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viernes, 21 de octubre de 2016

Tierra de Nadie, de Sebastián Elesgaray

“El planeta tal cual lo conocemos ya no existe. Ha sido asolado por bestias de otro mundo. La comida y el agua son escasas; no hay acceso a la medicina y el enemigo acecha en cada rincón. Un grupo de jóvenes coincide en un Pasaje de la ciudad de La Plata. Entre ellos surgirá la amistad, la solidaridad, y agazapada, la traición. Y cada uno deberá enfrentar sus propias decisiones para lograr sobrevivir en esta tierra de nadie.”

Sebastián Elesgaray no es para mí un escritor cualquiera. Y no lo es por la sencilla razón de que es mi amigo. Por tanto, esta tampoco será una reseña cualquiera.

A Sebastián lo conocí en el foro de Ka-Tet Corp., portal dedicado a Stephen King, el aclamado escritor de Maine reseñado en múltiples ocasiones en este blog. En un comienzo, como en tantos casos en el foro del portal, nuestra amistad comenzó a través de opiniones y comentarios compartidos en las diferentes temáticas del foro, y más tarde gracias a nuestro mutuo interés por la escritura. Ambos éramos (y somos) Breakers, lo que en el Ka-Tet  significa  hacer parte del “lado oscuro” y ser los antagonistas de los Pistoleros. Todo como parte de una especie de batalla lúdica y dialéctica que resultaba bastante divertida y que servía para múltiples propósitos dentro de la interacción del foro.

En el Ka-Tet (literalmente “grupo del destino” en la Alta Lengua hablada en La Torre Oscura) yo era conocido como “AriakasSkull” y Sebastián como “Flagg1347”; mi avatar era una calavera (de ahí que más tarde me quedara el apodo) y el de Sebastián, como su nick lo indicaba, una imagen de Randall Flagg (personaje oscuro de la obra de Stephen King). De esta manera, a través de un nick y un avatar, muchos seguidores del Maestro del terror confluimos en un lugar donde podíamos hablar largo y tendido de aquello que tanto nos gustaba, conformando de la nada amistades con personas ubicadas a miles de kilómetros de distancia.

Yo ingresé al foro en octubre de 2009, y en 2010, cuando creé cuenta en Facebook, gran parte de esas personas que hasta el momento eran solo un nick y un avatar, pasaron a ser más de “carne y hueso” a medida que esta red social servía para comunicarnos de una forma más directa y en tiempo real. En noviembre de ese mismo año nació el Blog de Calavera, y este “mundo bloguero”, al cual Sebastián también pertenecía, sirvió para entablar un lazo de amistad más estrechamente ligado a la escritura. Sebastián leyó algunos de mis relatos y yo algunos de los suyos, y se fue dando esa interesante retroalimentación entre aspirantes a escritores con el género del terror como común denominador.

Recuerdo que uno de sus relatos, al cual le he perdido el rastro, tenía un personaje con mi nombre: George Valencia. Por supuesto, disfruté esa historia por partida doble. Fue una gratísima sorpresa enterarme, dos o tres años después de eso, de que Sebastián publicaba su primera novela a través del sello Blok de la editorial Ediciones B. Creo que pocos podemos decir que en algún momento fuimos los protagonistas del relato de un escritor de terror. ¡Ja! :P

La solapa del libro nos cuenta que mi amigo nació el 30 de julio de 1985 en Bragado, Argentina. Atraído por la literatura desde muy joven, se convirtió en un ávido lector. Queriendo narrar sus propias historias, comenzó a escribir, y más tarde se estableció en La Plata para iniciar la carrera de Comunicación Audiovisual. Tras cinco años de estudios, comenzó a publicar relatos en su blog personal. Fue partícipe de grupos y talleres virtuales de escritura, concursos a nivel nacional e internacional, y realizó colaboraciones para diversas revistas. En el año 2012 ingresó al taller literario del escritor Leo Batic. A partir de allí, movido por la idea de narrar una historia distópica y post-apocalíptica que ocurriera en su propio país, empezó poco a poco a darle forma a su primera novela, Tierra de Nadie.

La novela se publicó en 2014, y el 17 de julio de 2015 Sebastián nos escribió a Tulio Fernández (del blog Letras bizarras), a Mauro Vargas (del blog Léase a plena noche) y a mí, tres amigos suyos colombianos conocidos todos por el gran interés por la escritura y por Stephen King, para darnos la siguiente noticia: quería obsequiarnos sendos ejemplares de su novela, pagando él mismo los gastos de envío, para deleite nuestro y en nombre de nuestra amistad. No sirvieron nuestras objeciones acerca de correr con el monto del envío y los libros mismos, valorando como lo hacemos el gran trabajo que supone escribir una obra y lo merecido que es ser remunerado por ello. Habíamos visto con grata sorpresa la noticia de la publicación de su novela, por lo que hacía mucho estábamos deseando leerla.


