periodismo, consiguiendo la licenciatura en 1965, y comenzó a trabajar para el periódico La Verdad de Murcia en enero de 1966, con apenas 20 años. Después empezó a trabajar en el Heraldo de Aragón. Recorrió el mundo como enviado especial y fue periodista en varios diarios regionales españoles, entre ellos La Gaceta del Norte.

A partir de 1972 se especializó en el tema ovni y cubrió todas las noticias relacionadas con esta materia para su periódico, siendo las primeras sobre la Fuerza Aérea Española. En 1975, realizó investigaciones sobre el sudario de Turín, hecho que marcó su vida y que representó el puntapié inicial que dio origen a la saga Caballo de Troya.

J. J. Benítez
Ha realizado trabajos para la televisión, conferencias, artículos de prensa y entrevistas con testigos de supuestos fenómenos ovni. Con frecuencia, estas obras han recibido críticas negativas por parte de diversos sectores, como el caso de los escépticos, aunque, según sus palabras, la duda (su principal objetivo) debe siempre estar presente.

En 1976 recibió de la mano del Teniente General Felipe Galarza, Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire Español, 12 expedientes OVNI clasificados que Benítez publicaría íntegramente en su libro "OVNIS: Documentos Oficiales del Gobierno Español". En 1979 dejó el periodismo activo y se dedicó por completo a la investigación. Desde entonces ha ido compaginando sus investigaciones sobre los ovnis y los “no identificados”, con la de la vida de Jesús de Nazaret.

Caballo de Troya, el título de la fabulosa saga de la cual quiero tratar en esta entrada, nace del nombre de una operación secreta de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos (USAF) que en 1973 situó a dos hombres, minuciosamente entrenados, en el año 30 de nuestra era. Un viaje al pasado, a la Palestina de Jesús de Nazaret, cuyo objetivo era conocer de primera mano la vida, obra y pensamiento del Hijo del Hombre. Los protagonistas de este salto son Eliseo, piloto que durante los “saltos” al pasado permanece casi todo el tiempo en el módulo espacial que se instaló en el Monte Olivo, y Jasón (el Mayor), que se convertirá desde entonces en testigo presencial de la vida, Pasión, Muerte, Resurrección y “ascensión” del Galileo.

El Diario con las memorias del Mayor de la USAF acabará en manos del autor, que traza el perfil más humano, completo y riguroso que se conozca sobre Jesús de Nazaret…

Leí el primer libro de esta saga hace ya unos diez años por recomendación de un amigo. Bueno, más que amigo era un compañero de clase que al notar mi interés por la lectura me recomendó insistentemente que leyera al menos el primer volumen de la saga, que en ese entonces costaba de 6 tomos. Recuerdo que lo presté en la biblioteca de la universidad y comencé a leerlo con muchas expectativas, pero apenas llevaba la mitad cuando me gradué y tuve que entregar el libro y dejarlo inconcluso de momento. Pasarían varios meses hasta que tuviera el dinero para hacerme con mi propio ejemplar, momento en el cual decidí comenzar desde el principio una vez más…

Crecí en una familia arraigadamente católica que me instruyó en dichas creencias durante toda mi infancia y adolescencia. Hice la Primera Comunión, la Confirmación, e iba a misa frecuentemente. Aun así, el tiempo y la madurez te abren los ojos en muchos sentidos, y aunque seguí siendo algo creyente (a pesar de que muchas cosas hacen que esa fe se vea minada), con los años me forjé mis propias convicciones religiosas, alejándome de los patrones dictados por la sociedad, incluidos iglesias, dogmas e instituciones, y renunciando de plano al catolicismo.

