“Octubre de 1962.
En una pequeña localidad de Nueva Inglaterra la sombra de un hombre se cierne
sobre un niño que juega ensimismado con sus soldaditos. Cuando Jamie Morton
levanta la vista, ve una figura imponente. Se trata de Charles Jacobs, el nuevo
pastor, con quien pronto establecerá un estrecho vínculo basado en su
fascinación por los experimentos con electricidad.
Varias décadas más
tarde, Jamie ha caído en las drogas y lleva una vida nómada tocando la guitarra
para diferentes bandas por bares de todo el país. Entonces vuelve a cruzarse
con Jacobs —dedicado ahora al espectáculo y a crear deslumbrantes «retratos de
luz»—, y este encuentro tendrá importantes consecuencias para ambos. Su vínculo
se convertirá en un pacto más allá incluso del ideado por el Diablo, y Jamie
descubrirá que «renacer» puede tener más de un significado.
Esta inquietante
novela, que se extiende a lo largo de varias décadas, muestra uno de los más
terroríficos finales que Stephen King haya escrito jamás. Es una obra de arte
del maestro de contar historias de nuestro tiempo, en la tradición de
Hawthorne, Melville o Poe.”
En septiembre de 2015 salió a la venta en castellano la
que hasta hace unos días era la novela más reciente de Stephen King en nuestro
idioma (desde hace un par de semanas ese título lo ostenta Quien pierde paga). Y el lanzamiento llegaba con toda notoriedad acompañado
de esta deslumbrante frase: “Prepárate para el final más oscuro,
inquietante e inolvidable de cuantos ha escrito Stephen King”.
Esa afirmación no dejaba de ser bastante pretenciosa e
incluso arriesgada teniendo en cuenta que a Stephen King se le conoce como el
Maestro del Terror. Así que ¿la novela con el final más terrorífico del maestro
de lo macabro? Eso era mucho decir. Como decimos por estos lares, eso era
“tirar el chorro muy alto”. Sin embargo, en su momento decidí brindarle el
beneficio de la duda. ¿Por qué no?,
me dije. Stephen King lleva más de
cuarenta años sorprendiéndonos. Cualquier cosa puede pasar…
Más adelante, cosa curiosa, comencé a ver los
comentarios más dispares que he visto en mi vida relacionados con una obra de
Stephen King. A unos les había gustado mucho, e incluso a algunos les había
fascinado. Otros, incluyendo un querido amigo que siempre recuerdo en relación
a Revival (Antonio Tomé, de España),
despotricaron y renegaron a más no poder. En el caso de Antonio, que nos tuvo
al tanto del desarrollo la lectura a través de sus publicaciones en Facebook, su
descontento llegó a tal punto que en un momento determinado afirmó sentirse
literalmente “indignado” con “semejante bodrio”. :P
Yo, mientras llegaba mi anhelado ejemplar, simplemente
observé con cierta curiosidad el intercambio de opiniones radicalmente
opuestas. No obstante, evitando cualquier prejuicio, abordé la lectura con las
mismas altas expectativas generadas por cualquier obra nueva de mi escritor
favorito. :)
De entrada la portada de la edición en castellano me
encantó. Y la dedicatoria, donde Mary W. Shelley, la creadora de Frankenstein, encabeza una lista de
grandes escritores del género, ya daba mucho para pensar. ¿Existía una relación
entre Revival y la historia del Moderno Prometeo? Eso estaba por verse.
La novela está escrita en primera persona, lo que para
mí ya auguraba una lectura amena. Y es que podría afirmar que las historias de
Stephen King narradas de esta manera ocupan varios puestos en el ranking de su
obra entre sus asiduos lectores. Basta nada más echar un vistazo a títulos como
La milla verde, 22/11/63, Un saco de
huesos, El cuerpo, Rita Hayworth y la redención de Shawshank, Duma Key,
Joyland, 1922, Rabia, entre otros. Creo que la narración en primera persona saca
la voz narrativa más hechizante e íntima del escritor de Maine.
