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domingo, 27 de julio de 2014

Canción de Hielo y Fuego V: Danza de Dragones, de George R.R. Martin

AVISO IMPORTANTE: Esta entrada puede contener SPOILERS.

“Después de una colosal batalla, el futuro de los Siete Reinos pende de un hilo, acuciado por nuevas amenazas que emergen de todos los rincones y en todas direcciones. En el este, Daenerys Targaryen, el último eslabón de la Casa Targaryen, gobierna con sus tres dragones como la reina de una ciudad construida sobre polvo y muerte. Pero Daenerys tiene miles de enemigos, y muchos se han propuesto dar con ella. A medida que ellos la buscan, un joven emprende su propio camino hacia la reina, con un objetivo diametralmente distinto... Tyrion Lannister también se dirige hacia Daenerys mientras escapa de Poniente, donde le han puesto precio a su cabeza. Sus nuevos aliados en esta huida, no obstante, no son los malhechores que aparentan ser, y entre ellos se encuentra aquel que podría impedir que Daenerys se haga del control de Poniente para siempre.

Mientras tanto, al norte se halla el colosal Muro de Hielo. Allí, Jon Nieve enfrentará el más grande de los retos: sus más acérrimos enemigos no sólo forman parte de la guardia que dirige, sino que se extienden más allá de la tenebrosa tierra de las criaturas de hielo.

De todos los rincones, enconados conflictos cobran nuevos bríos, traiciones íntimas se perpetran y un gran elenco de proscritos y sacerdotes, soldados y criaturas camaleónicas, nobles y esclavos, enfrentarán obstáculos en apariencia insuperables. Algunos fracasarán, otros crecerán en la fuerza de la oscuridad. Pero en tiempos de agitación in crescendo, los hilos del destino y la política arrastrarán a los personajes y al lector, inevitablemente, a la más espectacular de las danzas…”

¿Cómo describir la sensación luego de pasar por cinco voluminosos libros y unas 4.700 páginas de una saga que no tiene parangón en la historia de la literatura, y que rebasa de lejos las expectativas de cualquier lector, sea cual sea su preferencia literaria?

Si este libro fuera el último de la serie, seguramente sería una sensación de plenitud imposible de describir. Pero, para bien o para mal, este no es el final, a pesar de que ahora se halle más cerca que nunca.

Si al menos los dos libros que faltan ya estuvieran publicados,  pues bueno, sería una espera soportable ya que solo sería cuestión de hacerse con ellos y devorarlos en un santiamén para saber de una vez por todas cómo acaba todo. Pero, para bien o para mal, aún no han sido publicados. Es más, el sexto todavía sigue en proceso de escritura.

En suma, la sensación al terminar Danza de Dragones, el quinto libro de la monumental Canción de Hielo y Fuego, se podría describir como una serie de emociones encontradas.

Por una parte, has llegado tan lejos como se puede llegar en este momento, hecho que no se puede menospreciar porque 4.700 páginas, señoras y señores, ¡son 4.700 páginas! En mi caso, y a falta de los tomos finales, es la meta que he tenido en el horizonte desde que abordé la anhelada lectura, en marzo de 2012, de una saga de la que oía —y veía— hablar por todas partes con comentarios entusiastamente favorables en el 99.9% de los casos. Es un punto en el que de cierta manera respiras profundo y exhalas en medio de un estado de shock. No obstante, quien se haya preparado para grandes eventos en este quinto tomo —como fue mi caso—, eventos como los de Tormenta de Espadas, por ejemplo, quizá se pueda sentir un poco desilusionado. Pasan un sinfín de cosas, sí, y no son pocas las sorpresas que depara esta entrega, pero a medida que avanza la historia todo parece acercarse a un clímax que promete ser devastador, pero que al final solo queda en eso: una promesa para lo que vendrá en el sexto tomo, Vientos de Invierno.

Se me viene a la mente una imagen con el conjunto de todos los personajes que nos han tenido atrapados todo este tiempo acercándose rápida e inexorablemente a un abismo, para luego quedar suspendidos en el borde, en esas páginas finales que nos dejan conteniendo el aliento. 

Pero retrocedamos un poco y comencemos las cosas por el principio. :P

No sobra en este punto advertir de nuevo al hipotético lector que esta entrada puede contener SPOILERS. Aunque no desvele hechos vitales, sí puede haber datos que den una idea de lo que acontece, o incluso la sola mención de un personaje nos puede indicar que este o aquél sigue vivo… Así que quedas advertido. ;)


Portada de la edición de Gigamesh


Tal como comentara en su momento en la entrada dedicada al cuarto volumen, Festín de Cuervos, éste y Danza de Dragones podrían considerarse en realidad como un solo tomo. Ambos comienzan donde termina el tercero, Tormenta de Espadas: Festín se centra en los hechos que acaecen en la zona central y sur de Poniente, junto con las islas y regiones cercanas, y en Braavos. También tendremos algunos capítulos dedicados a las Islas de Hierro y Dorne.