A esa altura, con 19 años en mi haber, ya había leído, visto y experimentado muchas cosas que habían significado que mis creencias tomaran su propio e individual rumbo, pero leer Caballo de Troya significó un “antes y después” en mi vida en lo que a dichas creencias se refiere. No porque creyera a pies juntillas cada palabra que allí se narra, nada más lejos de la realidad, sino porque es un libro que abre tu mente en muchos sentidos y hace que te plantees gran cantidad de cosas, llegando luego a tus propias conclusiones. Reevalúas la verdad sobre muchos mitos y sientes que es tu corazón el que te dicta las respuestas. Es, repito, un libro (o una saga) que cambió mi manera de pensar en muchos aspectos. Representó un hito en ese aspecto de mi vida.

Haciendo aparte este hecho, sobre el que seguro cada uno tendrá una opinión diametralmente diferente (si eres ateo o escéptico, por poner un ejemplo, toda esta entrada te parecerá una mierda), la historia es terriblemente atrapante.

Comienza con un pasaje de unas cincuenta páginas que bien podría haber salido de una novela de espionaje, y cuando se adentra en el Diario mismo se convierte en una espectacular aventura plagada de visos de ciencia ficción que te dejan sencillamente alucinado (con notas científicas, médicas, arqueológicas, botánicas, físicas, etc., que te dejan pasmado y que le dan muchísimo más realismo a la historia). Cada volumen abarca en el fondo un aspecto diferente de la vida de Jesús (desde su infancia y adolescencia, hasta su adultez y su toma de conciencia sobre sí mismo como Hombre-Dios, desvelando todos esos “años oscuros”), pero en general es una novela histórica fantástica, llena de sorpresas, acción y aventuras.




Curiosamente, la primera vez devoré la saga en pocos meses convencido de que el sexto tomo era el último. Nada ni nadie me decía lo contrario. Cada tomo lo devoraba con avidez, esperando el momento de embarcarme en el próximo y acercándome cada vez más a ese ansiado final. No obstante, cuando comencé el sexto libro, y a medida que iba avanzando, me di cuenta de que faltaban muchas cosas por contar y me preguntaba intrigado cuándo pasaría lo que había esperado tanto tiempo.

Pues bien, cuál no sería mi sorpresa al leer la última línea de dicho sexto volumen: “La aventura estaba por comenzar…”. Seis libros, más de dos mil páginas… ¡y el autor me decía que la aventura apenas comenzaba! De todas formas, creo que ese final me provocó más alivio y alegría que cualquier otra cosa…

Pasados dos años, leí los seis libros de nuevo, y aún ahora de cuando en cuando repaso algunos pasajes del primero, ahora ajado, amarillento, pero a buen resguardo en mi biblioteca… Mientras tanto, seguía esperando los demás…

Con el tiempo me enteré de que la saga se compondría de 9 libros, y de que Benítez publicaría los tomos 7 y 8 en un muy corto periodo de tiempo. Hace un par de años tuve la oportunidad de leerlos, ambos de corrido en un lapso de un mes, y debo decir que fue una experiencia magnífica volver a adentrarme en el Diario del mayor de la USAF que viajó al año 30 (y posteriormente al 26) de nuestra Era para conocer de primera mano los hechos que rodearon a ese Hombre misterioso…

Los ocho volúmenes reúnen 4348 páginas. Las fuentes informativas consultadas por J. J. Benítez ascienden a 14.000: arqueológicas, botánicas, físicas, sociales, religiosas, etc. Más de 1.200 notas de pie de página, con más de 3.000 datos informativos de toda índole sobre la época de Jesús. Para la elaboración de estos ocho libros, J.J. Benítez ha dedicado 25 años, con un total de 17 viajes a Israel, Jordania, Egipto, Estados Unidos y Líbano.

Los sectores más conservadores de la Iglesia Católica han condenado los Caballo de Troya como "obra satánica", pero para más de veinte millones de lectores (más de cuatro millones de ejemplares vendidos) ha significado un "despertar a otro Jesús". También ha sido criticado hasta la saciedad por diversos sectores, y otros lo han acusado de plagiar fragmentos de El libro de Urantia, no obstante lo cual sus lectores siguen multiplicándose.