Revival cuenta la historia de Jamie Morton y de Charles Jacobs, y de los
sucesivos y trascendentales encuentros que ambos tendrán a lo largo de sus
vidas. El primero de estos, y que marcará de por vida al pequeño Jamie, ocurre
cuando este tiene solo seis años y Jacobs, el nuevo pastor de la iglesia, llega
al pueblo con su especial magnetismo y carisma, granjeándose el cariño y la
confianza del pueblo, incluida la familia Morton. Pero lo único que le interesa
a Jacobs no es predicar y vivir una vida tranquila en Harlow. El pastor es un
aficionado de la electricidad.
A raíz de un hecho lamentable, la vida de ambos se
separa. Jacobs se va del pueblo y pasarán varias décadas para que Jamie Morton vuelva
a tener noticias del pastor. Tras una serie de duras etapas en su vida, en una
de sus correrías un día se encuentra con un cartel que anuncia “Las Reviviscencias
del Reverendo Charles Jacobs”. Es allí donde el hilo del destino se vuelve a
unir y la historia de ambos se verá fuertemente ligada. El hecho de que la
electricidad esté de por medio en esta nueva faceta del pastor no sorprende a
Jamie, pero pronto su curiosidad por los tejemanejes del reverendo Jacobs se
tornará en preocupación a medida que el trasfondo de su larga historia salga a
la luz…
Las primeras cien páginas de la novela, contrario a la
impresión de muchos (y esto es una prueba de lo que hablaba más arriba), me
gustaron bastante. Lograron engancharme sin ninguna dificultad con la historia
y los personajes. Entiendo que a muchos la lectura de Revival se les antojó llena de hechos aparentemente sin
trascendencia que podrían haber sido excluidos. Sin embargo, aunque debo
admitir que King se fue por las ramas en no pocas ocasiones, la lectura me
resultó amena en todo momento. Si bien una cantidad importante de páginas,
especialmente en la primera mitad, fueron dedicadas a la cotidianidad de los
personajes, yo las disfruté mucho.
No obstante, esa rimbombante frase seguía inflando el
final, y a medida que me acercaba a él fue inevitable verme contagiado por esa
excesiva expectativa sobre lo que depararía el desenlace. Para colmo, si sumas
Mary W. Shelley, a quien está dedicado en primer lugar el libro, y la palabra «electricidad»,
es imposible no hacer conjeturas.
En todo caso, para no rozar el límite del spoiler, en
las últimas cien páginas aceleré la lectura y todo, para mí, pareció ir en una
dirección. Estuve comentando la lectura con Diego Bialos, un gran amigo de
Argentina, que ya había terminado el libro y afirmaba que el final era
increíble. A esa altura ya había comenzado a visualizar en mi mente un muy
probable final para Revival, con la
famosa dedicatoria en mi cabeza resonando una y otra vez.
En el medio, edición limitada, con pajuela dorada incluida. |
Pues bien, finalmente todo se fue en una dirección bastante
diferente y eso me dejó un poco desubicado. Diría que terminó siendo más de la
atmósfera de otro escritor de la misma región que estaba más abajo en la lista
de dedicatorias. Aún no termino de decidir si me gustó o no, pues por momentos algunos
acontecimientos me parecieron inverosímiles. Me quedo con la lectura amena que
fue para mí la novela en general, los hechos interesantes, los tramos espectaculares,
el argumento en sí y la gran tensión final (donde debo decir, en favor de Revival, que hubo una escena realmente
aterradora).
Aún sigo viendo comentarios desfavorables acerca de esta
obra, pero claramente no pertenezco a ese club. A mí me gustó. :)
«Al menos en un
sentido nuestras vidas son ciertamente como las películas. El elenco principal
se compone de la familia y los amigos. Los actores secundarios son los vecinos, los
compañeros de trabajo, los profesores y los conocidos.
[...]
»Pero a veces
entra en nuestra vida una persona que no encaja en ninguna de estas categorías.
[...]
»Cuando pienso en
Charles Jacobs —mi quinto en discordia, mi agente del cambio, mi
maldición—, se me hace imposible creer que su presencia en mi vida tuvo
que ver con el destino.»