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martes, 28 de febrero de 2017

Quien pierde paga, de Stephen King

“«Despierta, genio». Así comienza la fascinante nueva novela de Stephen King sobre un lector fanático. El genio es John Rothstein, un autor de culto, creador del personaje de Jimmy Gold. Morris Bellamy está fuera de sí, no solo porque Rothstein haya dejado de escribir, sino también porque considera que el inconformista Jimmy Gold se ha vendido para dedicarse a la publicidad. Morris decide matar a Rothstein y vacía su caja fuerte para llevarse no solo todo el dinero sino además el verdadero tesoro: los cuadernos de notas de otra novela protagonizada por Jimmy Gold. Morris lo esconde todo y al día siguiente acaba en la cárcel por otro crimen terrorífico.

Décadas más tarde un chico llamado Pete Saubers encuentra el tesoro y ahora son él y su familia a quienes han de salvar Bill Hodges, Holly Gibney y Jerome Robinson del vengativo y trastornado Morris cuando salga de la cárcel tras treinta y cinco años encerrado. Desde Misery Stephen King no había vuelto a retratar a un lector cuya obsesión por un escritor irá demasiado lejos. Quien pierde paga es un thriller absorbente, de ritmo vertiginoso, pero también es un libro sobre cómo la literatura puede moldear una vida para bien, para mal, para siempre.”

Parece sorprendente que hayan pasado dos años desde que leyera y reseñara la primera entrega de esta trilogía que comenzó con Mr. Mercedes. Y es que, lamentablemente, los lectores de habla hispana debemos esperar un buen tiempo a que las novelas de autores como Stephen King sean traducidas y publicadas en nuestros respectivos países. Para colmo, aún siguen pasando un par de meses desde que las obras ven la luz en España hasta que llegan a Latinoamérica. Aún sueño con el día en que lleguemos a lanzamientos mundiales en simultáneo, donde todos los lectores disfrutemos de la buena nueva sin tener que esperar tanto tiempo, como recuerdo que en alguna ocasión sucedió con el último libro de la saga Los hijos de los tierra, de Jean M. Auel.

Pero bueno, también es cierto que ha habido un gran cambio desde los tiempos en que los libros tardaban años en llegar, caso de La cúpula, por ejemplo. Tiempos que gracias al cielo están en el pasado…

Quien pierde paga es la segunda entrega de una trilogía iniciada con Mr. Mercedes, cuya reseña pueden leer haciendo click en este link, y que termina con The end of watch, aún no publicado en nuestro idioma. En la primera novela conocíamos a William Hodges, un inspector retirado que pasa las tardes en su casa, solo, viendo la televisión mientras toquetea su arma, tratando de lidiar con el inagotable tedio que cada día se apodera de su vida. Hodges recibe una carta anónima de parte de alguien que se atribuye la autoría de la tragedia del Centro Cívico, donde varias personas resultaron muertas y decenas lesionadas luego de que un tipo las arrollara en su Mercedes. Hodges se ve impelido a ponerse en acción, apoyado por personas que irá conociendo en el camino.

Brady Hartsfield, el psicópata, es un hombre perturbado criado en un ambiente bastante particular. Aunque actúa por impulsos, también hace gala de una buena dosis de premeditación para cometer sus actos, como nos daremos cuenta al conocerlo mejor. Es un personaje que a la larga resulta tan repelente como atractivo para el lector.

Tras una cacería en que por momentos es el ratón el que persigue al gato, la novela termina con una gran confrontación y un inesperado giro final que, en lo personal, me dejó la miel en los labios.

Tras iniciar Quien pierde paga con unas muy altas expectativas (el libro ya venía siendo muy bien referenciado), la primera sorpresa llegó al descubrir que nuestros amigos del primer libro realmente tardan mucho en aparecer, y solo tras la primera mitad del libro tendrán verdadero protagonismo. Quien pierde paga es una novela que en gran medida es independiente de la primera.




