jueves, 3 de noviembre de 2016

Libros Sangrientos 3, de Clive Barker

“Los relatos reunidos en este volumen han conmocionado a los lectores más veteranos de libros de terror, porque no repiten ninguno de los tópicos del género y cada historia abre las compuertas a una forma inédita de espanto.

Los Libros de Sangre son un compendio de oscuras visiones que se introducen en los sueños que se deslizan en secreto por nuestro subconsciente, aguardando para salir a la luz. Capaz de adentrarse tanto en lo inimaginable como en lo indescriptible, Clive Barker revive nuestras pesadillas más profundas y siniestras, creando imágenes a la vez estremecedoras, conmovedoras y terroríficas.”

Cuarto de cinco volúmenes que leo de la colección de antologías Books of Blood. Los otros tres, anteriormente reseñados en el Blog de Calavera, fueron Sangre, Libros Sangrientos 1 y Libros Sangrientos 2.

Este volumen en particular es bastante especial para mí por dos razones: en primer lugar porque me lo regaló mi amigo Cristian Coppola, de Argentina, en mi viaje a Buenos Aires en diciembre de 2015. Un detalle increíble del cual estoy muy agradecido. Y por otra parte, porque con él completé finalmente la serie de Books of Blood en castellano, lo cual no es precisamente fácil en las ediciones de Planeta y Martínez Roca, que fue la manera en que se fue dando mi colección (un tema para una próxima entrada, pues la publicación de esta serie de antologías en nuestro idioma fue algo irregular y a cargo de diferentes editoriales).

Dicho esto, he de decir que la lectura de este tercer tomo ha resultado tan envolvente como las anteriores. La impronta Barker se nota desde las primeras líneas de cada relato, impresionando al lector sin el menor reparo e inyectándole a la realidad ese toque de magia, fantasía o terror con la mayor naturalidad.

Hijo del celuloide: “Greta Garbo, Marilyn Monroe, John Wayne…, durante muchos años el cine Palace había rendido homenaje a todas las grandes estrellas de la pantalla. Luego vino un largo declive, hasta que al final se convirtió en un antro de baja categoría frecuentado por los fantasmas de la Edad de Oro de Hollywood. Con la particularidad de que no se trataba de meros espíritus, sino de seres de carne y hueso, vivos y ocultos en la oscuridad y no se contentaban con captar la imaginación de sus víctimas, sino que las devoraban en alma y cuerpo.” Una historia de fantasmas enmarcada, tal como sucediera con el relato “Sexo, muerte y brillo de estrellas”, en el mundo de la actuación, un campo que Clive Barker, en su calidad de guionista y director, domina a la perfección. Un relato con ese toque romántico y medio nostálgico que habla de las estrellas venidas a menos que claman por una atención que perdieron hace tiempo. Solo que en este caso algunos de sus protagonistas están muertos. Excelente historia, que adaptada al cómic por Steve Niles, con ilustraciones de Les Edwards.

Rex, el hombre-lobo: “Thomas Garrow se encuentra excavando un área del terreno de cultivo de su propiedad, heredada de su difunto padre, cuando accidentalmente libera a una criatura largo tiempo enterrada, condenada siglos atrás a permanecer bajo tierra, aislada del mundo. Su liberación será solo el comienzo de una cadena de asesinatos horrendos en un pueblo irlandés, marcados por la voraz hambre de venganza y sangre de Rex (Rey). Los habitantes de la región de Zeal tendrán que aunar fuerzas para combatir a esta bestia imponente y despiadada”. Un hombre-lobo diferente a los que conocemos (de hecho, creo que la traducción es bastante imprecisa) es el protagonista de esta historia cruda, violenta y atrayente. Podría decir que recuerda esas clásicas películas de serie B, pero de hecho tuvo una adaptación en 1986, dirigida por George Pavlou, que guarda esa línea y que, como tantas otras películas de terror rodadas con bajo presupuesto, obtuvo malas opiniones de público y crítica. El relato es otro cantar. Realmente cumple bien su cometido. Me gustó mucho.

Clive Barker
Confesiones del sudario (de un pornógrafo): “Ronald Glass, un respetado contable con una bien conformada familia, descubre de pronto el verdadero negocio al que se dedican las personas para las que trabaja. Tras ser puesto entre la espada y la pared, Glass se ve involucrado injustamente en un escándalo de pornografía donde él es el principal protagonista del que hablan los medios”. No adelanto más porque esta es una historia que vale la pena descubrir por sí mismo. La manera en que lo sobrenatural se impone en medio de la muerte, de forma casi grotesca, es una muestra del talento de Barker para darle cohesión a escenas inverosímiles. Gran relato y soberbio el final.

Les comparto un pasaje que me gustó especialmente: “Se quedó parado en la cocina, donde aún estaba el desayuno que la familia no había tomado y no tomaría jamás, y se echó a llorar. No lloró demasiado: su provisión de lágrimas era limitada, pero suficiente para que creyera haber cumplido con su deber. Luego, después de ese acto de contrición, se sentó como cualquier hombre decente que ha sido profundamente agraviado y preparó la venganza.”

Víctimas propiciatorias: “Un grupo de amigos que se encuentra de excursión por el mar termina varado en una isla aparentemente desierta. Obligados a permanecer allí momentáneamente, comienzan a ser testigos de eventos extraños y sin sentido. Pronto las cosas empeoran y los sobrevivientes intentan escapar, con no muy buenos resultados”. Me recordó un poco al relato “La Balsa”, de Stephen King, por su atmósfera, por sus protagonistas y por los sucesos inexplicables en que se ven envueltos. El final, abierto, guarda ciertos paralelismos con la historia de King. Es quizá la historia de menor nivel del libro, aunque en ningún momento me resultó aburrida.

Restos humanos: “Gavin es un chico vanidoso que se gana la vida a costa de viudas desconsoladas y maridos descarriados en busca de aventuras con personas de su mismo sexo. A Gavin no le importa demasiado, pues total decirle adiós a un individuo que ni siquiera conoces tras recibir el dinero es una tarea bastante sencilla. Un día conoce a Ken Reynolds, un tipo que lo contrata para pasar la noche juntos. Solo que Ken lo único que quiere es compañía y alguien con quien hablar de sus excavaciones y reliquias arqueológicas… como las que conserva en su apartamento…”. Otro relato en el que Clive utiliza el sexo y el morbo, pero sin explayarse innecesariamente en él, usándolo solo para impregnarle a sus protagonistas una personalidad descarnada pero auténtica. Como en tantos otros relatos en que roza lo erótico, en Restos humanos Barker habla sin tapujos sobre prostitución, voyerismo y bajos instintos, sin llegar a ser grosero o extravagante.

Nada más el primer párrafo habla por sí solo: “Unos oficios se practican mejor de día; otros, de noche. Gavin era un profesional de esta última categoría. En inverno, en verano, reclinado contra una pared o apoyado contra una puerta, con la luciérnaga de un cigarrillo colgando de los labios, vendía lo que le sudaba bajo los vaqueros a todos los postores.”




En definitiva, otro conjunto de relatos donde Barker ofrece de todo: horror, sexo, muerte, fantasía, misterio; gran exponente de las miserias, las glorias, los placeres, los pecados y los miedos del ser humano.



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