“Cuatro historias ejemplares, cuatro
parábolas sobre cómo el ciclo de las estaciones acosa los niveles más profundos
e inquietantes de la mente humana. La primavera de su vida, a la que aspira un
hombre añoso acusado de asesinato; el verano en el que un adolescente, que ha
localizado a un viejo ex nazi al que cree poder dominar, comenzó a deslizarse
hacia lo más sórdido de la corrupción moral; el otoño en el que unos muchachos,
en un viaje casi iniciático para ver un cadáver, perdieron su visión inocente
de la vida; el invierno en el que el relato de un nacimiento se convierte en
símbolo del renacimiento de la dignidad.”
Conocido de
sobra es el talento de Stephen King como novelista, y de igual manera lo es
como creador de relatos cortos, muchos de los cuales incluso han dado pie a
adaptaciones cinematográficas. Pero cuando el escritor de Maine entra en el
algo inusual terreno de la novela corta, pareciera que ambos talentos se
fusionaran para crear algo que, de antemano, sabemos que será un valor seguro.
Es como si encontráramos en un solo lugar la profundidad de la novela y la
contundencia del relato corto.
En 1982 King
compendió cuatro de estas pequeñas joyas en un libro titulado Las Cuatro Estaciones (Different Seasons),
demostrando una vez más su increíble talento e inagotable creatividad, y
callándole de paso la boca a los críticos que ya lo encasillaban con aire
despectivo en el género del terror.
En
castellano el libro apareció dividido en dos tomos, y de esta manera tuve la
suerte de conseguirlo hace ya poco más de tres años, y aunque hace poco me pude
hacer con un ejemplar que recopila las cuatro historias (que pueden ver en este link), decidí publicar las reseñas también en dos partes. Primero porque,
habiendo releído las dos primeras historias en una lectura conjunta acompañado
de mi novia :) —aunque como siempre me ha dejado atrás en varias ocasiones ;) —,
hemos hecho una pausa, y además con el fin de profundizar un poco en cada una
de las historias…
Esperanza,
Primavera Eterna: Rita Hayworth y la Redención de Shawshank: “A los veinte años le internaron en
prisión, y ahora se encarga de conseguir a los otros internos todo lo que le
soliciten, sea lo que sea. En 1949 Andy Dufresne, ex vicepresidente de un banco
y ahora condenado a cadena perpetua por el asesinato de su esposa y el amante
de ésta, le pide a Rita Hayworth.”
Ya he
mencionado en anteriores ocasiones que, en mi opinión, muchas de las mejores
letras del Maestro del Terror están en los relatos narrados en primera persona.
La historia de Andy Dufresne y la prisión estatal de Shawshank es una prueba
más.
Estamos ante
una de las narraciones más memorables del escritor de Maine, pero gran parte
del mérito de que se encuentre indeleblemente grabada en la mente de toda una
generación es del director Frank Darabont. La adaptación cinematográfica de
1994, si bien se vio opacada por Forrest Gump —culpable además de que Shawshank
se quedara con siete nominaciones al Oscar, entre ellas mejor película, y
ninguna estatuilla—, pasó a la historia como una de las mejores películas de
todos los tiempos, codeándose en los listados con El Padrino y Casablanca.
Darabont
hizo lo que rara vez, o casi nunca, sucede con la adaptación de una obra literaria:
enriqueció la
Frank Darabont |
La primera
vez que la vi no tenía idea de la génesis de la historia, pero basta leer la
obra, con esa memorable voz narradora de Red —que nos hechiza desde un comienzo
con la sencilla pero sincera y amena cadencia de sus palabras—, para darse uno cuenta
de que la magia estaba allí desde un comienzo, en las líneas escritas por King.
Darabont fue solo el prisma en el que se refractó ese potente rayo de luz.
Rita Hayworth y la Redención de Shawshank
es, como el subtítulo lo indica, un canto a la esperanza. Una oda a la amistad,
la superación, la perseverancia y la fuerza de las ilusiones que nacen del
corazón. No quisiera adelantar nada de la trama, aunque sí diré que esta va
mucho más allá de una cárcel, una condena y un grupo de presos que pasan sus
días mirando el cielo más allá de los muros con pesadumbre. La historia de Andy
Dufresne te llega al alma, y cuando ves la adaptación de Darabont, al final
terminas con el corazón en un puño, con la mirada un poco perdida y la
convicción de que, después de todo, las tormentas suelen dar paso a un cielo
azul lleno de posibilidades.
La
esperanza, nos dice Andy, es algo bueno. Tal vez lo mejor. Y lo bueno nunca
muere.
Su historia,
seguramente, tampoco morirá.
«—Zihuatanejo
—dijo Andy pronunciando la palabra con una lentitud musical—. Allá abajo, en
México. Es un pequeño lugar que queda a unos treinta kilómetros de Playa Azul.
Unos ciento sesenta kilómetros al noroeste de Acapulco, en la costa del
Pacífico. ¿Sabes lo que dicen los mexicanos del Pacífico?
Le dije que
no lo sabía.
—Dicen que no
tiene memoria. Y precisamente por eso, Red, quiero acabar allí mis días. En un
lugar cálido y sin memoria.»