Morris Bellamy es un lector que está obsesionado con la obra de John Rothstein, creador del personaje de Jimmy Gold y quien ha decidido mandarlo a paseo de la peor manera para dedicarse a otros asuntos. Morris está indignado con lo que el autor le ha hecho a su personaje favorito y urde un plan para visitarlo en su casa de retiro, asesinándolo y huyendo con el contenido de su caja fuerte: los cuadernos de notas de otra novela protagonizada por Jimmy Gold, además de una gran suma de dinero. Aunque esto último es lo que menos le interesa a Morris.

Bellamy lo esconde todo, y en su mente ya se imagina cómodo y a salvo degustando nuevas e inéditas aventuras de su personaje preferido. Pero al otro día despierta en la cárcel, encerrado por otro crimen terrible y con una sentencia que lo tendrá alejado de su preciado tesoro por décadas.  

Muchos años más tarde, por esas jugarretas del destino, dicho tesoro termina en las manos de un chico llamado Pete Saubers, ávido lector y estudiante ejemplar, quien sí tendrá el placer de disfrutar de la obra inédita… y del dinero, con el cual ayuda a solventar temporalmente las acuciantes dificultades económicas de su familia.

Es entonces cuando, treinta y cinco años después, Morris sale libre con un único objetivo: recuperar su tesoro a como dé lugar. Y de vuelta a la cacería, donde veremos de nuevo al inspector Hodges y compañía entrando en acción para proteger a Pete y a su familia de este otro asesino hambriento de venganza.

Aunque la primera mitad fue un poco irregular, Mr. Mercedes fue una novela que disfruté bastante, especialmente su recta final. Pero Quien pierde paga me atrapó por completo desde las primeras páginas y no me soltó hasta el final. Todo el tema del tesoro escondido, los libros inéditos, el asesino que sale de la cárcel con sed de venganza, entre otras cosas, me encantó. Esta novela toca el tema del coleccionismo, de las rarezas inéditas, del valor del libro como objeto material, y esos son asuntos que me gustan especialmente, siendo como soy un coleccionista de libros además de apasionado lector. La novela tiene muchas idas y vueltas, es una telaraña de hechos que se van desarrollando de manera magistral en la pluma de Stephen King, quien nunca baja el nivel durante toda su extensión. Todavía recuerdo cómo volaron las páginas, ansiando en todo momento esa confrontación final con Hodges y los demás.

Es curioso, pero una parte de nosotros casi simpatiza con Morris, y hasta en algún momento llega a sentir pena por él. Es tal vez esa parte de nosotros que, como lectores, hace que exista una empatía con la parte del asesino que lo único que quiere es leer la maldita historia, aunque desde luego haya hecho cosas nefastas para lograr sus fines. Un asesino, por cierto, tan complejo como el anterior.




Cabe anotar también que, entremedio de la historia, hay espacio para sucesivas referencias a los hechos acaecidos en el primer libro, además de una serie de visitas que nuestro amigo Hodges le realiza a un viejo conocido en su lugar de reclusión (no quiero decir su nombre para no correr el riesgo de dañarle la sorpresa a alguien). Cada encuentro va aumentando en tensión, hasta una escena final que definitivamente la rompe, de lejos. Solo escribiré cuatro letras: Cloc. :)

Flipé con esa parte. Creo que hacía varios títulos que no disfrutaba tanto de una novela del Maestro.

Encima en esta ocasión tuve la compañía de mi amigo Diego Bialos, de Argentina, con quien leí el libro de manera conjunta, comentando, debatiendo y señalando los aspectos más llamativos, lo que siempre es un plus adicional. Creo que devoramos el libro en una semana como mucho.

El final, una vez más, solo te hace ansiar con todas las ganas la última novela, The end of watch, que promete ser brutal. Espero que no tarde mucho en llegar a nuestro país.

El Maestro, sin duda, lo ha hecho de nuevo con esta trilogía.

Un dato para finalizar: mucha gente estuvo en desacuerdo con la traducción del título, Quien pierde paga. Muchos habrían preferido dejarlo como en el original, Finders keepers, una expresión que viene a significar "El que se lo encuentra se lo queda". 