En Danza de Dragones sabremos más del resto de los personajes alejados del epicentro de acción de Poniente. El Norte, Braavos, Meereen, etc. Aun así, llegado un punto, la trama de este se une con la de Festín, y todo terminará con una única línea argumental.

Daenerys Targaryen
Aunque el mismo Martin habla un poco al respecto en las introducciones de ambos libros, en este enlace de la página “Los Siete Reinos”, puedes saber más a fondo las razones que tuvo para decidir separar en dos las tramas, en lugar de dejarlas juntas y partir por la mitad la línea argumental llegado un punto más o menos razonable. A pesar de que el escritor mismo no lo deja traslucir, tal parece que se lió un poco y que, aunque parezca increíble viniendo de él, el monstruo que creó se convirtió en algo más grande de lo que pensaba. De todas formas es algo comprensible tratándose del nudo de la historia; es de suponer que el comienzo y el desenlace son pasos más transitables…

En todo caso, es lo que tenemos; así lo concibió el escritor, y así ha sido publicado, y la verdad es que el resultado es de igual calidad a la que nos ha tenido acostumbrados el escritor nacido en New Jersey.

Confieso que el año pasado, cuando comencé Festín, estuve tentado de leer ambos libros a la par. Existe una guía para leerlos de esa manera, de tal forma que no vas a estar cientos de páginas sin saber nada de alguno de tus personajes favoritos, pero al final decidí leer uno por vez. Supongo que la idea de estar con dos tochos entre manos me intimidó…

Danza de Dragones, como dije anteriormente, comienza donde terminó Tormenta de Espadas, y sus capítulos están dedicados a todos esos personajes que echamos de menos —por montones— en Festín de Cuervos: Tyrion, Daenerys, Jon, Bran, Davos, Theon… Además, nos encontraremos con una buena cantidad de capítulos dedicados a personajes aparentemente secundarios, cuyo título no lleva el nombre del personaje en cuestión, como sucede normalmente, sino un título que refleja el contenido del capítulo, y que nos permiten vivir de primera mano otros hilos de esta inmensa trama. Campiacapas, La niña fea, El domador de dragones y El caballero olvidado son solo algunos de los títulos.

Después de ochocientas páginas de Festín, la verdad era que ya no aguantaba la ansiedad por saber de Jon, Tyrion y Daenerys… Aun así, como decía más arriba, esta quinta entrega solo nos deja a las puertas de esos hechos trascendentales que estábamos esperando…

Jon Nieve, ahora elegido Lord Comandante de la Guardia de la Noche, tiene que lidiar con un aspirante a rey y su bruja roja, y con lo que queda de las huestes salvajes tras la guerra librada al norte del Muro, mientras que, al mismo tiempo, la sombra de los espectros se yergue sobre él como un mal presagio.

Tyrion, parricida proscrito, inicia un viaje que lo llevará por gran parte de las Ciudades Libres, en medio de una serie de venturas y desventuras plagadas de sorpresas y giros inesperados.

Daenerys hace lo que prometió al final de Tormenta: reinar. Pero no es fácil, nada fácil. La supuesta paz que ha traído a Meereen está manchada de sangre, hambre y pobreza, y para colmo debe lidiar con los pretendientes que quieren ganarse el privilegio de gobernar a su lado el reino por el que ella ha luchado tanto.

Más allá del Muro, Bran continúa su búsqueda del cuervo de tres ojos, acompañado del incondicional Hodor y los fieles Jojen y Meera Reed…

Intrigas, pactos y traiciones se tejen aquí y allá, y cada trama parece tener subtramas interminables, pero solo algo está fuera de toda duda: el Invierno no solo se acerca; ha llegado. Y el frío se deja sentir a lo largo de los Siete Reinos. Un frío que no tiene piedad y parece meterse más allá de tus huesos hasta helarte las entrañas, el alma y el corazón.

En el último tercio del libro, como dije antes, los dos hilos argumentales se unen, y lo que sucede tanto en Poniente como en las Ciudades Libres nos deja con la miel en los labios.


George R.R. Martin en la Comic Con San Diego 2014


Festín de Cuervos y Danza de Dragones resultan claramente ser libros de transición. Creo que quienes hayan echado en falta en estas dos entregas la acción trepidante de los tres primeros, y que de hecho hayan considerado que George R.R. Martin desmejora el nivel presentando al comienzo, deberían tener esto muy presente: estamos en el nudo de la historia y, tras la tormenta de espadas vivida en la tercera entrega, todas las piezas se están reacomodando para un sexto volumen que promete ser uno de los mejores de la serie. Seguramente allí se pondrá toda la carne en el asador y nos dejará a todos desmadejados en el suelo presas de convulsiones. :P

Todo en Danza de Dragones queda en un punto álgido, prácticamente todos los personajes quedan ad portas de eventos trascendentales, algunos entre la espada y la pared, y otros cuantos con la muerte aleteando sobre ellos como una maldición.