Sobre esta saga solo puedo hablar con un entusiasmo nada imparcial, pues siempre me fascinó y me sigue fascinando, no solo por el mensaje de fe que pueda tener en el fondo, sino porque además es una historia llena, como ya dije, de intriga, acción y aventuras, una novela que mezcla el género histórico y la ciencia ficción. He aquí el listado de los libros que componen la saga publicados hasta el momento:




·         Caballo de Troya 1: Jerusalén (1984)
·         Caballo de Troya 2: Masada (1986)
·         Caballo de Troya 3: Saidan (1987)
·         Caballo de Troya 4: Nazaret (1989)
·         Caballo de Troya 5: Cesarea (1996)
·         Caballo de Troya 6: Hermón (1999)
·         Caballo de Troya 7: Nahum (2005)
·         Caballo de Troya 8: Jordán (2006)


Hace meses tenía pensado escribir esta entrada dentro de una serie de publicaciones dedicadas a grandes Sagas de la literatura, y dentro de la cual ya abordé Los Hijos de la Tierra, de Jean M. Auel, y El Reino de los Dragones, de Richard A. Knaak. Ahora finalmente he encontrado el tiempo para hacerlo (con el ánimo de retomar también la idea con otras sagas), y mientras investigaba un poco me he topado, en la web oficial del autor, con la noticia que los seguidores de esta genial serie de novelas (y de J. J. Benítez también; yo personalmente he leído una media docena más de sus libros) hemos estado esperando por años:




Así que solo queda esperar con ansias y contar los días para que vea la luz el fin de una historia que comenzó hace 27 años... :)

Los dejo con una entrevista a J. J. Benítez realizada en el programa español Cara a Cara, que data de 2006, fecha de publicación del octavo volumen:




viernes, 16 de septiembre de 2011

Un encuentro enriquecedor

Ayer, en una entrada en dos partes, les contaba sobre los hallazgos que hice en La Fiesta del Libro que se celebra por estos días en Medellín y que irá hasta el próximo domingo. Hubo alguna sorpresilla y tres buenos tesoros que me traje a casa, con los cuales aumenté algunas series particulares (la saga de Hannibal Lecter, las series de Horror y la pareja de libros escritos por Stephen King y Peter Straub).

Pero eso no fue todo… :P




Al volver de la Feria, y ya en pleno centro de la ciudad, me encontré con Hernando García Mejía, un poeta, escritor y columnista colombiano, veterano de las letras, al que tuve la suerte de conocer hace algunos años, puesto que era cliente asiduo de la empresa en la que yo trabajaba. La compañera con la que laboraba en ese entonces le comentó un día que yo escribía (o que al menos lo intentaba XD), una cosa llevó a la otra, y nos hicimos amigos.

Con el tiempo leyó y corrigió algunos de mis relatos, y desde entonces me ha hecho observaciones y recomendaciones que me han servido muchísimo para mejorar como escritor. Sus duras y certeras críticas han logrado que me exija a mí mismo cada vez más…

Pues bien, ayer me lo encontré, y como hace días me comprometí a ayudarle a crear un blog, me sugirió que lo acompañara a hacer unas diligencias mientras hablábamos al respecto. Ahora está en el proceso de publicar una nueva novela en la que ha venido trabajando por seis o siete años, y justamente ayer necesitaba sacarle varias copias para enviar a editoriales. Así que entre diligencia y diligencia, entre una cosa y la otra, pasé con él toda la tarde hablando de mil temas diferentes, la mayor parte de ellos enfocados a la literatura. Es difícil resumir todo lo que platicamos, pero fueron charlas muy enriquecedoras.

Quedé exhausto porque anduvimos muchísimo, pero como si el intercambio de ideas entre un escritor veterano y un aficionado no fuese lo suficientemente enriquecedora e hiciera que valiera la pena la tarde, Hernando tuvo el inmenso detalle de obsequiarme un lote de 15 libros de su biblioteca, 10 de autores variados y 5 de su autoría, pues tenía varios repetidos y juzgaba que quedaban en buenas manos al regalármelos a mí, otro amante de las letras.