:)



jueves, 16 de febrero de 2017

Latitudes Piratas, de Michael Crichton

“El Caribe, 1665.

Las diferentes islas del Mar Caribe están controladas por españoles, ingleses y franceses que batallan constantemente entre ellos, y por piratas que atacan, roban, raptan y matan por los tesoros de los otros. La isla de Jamaica es una colonia británica y su capital, Port Royal, es una ciudad peligrosa y llena de tabernas, burdeles y violentos asaltos en cada esquina. En ella, el gobernador, sir James Almont, oye rumores de que El Trinidad, un galeón español cargado de tesoros de valor incalculable, está anclado junto a una fortaleza española, y decide encargarle al corsario Charles Hunter que reúna un grupo de bucaneros para abordar el barco. Esta banda de aventureros deberá luchar no solamente contra Cazalla, el famoso y sangriento comandante favorito del rey español Felipe IV, sino también contra huracanes, caníbales y monstruos marinos. Pero esta no será la única batalla que sir James Almont tendrá que librar…”

Michael Crichton nació en Chicago, Illinois, el 23 de octubre de 1942. Fue médico, escritor y cineasta, y llegó a ser considerado el creador del tecno-thriller.

Estudió antropología en la Universidad de Harvard, donde se graduó en 1964 con la mención summa cum laude (es decir, “sumamente destacado” o “con los máximos honores”). Obtuvo un pregrado académico en artes cursado en la Escuela de Medicina de Harvard, y un año más tarde se marchó a Europa donde, con solo 23 años, comenzó a impartir clases como profesor visitante en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra. Gracias a una beca continuó su viaje por toda Europa y parte de África del Norte, antes de regresar a Estados Unidos.

Michael Crichton
De vuelta en su tierra natal, comenzó a estudiar medicina, carrera que pagaba escribiendo novelas, algunas de ellas bajo el seudónimo de John Lange. Se graduó en 1969, tras lo cual prosiguió con un posgrado en el Instituto Salk de estudios biológicos.

A pesar de que sus novelas se caracterizan por tener como base la ciencia y la tecnología, la verdad es que Michael carecía de formación académica científica, fuera de la medicina, por supuesto. Sin embargo, Crichton ofrece siempre en sus historias una gran cantidad de material real informativo, tanto a nivel de investigaciones como prensa y estudios científicos, que sirven como base para los argumentos con los cuales desarrolla su obra. 

Es la única persona que ha tenido simultáneamente, en Estados Unidos, el libro más vendido (Acoso), la película número uno en la taquilla (Parque Jurásico) y la serie de televisión con mayor audiencia (ER (Urgencias)).

Tras la publicación de su novela Estado de miedo en 2004, Crichton intensificó su participación en conferencias relacionadas con el cambio climático y el calentamiento global.

En suma, una hoja de vida bastante sobresaliente.

Latitudes piratas fue su obra póstuma. Crichton falleció de cáncer el 4 de noviembre de 2008, y la novela vio la luz un año después, en 2009.

Había leído tres novelas suyas por allá en 2003 (Parque jurásico, Rescate en el tiempo y La amenaza de Andrómeda), y la verdad es que no me explico cómo pasaron trece años sin que volviera a leer algo de Crichton. Esas novelas me habían encantado, especialmente las dos primeras. Ni qué decir tiene, además, que Parque jurásico se ha convertido en una franquicia conocida a lo largo y ancho del globo, con cuatro películas ya en su haber. Otras historias suyas que han sido llevadas al cine seguramente les serán familiares: Congo, Esfera, El gran robo del tren y Mundo perdido, la secuela de Parque jurásico. En la pasada Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, en septiembre, encontré nada menos que cinco novelas de Michael Crichton a un precio increíble, por lo que me hice con ellas al instante y supe que era el momento perfecto para volver a leer sus trepidantes letras.