Verano
de Corrupción: Alumno Aventajado:
“Un niño reconoce en un vecino suyo a un conocido nazi y usa la información
para, con refinada perversidad, abusar del anciano.”
Con el
segundo relato que compone la antología, King cambia por completo el espectro. Alumno Aventajado es un relato oscuro.
Duro, cruel y oscuro. Pero no la oscuridad a la que nos ha tenido acostumbrados
a lo largo de su trayectoria, la de los cementerios malditos, los payasos
asesinos y los coches con vida propia. En este caso es la oscuridad del alma
humana la que hace acto de presencia como real protagonista del relato.
Todd es un
“alumno aventajado” que saca solo sobresalientes, y que un día se presenta en
la casa de un ex-nazi que pasa sus días bajo la falsa identidad de Arthur
Denker. Todd sabe la verdad, y está dispuesto a aprovecharse de ella. Lo que
quiere, le explica a Kurt Dussander, es muy sencillo: quiere saberlo todo,
quiere saber lo que no cuentan los libros de historia sobre la Segunda Guerra
Mundial, la SS y los campos de concentración. Quiere saberlo todo, sin omisión
del más mínimo detalle.
Dussander
apenas puede dar crédito, pero sabe que está en desventaja, y accede a la
petición.
Es así como
comienza una extraña relación casi simbiótica en la que poco a poco ambos
parecen un par de grotescos vampiros que se alimentan el uno del otro: Todd se
atiborra de las historias del viejo, con un placer morboso, escabroso, que
parece no saciar nunca; y Kurt, septuagenario, encuentra en el chico la
compañía que no ha tenido en décadas, la compañía que un viejo como él comienza
a echar en falta a medida que sus días se acortan.
Sin embargo,
el viejo no es tonto, y pronto la balanza se inclina del otro lado… Y mientras
esto sucede, los demonios de ambos —nuevos en el chico, antiguos en el viejo—
comienzan a despertar, llevándolos a ambos a través de un círculo vicioso que
solo puede terminar mal…
La primera
vez que vi la adaptación cinematográfica, que a diferencia de la anteriormente
mencionada cambia multitud de detalles —aunque, todo hay que decirlo, cumple su
cometido, con una actuación magistral de Ian McKellen—, tampoco sabía a quién
pertenecía, pero ya en ese entonces sí era un seguidor incondicional de King,
de modo que mi sorpresa fue inmensa al ver un titular al comienzo que decía
“Basada en la novela corta de Stephen King”. Fue en un auditorio —de hecho, el
mismo donde vi The Shawshank Redemption— donde presentaban películas sin ningún
costo, y había ido a pasar el rato, sin saber que al final terminaría pegado al
asiento disfrutando como un enano una nueva historia del Maestro. Fue una
curiosa y agradable sorpresa. :)
El relato,
como dije más arriba, es más oscuro. Durante la narración suceden cosas que te
hacen parar un momento para digerir lo leído, pero sin duda es tremendamente
atrapante, y más si te gustan las historias relacionadas con la Segunda Guerra
Mundial.
«—Parte del
gozo del viejo procedía de la sensación de igualdad —prosiguió Dussander
pensativo—. Mira, el chico y el viejo se tenían mutuamente atrapados. Cada uno
de ellos sabía algo que el otro deseaba guardar en secreto. Y luego… bueno,
llegó el momento en que el viejo se dio cuenta de que las cosas estaban
cambiando. Sí. Estaba perdiendo su poder sobre el chico, todo o una parte del
mismo, según lo desesperado que pudiera estar el chico, o según lo hábil que
fuera. Y en una larga noche insomne, al viejo se le ocurrió que no estaría de
más conseguir un nuevo poder sobre el chico. Por su propia seguridad…»
Los dejo con un pequeño bonus.
Como dije al comienzo, el libro se publicó en castellano inicialmente
en dos tomos, de los cuales hay varias ediciones —incluyendo las recientemente
publicadas por el sello DeBolsillo—. He aquí las primeras que contenían los dos
primeros relatos, y que fueron subtituladas “Verano de Corrupción”:
Hay también una edición muy escasa y apetecida, de la editorial Mundo
Actual de Ediciones, que reúne los cuatro relatos, y cuya portada hace alusión
también a Alumno Aventajado:
Por último, mi colección de Different
Seasons:
¡Nos vemos en el otoño! ;)
Genial reseña, Calavera.
ResponderEliminarSinlugar a dudas, «Las cuatro estaciones» es de lo mejor de la obra de King.
Leí las novelas cortas hace muchos añosos, a fines de la década del 90, y las disfruté todas, de principio a fin.
De las adaptaciones cinematográficas solo vi «Sueños de libertad»: ¡¡pe-li-cu-lón!!
¡Saludos!
Aunque no soy muy cercano a la obra de Stephen King, si conozco varios de sus libros y hace unos años leí 'Cujo' y 'El retrato de rose madder' Muy buen blog! te felicito. Por cierto viniste al concierto de Avantasia en Bogotá? saludos!
ResponderEliminarJuan, muchas gracias por pasar y comentar! :) Sin duda alguna, Sueños de Libertad es un peliculón!!!
ResponderEliminarHM Hamster, gracias por comentar. Me alegra que te guste el blog! ;) Y no, no pude ir al concierto. :( El último al que fui fue el de Iron Maiden de 2009...
Saludos!