domingo, 12 de enero de 2014

Theodore Boone: Joven Abogado, de John Grisham

“Theodore Boone es un chico de trece años con las ideas muy claras: va a ser abogado. Ya conoce todos los pormenores de la vida judicial de su pequeña ciudad, Strattenburg, y espera con ansia el día en que podrá subirse a un estrado. Pero ni en sus mejores sueños hubiera podido imaginar que se vería involucrado en el llamado juicio del siglo… ¡antes siguiera de acabar el instituto!

No hay suficientes pruebas para condenar al rico golfista Peter Duffy por el asesinato de su esposa; pero Theo cuenta con un testigo que puede cambiar el curso de los acontecimientos. Solo hay un problema: un inviolable pacto de silencio le impide llevarlo a los tribunales…”

Segundo de cinco hermanos, John Ray Grisham nació en Jonesboro, Arkansas (USA) el 8 de febrero de 1955. Su padre trabajaba como empleado de construcciones y cultivaba algodón. Después de varias mudanzas, la familia se estableció en 1967 en la pequeña ciudad de Southaven en Misisipi. Alentado por su madre, el joven Grisham era un ávido lector, especialmente influenciado por el trabajo de John Steinbeck, cuya escritura clara admiraba. En 1977, Grisham obtuvo un bachillerato en contabilidad en la Universidad Estatal de Misisipi. Mientras estudiaba allí, el autor llevó un diario, una práctica que más tarde lo ayudaría en su trabajo creativo.

Tras obtener su título de Doctor en Derecho de la Escuela de Derecho de la Universidad de Misisipi en 1981, se dedicó al Derecho general alrededor de una década en Southaven, donde se cansó del Derecho penal y cambió al Derecho civil. En 1983, fue elegido para la Cámara de Representantes de Misisipi, sirviendo hasta 1990.

John Grisham
En 1984 en la corte de Hernando, Misisipi, Grisham presenció el terrible testimonio de una víctima de violación de sólo doce años. En su tiempo libre y como afición, Grisham empezó a trabajar en su primera novela, en la que exploraba qué hubiese sucedido si el padre de la víctima hubiese asesinado a sus agresores. Ocupó tres años en la escritura de Tiempo de matar terminándolo en 1987. Inicialmente rechazado por varias editoriales, fue comprado por Wynwood Press, que realizó una modesta impresión de 5.000 ejemplares y lo publicó en junio de 1988.

Al día siguiente de terminar Tiempo de matar, empezó a trabajar en otra novela, la historia de un joven abogado atraído a un aparentemente perfecto bufete que no era lo que parecía. Esa segunda novela, La tapadera, se convirtió en el libro más vendido de 1991. A partir de allí, Grisham continuó produciendo al menos un libro por año, muchos de los cuales fueron bestsellers. Hoy en día es el novelista norteamericano más vendido de la historia, con unos 250 millones de ejemplares vendidos.

El primer libro que leí de John Grisham fue El Testamento, por allá a comienzos de 2001, un thriller judicial con toques de aventura que me atrapó desde la primera página. En esa época todavía tenía la costumbre de explorar las estanterías de las bibliotecas en busca de algo que me llamara la atención. Sucede que con el tiempo uno ya conoce cierta cantidad de autores y tiene más o menos claro qué es lo que quiere leer, o bien va escuchando sugerencias o absorbiendo comentarios sobre autores u obras. En ese entonces simplemente iba a la biblioteca y exploraba la estantería. Así fue como descubrí a Grisham.

Esa primera novela me encantó, y con el tiempo se convirtió en uno de mis autores preferidos, leyéndome en un periodo de tres años siete de sus novelas: El testamento, El socio, El jurado, La hermandad, Causa justa, Legítima defensa y La granja, solo el último de los cuales no tenía a un abogado como protagonista —que también fue el único que no me gustó en demasía—. Todos sus thrillers me atraparon y me tuvieron pegado a sus páginas. Recuerdo especialmente El Socio como uno de los que más me gustó.

Sin embargo, por esas cosas de la vida, dejé de leer sus novelas y me enfrasqué en otros temas, y siempre que alguien lo mencionaba lo recordaba con agrado y me decía a mí mismo que debía volver a leer algo de él.

Pues bien, se llegó el día y hoy me sorprendo al descubrir que hacía exactamente diez años desde la última novela que leí del gran John Grisham. Y el regreso a sus letras ha resultado algo realmente grato y a la vez diferente. Se trata de Theodore Boone: Joven Abogado, la primera incursión del autor en la narrativa juvenil. :)

Hace poco gané un concurso del Círculo de Lectores donde me hice acreedor a una suma de dinero en libros. Al ver lo que tenía para escoger, no dudé en hacerme con este libro, y ha sido muy, pero muy grato volver a leer algo de este autor que siempre me gustó tanto.

Como dice la sinopsis, Theo Boone es un chico que quiere ser abogado. Sus padres lo son, su tío también, y en lugar de pasar las tardes jugando al béisbol o compartiendo con sus amigos, Theo disfruta enormemente visitar los tribunales, siguiendo de cerca los casos que más le llaman la atención, observando a los ajetreados personajes trajeados que deambulan de aquí para allá, aprendiendo de todo un poco y granjeándose no pocas amistades. A su edad es todo un experto en el tema y sus compañeros del colegio no dudan en acudir a él cuando tienen algún problema (por ejemplo, un chico le consulta qué hacer para que a sus padres, actualmente sin trabajo, no les embarguen la casa; otro acude a él porque su hermano fue arrestado por posesión de drogas y no sabe qué hacer para que no termine en la cárcel). Realmente es muy entretenido ver cómo Theo va por todas partes, montado en su bicicleta, ayudando a sus compañeros o investigando por su cuenta casos de actualidad.

El argumento central comienza a desarrollarse cuando un hombre es acusado del asesinato de su esposa, lo que lleva a lo que en el pequeño pueblo de Strattenburg es denominado “el juicio del siglo”. Theo, desde luego, no quiere perderse el más mínimo detalle, siguiendo día a día los pormenores, e incluso ayudando a su profesor de Gobierno a conseguir puestos de preferencia en una de las jornadas para presenciar el juicio.

Debido a su fama de chico abogado, termina enterándose de algo que podría ser crucial en el veredicto final del jurado, pero una promesa irrompible le impide revelar la identidad del testigo…

La novela, de apenas 230 páginas, se lee rápido. Es muy amena, interesante, y las andanzas del “joven abogado” son realmente muy entretenidas. Aunque esperaba algo diferente del final, me ha gustado mucho, y me ha gustado aún más leer de nuevo algo de Grisham. Esa mezcla de literatura juvenil con thriller judicial es verdaderamente genial. :)

Mientras investigaba un poco para la realización de esta reseña, descubrí con sorpresa que las aventuras de Theo Boone se han convertido en una serie de novelas que al día de hoy totalizan cuatro publicaciones:

Theodore Boone: Joven abogado (2010)
Theodore Boone: El secuestro (2011)
Theodore Boone: El acusado (2012)
Theodore Boone: El activista (2013)

La serie cuenta incluso con su propia página web: www.theodoreboone.com. La verdad es que me apuntaría sin dudarlo a leer los otros libros de la serie.

En suma, una novela muy recomendable de un autor que nadie puede dejar de leer.

;)



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