La elección fue, entonces, Latitudes Piratas, su obra póstuma. Tenía muchas expectativas, y todas ellas fueron superadas. Como su nombre lo indica, en esta historia no tenemos ciencia, tecnología, mutaciones o clonación in vitro. En esta ocasión Michael cambia todo eso por piratas, buques corsarios, puertos peligrosos y tesoros escondidos. Y vaya que la rompe con esta novela.

Charles Hunter es un corsario inglés que a las órdenes de sir James Almont, gobernador de Port Royal, forja un plan para abordar a El Trinidad, un galeón español cargado de tesoros de valor incalculable. Hunter es el corsario por excelencia: aventurero, valiente, mujeriego, sagaz, intrépido, inteligente y con buen sentido del humor. Un protagonista con el que simpatizas desde las primeras páginas. Aprovechando la gran oportunidad que le ofrece Sir Almont, acepta la propuesta e inicia el reclutamiento de su tripulación. Sus principales aliados, cada uno experto en una materia diferente, son de lo más variopinto, y esta parte de la novela, en la que los va ubicando uno a uno a lo largo de puertos abarrotados y bares de mala muerte para unirlos a su causa, fue uno de los pasajes que más me gustó.  




Ya con su grupo bien armado de bucaneros, Hunter se hace a la mar en pos de su objetivo. Pero su misión no será nada fácil. Cazalla, un comandante español, favorito del rey español Felipe IV y famoso por su crueldad y astucia, será el antagonista contra el que tendrá que enfrentarse para lograr su cometido. Además, el navío se halla fuertemente custodiado en la inexpugnable fortaleza española de Matanceros, lo que implica un mayor grado de dificultad…

El libro tiene de todo: batallas navales, traiciones, amoríos, tormentas despiadadas, multitud de giros inesperados, planes que a primera vista parecen imposibles y situaciones aparentemente sin salida en las que Hunter y compañía se encuentran una y otra vez, todo con una interesante base histórica y un gran dominio de todo lo relacionado con los mares y la navegación.

He leído muchas y muy buenas novelas en mi vida, pero no recuerdo ninguna en el pasado cercado tan llena de acción y aventuras. Mientras devoraba las páginas del libro sentía que hacía mucho que no vivía una aventura como esta, una historia de piratas en todo el sentido de la palabra y con todo lo que ello representa. Fue como una versión más cruda de la saga cinematográfica de Piratas del Caribe. De hecho, no dejé de pensar en lo que sería una versión adaptada al cine, hecho que de alguna manera sirvió para imaginar todo nítidamente en mi cabeza. Me hizo recordar a La isla del tesoro, la clásica novela de Robert Louis Stevenson, y de cómo disfrutaba de este tipo de historias cuando era chico.

Sin alargar más, esta fue una novela que disfruté enormemente y que no puedo dejar de recomendar con gran entusiasmo.


Un grande Crichton, sin duda. Esta obra póstuma no pudo haber sido mejor colofón a su magnífica obra.



viernes, 10 de febrero de 2017

Seis Tumbas en Múnich, de Mario Puzo

“Durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a su prodigiosa memoria y a su talento para descifrar textos codificados, Mike Rogan ingresa en la Sección de Inteligencia del Ejército americano, poco después de casarse con Christine. A raíz del desembarco de las tropas americanas en Francia, Rogan es enviado a Europa en misión de escucha de mensajes. Pero por un error cae, junto a Christine, en manos de la Gestapo, para acabar en el Palacio de Justicia de Múnich, donde serán sometidos a una violencia extrema. Con tal de ahorrarle sufrimiento a su mujer, Rogan revela las claves de los códigos americanos. Aún así, sus siete verdugos, tras anunciarle la muerte de Christine, le disparan un tiro en la cabeza. Sin embargo, horas después es encontrado vivo. Tras numerosas operaciones, Rogan le cuenta a Bailey, agente del FBI, la historia de su ejecución y sus planes de venganza; encontrar y acabar con los autores de su desgracia. Diez años después, en 1955, Rogan dará comienzo su caza…”

Mario Gianluigi Puzo nació en Manhattan, Nueva York, el 15 de octubre de 1920, en el seno de una familia de inmigrantes italianos. Realizó estudios de Ciencias Sociales en la Universidad de Columbia. Sus dos primeras novelas tuvieron una gran acogida de público y crítica: La arena sucia y La Mamma. Sin embargo, su consagración definitiva llegó con la publicación de El padrino, novela por la que se ganó el apodo del “literato de la mafia”.

