“La vida de Ig Perrish es un verdadero
infierno desde que su novia Merrin fuera asesinada un año atrás, en un episodio
que si bien le fue ajeno tendió sobre él un manto de sospechas que nunca pudo
sacudirse. Una mañana, después de una fuerte borrachera, se encuentra con unos
cuernos creciendo en su frente. Con el pasar de las horas descubrirá que tienen
un extraño efecto en la gente: les hace contarle sus más oscuros deseos y
secretos. Así, Ig se entera de que todo el pueblo, incluso sus padres, creen
que él fue quien mató a Merrin. Tras el desconcierto de los primeros momentos,
Ig aprenderá a sacar ventaja de ser el mismísimo diablo… Joe Hill, príncipe del
terror y autor prodigio de la exitosa novela El traje del muerto, vuelve a
ponernos los pelos de punta con esta extravagante, original e imaginativa
historia, en la que todo es, aparentemente, extraño e inexplicable.”
Tras nada
menos que dos años esperando ser leído en mi biblioteca, llegó el turno de leer
el tercer trabajo de Joe Hill, el Príncipe del Terror, mote que se ha ganado
por ser, como ya todos saben, el hijo del Rey del Terror, Stephen King.
Y es que por
mucho que haya tratado de hacerlo pasar desapercibido en un comienzo, Joe
siempre tendrá a su padre sobre él como una sombra imperecedera. No obstante,
hay que reconocer sin lugar a dudas que Hill se ha abierto camino por su propia
cuenta, ganándose a pulso un lugar entre los mejores escritores de terror
contemporáneos. Ha trabajado, y duro, y su reconocimiento se lo ha granjeado de
la mejor manera, con trabajos de gran calidad, tanto en el campo de la
literatura como en el del cómic, donde ha llevado a cabo un excelente trabajo con
Locke & Key, junto al ilustrador
chileno Gabriel Rodríguez, y La Capa, basado
en uno de sus relatos cortos.
Tras una
antología que le sirvió de debut (Fantasmas),
y que ya fue reseñada en este blog, y una novela (El Traje del Muerto), Cuernos
llega como su tercera publicación en el campo de la literatura. ¿Por qué
permaneció en mi biblioteca durante dos años? Bueno, cada vez me queda menos
tiempo para leer, y además de eso cada libro parece tener su momento. A veces
un libro pide a gritos ser leído y te llama desde su lugar en la estantería,
otras veces simplemente barajas varias opciones y al final una resalta por
encima de las demás. En este caso, una lectura en conjunto en un grupo de literatura
del cual soy creador y administrador (Readers United) fue lo que finalmente me
impulsó a comenzar con no pocas expectativas. La idea de compartir con otras
personas detalles del libro, sensaciones, opiniones y demás, todo ello al calor
de la lectura, es una muy buena experiencia.
En lo que
concierne a la historia como tal, el comienzo fue fulminante. De verdad me
enganchó desde el principio y superó con creces lo que había esperado. Había
leído críticas muy dispares sobre el mismo, y si a ello le sumo el hecho de que
Fantasmas no me gustó mucho que
digamos, se entenderá que comenzara el libro con ciertas reservas. Confieso que
sigo teniendo sentimientos encontrados con Joe Hill. El Traje del Muerto lo leí hace varios años. Fue una lectura muy
rápida, muy ágil, y si bien me gustó mucho, no me deslumbró. Fantasmas ya fue mucho más irregular. Hay
unos relatos rematadamente buenos. Otros me parecieron sin pies ni cabeza, y
otros tantos me dejaron la sensación de ser ideas muy buenas pero pésimamente aprovechadas.
Cuernos, como dije, arranca supremamente
bien, con esa prosa ágil y contundente a la que nos tiene acostumbrados Joe
Hill.
Ignatius
Perrish se despierta un día luego de una terrible borrachera con unos cuernos
incipientes descollando de su frente. Todo es tan absurdo que apenas lo puede
creer. Los recuerdos de la noche anterior son sumamente difusos, por lo que por
momentos cree estar aún siendo víctima de un mal sueño.
A medida que
avanzan las primeras páginas Ig se da cuenta de que los cuernos ejercen una extraña
influencia sobre las personas: de alguna manera, estas se ven impulsadas a
contarle los más íntimos secretos de su vida. Por momentos me recordó ciertas
cosas de una novela clásica de su padre, La
Zona Muerta, aunque los poderes
de Johnny Smith son a otro nivel. Los
hechos se suceden rápidamente y cada encuentro de Ig con la gente resulta
sumamente interesante, más aún cuando se trata de personas que conoce, amigos,
familiares, etc., cada uno de los cuales le revela cosas de su intimidad con el
más desenfadado desparpajo.
El
misterioso asesinato de su novia un año atrás no tarda en convertirse en tema
central de la novela, e Ig irá descubriendo que muchas personas en el pueblo lo
consideran culpable del crimen, incluso su propia familia. Los cuernos que van
creciendo en su frente de manera inexorable, dotándolo de ese extraño poder,
serán la clave para que Ig descubra la verdad y logre enfrentarse de una vez
por todas a su pasado.
La historia
hasta ahí va muy bien, y en general fue una obra que disfruté bastante, pero la
verdad es que esa fuerza con que arrancó no permaneció a lo largo de sus más de
cuatrocientas páginas. Al comienzo me dio la impresión de que estaba ante una
novela llena de acción, pero realmente Cuernos
es una novela más intimista, más centrada en los personajes y en su pasado.
Esa celeridad del inicio va remitiendo y comienzan flashbacks y reminiscencias
que nos llevan a un nivel más profundo en el desarrollo de los personajes.
La novela contiene
algunos de los pasajes más emotivos que le he leído a Joe Hill, y la trama está
muy bien estructurada y desarrollada. La recta final se me antojó un poco
enrevesada, pero hace gala de escenas realmente imponentes, sugerentes a la
imaginación. El final me dejó con ganas de saber más, y con la sensación de que
me quedó faltando algo. Aunque la prosa de Joe Hill engancha y deslumbra, sigo
sintiendo que está en deuda conmigo. Aún me hace falta leer algo de él que me
haga exclamar un “Uaaauu” al final, una novela que permanezca en la retina de
mi imaginación después de terminar.
Todo parece
indicar, por las críticas que he leído, que NOS4A2,
su última obra, va a ser esa novela de la que hablo, la que me haga
contener el aliento, pero habrá que aguardar a que llegue a nuestro país.
Ahora bien, quisiera
mencionar un detalle insustancial que no obstante a mí no me pasó
desapercibido. No soy un santurrón ni un mojigato, pero el uso de la palabra “follar”
terminó pareciéndome un poco excesivo. Es verdad que su traducción no puede ser
otra en nuestro idioma, pero confieso que en castellano es una palabra que me
parece fea. Es normal verla en la literatura (en el cine o la televisión brilla
por su ausencia en los países latinoamericanos), pero en esta novela llegó a
usarse tantas veces que por momentos me daba la impresión de que Joe Hill
pretendiera parecer chocante a propósito, como si quisiera producir una
reacción en el lector aunque fuese a costa de palabras o acciones
desagradables. Fueron tantas las veces en que leí la palabreja de turno que al
final logró molestarme. En fin, es solo una apreciación personal, pero creo que
si hubiese recibido unas monedas cada vez que la palabra aparecía, tendría
suficiente dinero para comprarme el nuevo libro de Stephen King. :P
En
conclusión, una buena novela, con escenas memorables y pasajes finamente
narrados. Recomendable.
Los dejo con
el tráiler de la adaptación cinematográfica:
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