Sin duda, yo los guardaré como un tesoro, y los devoraré en los próximos meses. Tienen muy buena pinta y espero ir desgranándolos poco a poco ahora que la publicación de Diario de un Muerto está llegando a su fin.

He aquí el espectacular lote. :D

Tres clásicos, un ensayo y una pequeña recopilación de frases:




·         Madame Bovary, de Gustavo Flaubert
·         Palabras y Sangre, de Giovanni Papini
·         El Gatopardo, de Tomasi de Lampedusa
·         Literatura Española, de Alfonso Reyes
·         500 Frases Escogidas


Cinco clásicos más:




·         El Predicador, de Harold Robbins
·         Giacomo Joyce, de James Joyce
·         Madre Noche, de Kurt Vonnegut
·         Otra Vida, de Alberto Moravia
·         El Hombre de mis Sueños, de Doris Dörrie


Y para rematar, cinco libros de su autoría, todos en el género de la literatura juvenil:



  
·         Ojitos Borradores
·         Tomasín Bigotes
·         El País de la Infancia Feliz
·         Cuando Despierta el Corazón
·         La Estrella Deseada


He tenido la oportunidad de leer dos de sus libros: La Comida del Tigre, una novela corta que visiona de manera fresca y diferente la problemática de la violencia en Colombia, y Salvado por los Cuentos, una autobiografía llena de anécdotas que cautiva desde la primera página.

Así que además de hacerme con unos buenos clásicos, también tendré la oportunidad de leer varias de las obras de este amigo escritor al que admiro mucho y al que le estoy agradecido por todo lo que me ha enseñado sobre el arte de escribir.

Les había dicho ayer que había sido un día muy productivo, ¿no?

;)

jueves, 15 de septiembre de 2011

Nuevas Adquisiciones (Fiesta del Libro, Parte II)

Y este es el libro por el que en realidad fui a la Fiesta del Libro, y que me consiguió mi amigo en Bogotá hace un par de meses:




He dejado esta entrada aparte para no hacer muy extensa la anterior, y porque en lo personal tiene una historia curiosa. :)

Hace varios años, cuando no había comenzado con la idea de tener mi propia colección de Stephen King (ya era fan, pero no loco por tener sus libros), me topé varias veces con este tomo de la serie Horror de la editorial Martínez Roca. Preguntaba por libros de Stephen King y fueron varias las ocasiones en que me enseñaron el Nº 3 de Horror (alguna vez creo que también el tomo 2, aunque no estoy seguro), y yo siempre decía: "Bah, eso no es de King; solo tiene un relato de él y ya"… :/

De hecho, una vez un librero muy amigo mío (y puesto que el pasaje comercial de librerías de segunda mano queda muy cerca a mi ex lugar de trabajo) me lo prestó para sacarle copia al relato de King; copia que aún conservo. Lo tuve en mis manos ¡y lo dejé pasar! :(

Pues bien, cuando comencé mi colección, descubrí lo valiosa que es esta serie y lo difícil que es de conseguir, así que volví decidido a comprar lo que encontrara. Tuve la gran suerte (mucha suerte) de encontrar los tomos 1 y 6 en un mismo día, pero del tomo 3 que tantas veces vi y no quise comprar, ni rastro… El amigo librero que lo tenía dijo que estaba guardado en una bodega, pero con el tiempo resultó que ya no lo tenía…

Cuando fui a Bogotá a mi famoso Apocalíptico Safari Kinguiano :P , esperaba encontrar varios tomos, pero solo encontré el Nº 2... Del 3, ni rastro… Luego, mi querida amiga española María Dorrego me regaló el tomo 5, del cual aún estoy infinitamente agradecido… Pero por más que seguí buscando, del 3 ni rastro...