Hoy en día la historia de los Corleone, gracias a la trilogía cinematográfica, es casi un patrimonio histórico del séptimo arte. Las dos primeras entregas, basadas ambas en su novela y dirigidas por Francis Ford Coppola, le valieron nada menos que sendos premios Óscar a mejor guionista. Ambos filmes, además, ganaron en su momento el premio a mejor película. La tercera entrega, escrita directamente para la pantalla, le valió también una nominación, aunque al final no obtuvo el galardón.

Mario Puzo falleció en su casa de Long Island el 2 julio de 1999 a causa de un infarto agudo de miocardio, poco después de finalizar la escritura de Omerta, y dejando como legado novelas como Los tontos mueren, El siciliano, La cuarta K y El último Don.

La novela Seis tumbas en Múnich ocupa un lugar menor en su obra. Fue publicada bajo el seudónimo de Mario Cleri, y permaneció inédita en castellano durante mucho tiempo. Fue escrita inmediatamente antes de El padrino, y si entramos en comparaciones la verdad es que la novela protagonizada por la familia Corleone, que leí por allá en 2010, opaca por mucho a la historia reseñada en esta entrada.

No obstante, Seis tumbas en Múnich tampoco pretende demasiado.  Es una novela corta, de apenas 174 páginas, narrada de manera muy ágil y con la habitual calidad de Mario Puzo. En esta historia el autor no se anda con rodeos en ningún tramo de la historia, yendo al grano desde la primera página y llevándonos sin respiro tras los pasos de Mike Rogan, un antiguo integrante de la Sección de Inteligencia del Ejército Norteamericano que durante la Segunda Guerra Mundial prestó su prodigiosa memoria y su talento para descifrar textos codificados al servicio de los Aliados. Rogan fue capturado y torturado por los alemanes, y ahora busca vengarse de las siete personas que asesinaron a su novia Christine en el Palacio de Justicia de Múnich en 1945.


Mario Puzo


Cual lista negra, Rogan va tachando con sangre a sus antiguos captores, uno a uno y sin piedad alguna. Corre al año 1955 y Michael considera que ha esperado lo suficiente. Lo conocemos por primera vez en Hamburgo, en un club nocturno donde ajusticia a su segunda víctima: Karl Pfann. «Llevo dos y me faltan cinco», piensa Rogan con crudeza. Allí mismo conoce a Rosalie, una prostituta de la que se encariña y que será su compañera a lo largo de la novela.

Más adelante tenemos un flashback en el que se nos cuenta cómo comenzó todo, de qué manera Michael Rogan se vio inmerso en la sangrienta acción de la Segunda Guerra Mundial gracias a su inteligencia. Es allí donde entendemos en profundidad la razón de su venganza.

Mario Puzo con el premio Óscar
Y acto seguido, de vuelta a 1955 y a la acción. Rogan sigue tachando nombres de su lista… pero entonces aparece Bailey, un agente del Servicio de Inteligencia estadounidense que sigue de cerca los pasos de nuestro protagonista y que no tiene problema con que Michael siga con su cacería… siempre y cuando haga las cosas a su manera…

La novela se lee en un santiamén. La tenía en lista de espera hacía bastante tiempo, y ahora me pregunto por qué la hice esperar tanto. La verdad es que resulta bastante entretenida, la lectura perfecta para pasar el rato entre otras lecturas más densas o extensas. Me gustó mucho, y aunque tenga un estilo más ligero que el de El padrino, fue grato volver a leer algo de Mario Puzo después de tanto tiempo.

Como nota de color, la edición es muy bonita, en tapa dura impresa y con una portada al mejor estilo de las revistas pulp que tuvieron su auge en las décadas de los 20’ y 30’.


Muy recomendable. :)