Así que, retomando la pregunta que abre la entrada, ¿cómo describir la sensación al terminar este quinto tomo? Bueno, aún tengo frescas en la mente multitud de imágenes y emociones vividas en esas casi 1.100 páginas, pero no quiero ni pensar lo que será la espera. Vientos de Invierno, que se nos había prometido para este año, saldrá con suerte en el segundo semestre de 2015, en inglés. En castellano, quizá en 2016… Ya viví una espera similar con La Torre Oscura, de Stephen King, y no es agradable, la verdad. A veces el punto final parece muy, muy lejano. En estos momentos, somos millones los que rogamos a los siete dioses por que le sea concedida la vida eterna a mi tocayo George. O al menos una vida muy longeva libre de Alzheimer. :P

¿Qué hacer mientras tanto?

Podemos ver la serie, de la cual hace poco terminó la cuarta temporada. Por mi parte me falta ver los últimos cinco capítulos. Es un consuelo. Pero lo mejor, sin duda, es que nuestro amigo Martin ha venido publicando adelantos de Vientos de Invierno en su página web. Y el total de capítulos suma nada menos que nueve!!!! :D Ese es un consuelo aún mayor. Seguramente seguiremos con la miel en los labios, porque Martin no va a adelantarnos hechos trascendentales, estoy seguro, pero será una buena forma de aliviar la espera.

En el antes mencionado portal “Los Siete Reinos” han venido publicando dichos adelantos en castellano, por lo cual debemos estar agradecidos. Siguiendo este enlace encontrarán el listado de capítulos.

Ahora solo queda esperar y guarecernos del frío. Como leí por ahí, los Stark deberían ir consiguiendo otro lema, porque el invierno ya llegó.


;)




domingo, 20 de julio de 2014

Rabia, de Stephen King (bajo el seudónimo de Richard Bachman)

“Un adolescente al borde de la locura toma veinticuatro rehenes en un colegio. Los intentos de encontrar una salida pacífica por parte del profesorado y la policía resultan vanos. Mientras, los jóvenes retenidos se contagian gradualmente del frenesí de violencia que les impone su captor. Cada palabra, cada acto, se convierten en descarnadas acusaciones contra un sistema de enseñanza corrupto y un modelo de familia basado en la hipocresía, que obligan a los jóvenes a reprimir sus sentimientos para convertirlos en carnaza de una sociedad que les devorará implacablemente…”

Entre 1977 y 1984 Stephen King publicó cinco novelas con el seudónimo de Richard Bachman. Según el escritor de Maine, hubo dos razones por las cuales terminaron desenmascarándolo: en primer lugar, porque los cuatro libros iniciales estaban dedicados a personas cercanas a él, y en segundo lugar, porque su nombre apareció en los formularios del registro de propiedad de uno de los libros.

Las razones que tuvo, si es que acaso un escritor debe exponer sus razones para publicar un libro, fueron el hecho de que King publicaba sus novelas a un ritmo un poco más acelerado de lo normal, debido a lo cual sus editores temían poder saturar el mercado con su nombre. Por otra parte, y a pesar de esto último, King realmente deseaba compartir esas otras novelas con el público, aunque fuera con otro nombre, por lo que, en sus propias palabras, «…era a Bachman a quien yo recurría cuando necesitaba desahogarme. Sin embargo, eso no explica por qué experimentaba la incesante necesidad de publicar lo que escribía aunque no precisara dinero.»

El supuesto Richard Bachman
Stephen King considera que sus novelas firmadas con seudónimo son sinceras: «Por lo menos, las escribí con el corazón, y con una energía que ahora sólo puedo imaginar en sueños.» Y añade, para terminar, que quizá habría publicado las cinco novelas con su propio nombre «si hubiera conocido un poco mejor el mundo editorial... Sólo las publiqué entonces (y permito que se reediten ahora) porque siguen siendo mis amigas.»

Curiosamente, hasta hubo una biografía ficticia de Richard Bachman, la cual nos dice que “nació en la ciudad de New York en los años 40. Después de graduarse en la secundaria, se unió a la Guardia Costera, y navegó con la marina mercante por aproximadamente diez años. Finalmente se instaló en la zona rural de New Hampshire, dividiendo su tiempo en escribir novelas y atender su pequeña granja. Él y su esposa, Claudia Inez (a quien está dedicada Thinner), tuvieron un solo hijo, que murió a la edad de seis años, ahogado en un pozo.”