¡¡¡ HASTA HOY !!! :D Volvió el hijo pródigo... XDD

Y ahora mi colección de Horror y antologías relacionadas al Maestro del Terror está así:




Solo me faltan los números 4 y 7, y la antología Visiones Nocturnas… La cosa se pone aún más difícil…

:)

Nuevas Adquisiciones (Fiesta del Libro, Parte I)

Hoy fue un día muy productivo. :)

Estuve en la Fiesta del Libro que se celebra por estos días en Medellín. Un amigo me trajo un libro que me consiguió en Bogotá, así que fui por él, pero también con el ánimo de encontrar algo más que se ajustara a mi muy escaso presupuesto. :P

Pues bien, esta fue la primera sorpresa del día. Hannibal: El Origen del Mal, de Thomas Harris!!! :D A un precio de risa, además: 7 dólares. :) Perfecto para mi exiguo bolsillo… :D




Busqué ese libro por cielo y tierra durante mucho tiempo, y ahora, por fin, tengo la saga completa!!!!!!!! :D




Por otra parte, mi amigo (un FriKing cuyo hermano es librero) me contó que traía un buen cargamento de libros de Stephen King, pero cuando me hizo el listado, descubrí que solo uno me interesaba especialmente. No obstante, como estoy mal de dinero, lo dejé pasar, con el dolor del alma…

Aun así, él tuvo el gran gesto de guardar el libro por si acaso me decidía o conseguía la plata. Pues bien, hoy fue grande mi sorpresa al descubrir que no lo había vendido. :D Me lo dejó muy barato y además me recibió como parte de pago una edición de Dolores Claiborne (Grijalbo en tapa blanda; comprado por Mercado Libre) cuya compra reseñé hace algún tiempo, que me gustaba mucho pero que tenía un feo y fortísimo olor a humedad... 

Así que me traje para casa este bebé, Casa Negra, en la edición de Plaza & Janés:



¡¡¡Y miren cómo se ve de espectacular la pareja de libros coescritos por Stephen King y Peter Straub finalmente junta!!! :D ¿No son lindos? :P




Y el padre con su pequeño hijito… :P ¡Qué tierno se ve, todo pequeñito! XDD




Ya quiero acomodarlos juntos y verlos así en mi biblioteca:




Aunque ahora tengo varios libros para acomodar (unos 7 u 8; mis últimas compras), lo que me obliga a remover muchos libros y reacomodar dos de los estantes… :P

:D

martes, 13 de septiembre de 2011

The Agonist lanza nuevo EP




Hace ya tres meses que The Agonist, la novel (aunque ya llevan siete años trabajando) y fabulosa banda canadiense, se presentó en Colombia, en un concierto al que por desgracia no pude asistir pero que dejó felices y dichosos a los que sí lo hicieron, y desde que publiqué la entrada que anunciaba el espectáculo ya mencionaba que la agrupación se encontraba preparando su tercer trabajo discográfico.

Pues bien, parece que el sucesor de los demoledores Once Only Imagined (2007) y Lullabies For The Dormant Mind (2009) se retrasará aún más, más concretamente hasta el 2012. Eso sí, en espera de que se lance antes del fin del mundo vaticinado por multitud de profecías, y así podamos disfrutar del nuevo álbum antes de llegar al claro al final del camino… :P

Y es que la banda, liderada por la hermosa Alissa White-Gluz (que no deja de romper los corazones metaleros) y el guitarrista Danny Marino (Metal Wife, te dije que no me olvidaría de Danny y he cumplido mi promesa ;) ), no quiere dejar nada al azar en su nueva producción, aunque ello signifique demorar el lanzamiento de un álbum que la misma Alissa ha calificado de la siguiente manera:

…No diría que es más fuerte o más melódico. Creo que es más maduro. Tiene el mismo estilo de lado esquizofrénico que tenía el Lullabies, pero también tiene otro al que creo que podrías llamar influencias clásicas.

…Tiene algunas influencias de Pantera, algunas influencias de Radiohead. Intento decir que hay un montón de influencias que nunca antes habían estado ahí…"



No obstante, la banda, que por cierto ya tiene su propio canal en YouTube (TheAgonistOfficial), ha lanzado un EP en edición limitada a manera de adelanto que nos dejará con la miel en los labios. El día 3 de septiembre sacaron a la venta "The Escape", que contiene los temas “Lonely Solipsist” y “The Escape” en sus versiones "pre-arreglos orquestales".

Así que mientras esperamos la nueva entrega discográfica de esta espectacular banda, los dejo con las dos nuevas canciones que componen el EP…, y que solo han tardado un día en ser subidas a YouTube luego de su lanzamiento…, lo que confirma que el mundo de la música es harto difícil para los artistas en general y para los metaleros en particular.

Que sirva esto de abrebocas, pero recordando que hay que apoyar a las bandas comprando sus discos y yendo a sus conciertos:


Lonely Solipsist




The Escape




lunes, 12 de septiembre de 2011

DIARIO DE UN MUERTO / Capítulo XVIII


Los Renegados presentan:

DIARIO DE UN MUERTO
Capítulo XVIII

Escrito por: Adrián Granatto y George Valencia (Calavera)





1

Una vez que el coche de Bassa se perdió de vista, puse en marcha el Mustang y seguimos camino.
Ninguno de los dos dijo nada sobre la silueta del asiento trasero. No sé qué pensó Vale en ese momento, pero luego de meditar un poco al respecto, ya no tuve ninguna duda de que se trataba de Jessy. Atada y amordazada, eso seguro. Lo que explicaba claramente que se hubiese estado quieta y callada en todo momento mientras manteníamos nuestra conversación. Sentí que la rabia y la impotencia me invadían. Había estado allí en todo momento, a centímetros, y yo no me había percatado.
Aun así, era bastante extraño que Bassa estuviera viajando de allí para acá con ella, lo que me llevó a pensar que su ambición estaba llegando demasiado lejos. Seguramente había convencido a Alcides de que sería bueno tener su salvoconducto a mano por si se presentaba la oportunidad de ponerme entre la espada y la pared.
Todos tenemos nuestro tendón de Aquiles, había dicho Bassa.
—Todos tenemos nuestro tendón de Aquiles —dije en voz alta—. Y creo que ya sé cuál es el tuyo, hijo de puta. Estás tan obsesionado con el libro, por el poder que puede darte, que te has vuelto susceptible a cometer errores.
—¿Qué dices? —preguntó Valeria a mi lado.
La miré.
—Por más que sea un demonio, ojitos raros sufre los mismos apetitos que un ser humano. En este caso, la codicia. Está enceguecido por hacerse con el libro, Vale.
—¿Quiere el libro para él? —se sorprendió ella—. ¿Y para qué carajos? Sirve para hacer pactos con demonios, ¿no es cierto? ¿Por qué un demonio querría hacer un pacto con otros de su clase?
—Tal vez no es tan así, y sólo es uno de los usos que tiene. Fíjate en mí y en Julián: no hicimos ningún pacto demoníaco, sólo un conjuro para unirnos. ¿Y si el libro contuviese algo que ignoramos, tal vez un hechizo para esclavizar a todos los demás demonios, o algo por el estilo?
—Si así fuera, ¿no te parece que ya alguien lo habría hecho?
—Te equivocas —dije embebido por una certeza casi premonitoria—. ¿Cómo dijo Julián que se llamaba el que transcribió el libro?
—Algo del baño era. ¿Lavamanus?
—Philetas —corregí.
—No estaba tan errada —sonrió.
—Philetas realizó una copia literal del libro original, escrito por una organización contraria a la Iglesia y a su Biblia.
—Locos siempre hubo —afirmó Vale—. Es lo que nosotros llamaríamos ahora satanistas.
—Supongamos, y fíjate bien que digo supongamos, que de la misma manera en que Bassa se encuentra aquí, en aquel tiempo un demonio cualquiera hubiera estado involucrado en la creación de ese texto, dando ideas, aportando datos, calentando orejas.
—En ese caso, yo diría que estás rizando el rizo de lo improbable.
—Y que ese demonio —continué sin percatarme de que había hablado— hubiera dejado sutiles claves para dominar a sus congéneres, con la idea de usarlo después para su propio beneficio…
—¿Y por qué no lo escribió él y listo?
—¡Porque no puede! —exclamé—. ¡Necesitaba de otro para hacerlo!
—Okey —me calmó Vale—. Si eso fuera cierto, ¿no crees que todas esas claves se perderían en la traducción que hizo ese tal Philetas?
—Es que no se trata de una traducción, Vale. Es decir, Philetas sí lo tradujo en su día al griego, pero el libro que está en el claro es la copia literal que él transcribió en base al original; ésa es de la que yo hablo, de la copia fiel que hizo. ¿No te parece extraño que haya sobrevivido a tantas persecuciones? Creo que el libro se protege a sí mismo.
—No me cierra, Alan. Yo veo el libro como una especie de lámpara de Aladino; sólo que en lugar de genio, hay un demonio a tu servicio obligado a cumplir tus deseos.
—No es así —le advertí—. Si crees eso, podrías llegar a tener serios problemas. Un demonio nunca estará a tus órdenes. Si le conviene te hará creer que así es, pero es todo una pantomima. Mira a Bassa: no tiene ningún reparo en traicionar a Carvajal. Con el libro en su poder podría… no sé… conquistar todo: tierra, cielo e infierno.
—Me sigue sin cerrar —dijo Vale. Estaba jugueteando con la radio. La encendió y no funcionó. Traté de recordar si alguna vez la oí, y llegué a la conclusión de que no. George siempre colocaba cintas en el pasacassette.
—Mira dentro de la guantera —le dije—. George guardaba cassettes allí.
Valeria la abrió y un manojo de papeles y cintas cayeron al piso del auto, entre sus pies. Se inclinó a recogerlos y colocó todo en su regazo. Había cassettes de Iron Maiden, AC/DC, Pink Floyd, entre otros. Valeria los fue pasando uno a uno hasta llegar a uno que tenía la palabra GEORGE escrita con fibra negra en ambos lados. Frunció el ceño y pensó que tal vez era un cassette recopilatorio con los temas que le gustaban a él.
Lo colocó en el pasacassette.
Mientras tanto, yo no podía quitarme de la cabeza el hecho de que quizá partes de esa loca idea podían tener visos de realidad. Si no, no se explicaba el deseo de Bassa por poseer el libro en cuestión.
Pero era pesimista al respecto. Lo más probable era que estuviese bajo mucha presión y sólo delirase inventando historias de demonios con ansias de esclavizar a otros.
¡Cómo extrañaba a George!
Él sabría que hacer. Tendría la mente clara, la palabra justa, el consejo sano.
Y fue en ese momento cuando George dijo “Hola”.