Más tarde, cuando Stephen King quedó en evidencia, se dijo que Bachman había muerto de una extraña enfermedad llamada “cáncer de seudónimo”.

Rabia, cuyo título original era Getting It On, fue la primera de esta serie de novelas publicadas con seudónimo y, de hecho, fue escrita antes de Carrie, la novela con que debutó el escritor de Maine y cuyo éxito lo lanzó a la fama. Narra la historia de Charles Decker, un estudiante de secundaria con ciertos desórdenes mentales que un día, harto de un esquema social en el que se siente aprisionado, decide abrir fuego contra algunos profesores y secuestrar a sus propios compañeros en el salón de clase.

Primera edición en USA
Con esta pequeña descripción, es inevitable rememorar la cantidad de sucesos similares que han acaecido en escuelas de los Estados Unidos, algunos de los cuales se vieron íntimamente vinculados con la novela del escritor nacido en Maine. Desafortunadamente, Rabia terminó siendo culpada, de manera directa o indirecta, por algunas de las masacres, dado que en varios casos los victimarios dijeron haber leído la novela e, inclusive, un ejemplar de la misma fue hallado entre sus pertenencias.

Culpar a una obra literaria del comportamiento de un individuo resulta disparatado; las víctimas fatales seguramente habrían terminado igual con o sin libro. Pero al final el mismo King renegó de su obra y prohibió su distribución y reedición. Mucho se ha hablado del tema, y no son pocos los que opinan que la decisión de King era innecesaria, pero a fin de cuentas esto solo ha logrado que el interés por el libro aumente.

En este orden de ideas, para el coleccionista o Lector Constante del Maestro del Terror, Rabia resulta un ítem especialmente apetecido. En castellano (y es de suponer que en inglés también) la novela es realmente muy difícil de conseguir, y son muchos lectores los que al final se ven obligados a optar por leer la obra en alguna de las versiones digitales que pululan por la red. En castellano, hasta donde sé, solo existen cinco ediciones: dos editadas por la editorial Martínez Roca (una de las cuales, en tapa dura con sobrecubierta, tal vez sea la más difícil de todas); una de la colección pocket roja de Plaza & Janés; otra que hace parte de la colección española Orbis Fabbri, y una última reedición (que al día de hoy sigue sorprendiéndome que exista) a cargo de la editorial DeBolsillo, un sello de Random House Mondadori.






Yo, afortunadamente, tengo dos: uno de Debolsillo y uno de Martínez Roca. Este último lo ansié por años, pues se trata nada menos que de la primera edición en castellano. Al final terminó en mis manos de la manera menos esperada: como regalo en una fecha especial de alguien a quien adoro. ;)




Con estos antecedentes, es inevitable sentirse honrado de poder leer el libro en papel (y no en un insulso PDF ante la pantalla de un computador). En este caso fue una relectura, en la cual mi concepto del libro se mantuvo, llegando a la conclusión de que, sin duda, se trata de una excelente novela que da mucho para pensar.

Haciendo aparte todos los hechos funestos que siempre rodearon a la novela tras su publicación, a medida que uno avanza en la historia se da cuenta de que en realidad estamos ante una crítica dura y directa a la sociedad, a la hipocresía de un supuesto orden establecido que, en muchos casos, lo único que hace es reprimir a la juventud y hacerla más vulnerable aún, si cabe, a sus propios miedos. No es de extrañar que los propios compañeros de Decker terminen sumándose a su causa a medida que pasan las horas, mientras los alrededores del colegio se llenan de policías, medios de comunicación y un sinfín de curiosos ávidos de sangre.

Stephen King tenía unos veinticinco años cuando escribió esta historia, y es de sorprender la forma en que plasmó una situación que de otra manera habría resultado monótona y aburrida.

Charles Decker abre su corazón y expone a sus compañeros, en medio de retazos sueltos de los hechos más trascendentales de su vida, el porqué ha llegado a esa situación límite, a ese callejón sin salida, sin importarle en realidad otra cosa que no sea gritar bien alto al mundo su protesta contra lo establecido. A medida que pasa el tiempo, otros terminan relatando en voz alta sus propios miedos, sus temores, su incertidumbre ante un futuro que se abre ante ellos bajo la sombra de la presión que ejercen la escuela, el gobierno, la ley e incluso su propia familia. Llega un momento en que, de alguna manera, vemos en un espejo al adolescente que fuimos en el pasado, con sus respectivas dudas e inquietudes.

Al final el crescendo nos llevará a un desenlace inevitable, no sin antes lograr que nos cuestionemos las razones por las que, aún hoy en día, la sociedad cojea por innumerables puntos, y los jóvenes siguen siendo carnaza de un orden que no los trata como se merecen.

Sin lugar a dudas, una novela imprescindible en la obra del autor, y unas de las mejores publicadas bajo el seudónimo de Richard Bachman.