2

Perdí el control del auto, cruzándome de carril. Una camioneta se nos vino encima. De forma instintiva apreté la bocina y me colgué de ella, mientras escuchaba a Valeria gritar. Por unos segundos pude ver al otro conductor dar un respingo y observar a todos lados; luego nos traspasó como si no existiéramos.
Intenté enderezarlo y el coche mordió la banquina. Seguía sin poder controlarlo y pisaba la línea demarcadora amarilla del centro de la ruta una y otra vez.
—¡Allí! —gritó Valeria.
Agarró el volante con ambas manos y condujo el Mustang a un área de descanso. Entramos en él a ochenta kilómetros por hora, esquivando los baños y un par de árboles. Bueno, en realidad no esquivamos nada: directamente los traspasamos.
—¡Frena! —gritaba Valeria—. ¡Frena de una puta vez!
Al ver que yo no reaccionaba, pasó su pierna sobre las mías y pisó el freno hasta el fondo. El auto derrapó violentamente y al final se detuvo en una zona llena de mesas y bancos de granito dispersas en un amplio parque.
Nos miramos, ambos con el rostro demudado.
La voz de George continuaba hablando, salía de los altavoces. Estiré la mano hasta el pasacassettes, giré la perilla y la voz de George enmudeció.
—Retrocédela —pidió Valeria.
Así lo hice, y cuando la cinta terminó de rebobinar, apreté play.


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