Sebastián Elesgaray

No obstante, Sebastián fue determinante acerca del dinero, de manera que no se dijo más. Acto seguido realizó el envío de los tres libros; Tulio los recibiría y se encargaría de hacernos llegar a Mauro y a mí nuestros ejemplares. Hubo mientras tanto conversaciones bastante interesantes en el grupo creado por Sebastián en MSN, sobre el mundo editorial, el trabajo que implica una novela, corregirla, darla a conocer y finalmente publicarla.

Pero pasaron dos meses, y el preciado envío no llegó. Comenzamos a preocuparnos y Sebastián empezó a gestionar la reclamación, hasta que en noviembre por fin recibió noticias: el paquete había llegado a Colombia pero se había presentado un error en la dirección de entrega, por lo que lo enviaron de vuelta a su país. La buena nueva llegó poco después de que se confirmara mi visita al país austral para fin de año, un viaje anhelado por muchos años a raíz de mi amistad con tantas personas de Argentina. Hablé con Sebas sobre la posibilidad de reunirnos y de paso recibir en persona los ejemplares. Sería un gratísimo encuentro. Sin embargo, pronto resultó claro que para la fecha en que yo estaría en Buenos Aires él no podría desplazarse desde La Plata, su ciudad de residencia, debido a la alta carga laboral. Por tanto, me informó que para asegurarse de que llegaran a mis manos los había dejado en manos de nuestra amiga Laura Fonseca, quien se encargaría de custodiarlos hasta mi llegada.


Mi ejemplar

El 20 de diciembre, ya en Buenos Aires, hablé con Sebas, quien me confirmó que sería imposible nuestro encuentro. Una verdadera lástima, pero que queda como deuda pendiente para una próxima visita a ese querido país. Al día siguiente, finalmente recibí los libros de manos de Laura (firmados y dedicados por el autor, por supuesto), en un memorable encuentro con ella y con otro gran amigo: Adrián Granatto.

Toda una travesía para poder tener los libros en nuestro poder, pero que por esas cosas del destino se dio en unas circunstancias muy especiales. Tanto como lo son estos lazos de amistad de los que hablaba más arriba, creados a raíz de una pasión que corre por las venas. Amistades que son un gran tesoro.


Firma y dedicatoria de puño y letra del autor

Una vez regresé a Colombia me encargué de enviarle a Mauro y Tulio sus ejemplares, que no tardaron mucho en devorarlos, como saciando un hambre largo tiempo contenida. El más demorado fui yo, que recién lo leí en junio pasado. Le debía a Sebastián esta reseña, como le prometí desde el momento en que nos anunció su regalo, y creo que esta también fue una de las razones por las cuales saqué al Blog de Calavera del estado de hibernación en el que se hallaba. Había otras reseñas literarias pendientes también, que ya fui saldando, y finalmente ha llegado el turno de mi amigo.

La verdad es que disfruto mucho hablar/escribir sobre todo esto, sobre su libro, sobre el terror que allí anida, sobre este género y sus mejores exponentes, sobre esa amistad que trasciende fronteras gracias a la literatura. Evidentemente esta no es una reseña cualquiera.

Sebastián Elesgaray
Tierra de nadie, ante todo, me pareció una novela auténtica. En su historia Sebastián no reniega de su nacionalidad argentina, y despliega el escenario de la novela en las mismas calles, plazas y edificios de La Plata. Sus personajes hablan como lo hace cualquier argentino, con su acento y sus expresiones particulares, y todo en la novela desprende con naturalidad las características de su pueblo. La prosa, por ende, no tiene el lenguaje neutro que encuentra uno en la mayoría de la literatura en castellano, y esa autenticidad fue sin duda para mí un gran plus. Fue fácil trasportarme a los lugares que describe Sebastián, y sentir en sus líneas ese toque indispensable de realidad.

«Siete balas.

Siete balas no eran tan malas, si tenía que enfrentar a tres bestias. Matemática pura, fácil para un ingeniero. Un tiro a cada una y asunto resuelto. Además le iba a sobrar munición. ¿Pero cómo carajo la iba a hacer rendir si le temblaba la mano? No solo la mano, todo el cuerpo. Sufría de espasmos, estaba empapado en transpiración y no podía llenar de aire los pulmones.

Siete balas.

Siete magníficas balas, pensó con ironía, sería más fácil aprender a volar.»

Así comienza Tierra de nadie, directo a la acción.  Darío se encuentra en los baños de su facultad, evaluando sus posibilidades. Tiene un arma, que pertenecía a su padre, y siete balas para jugarse la suerte. Se escuchan ruidos cercanos en el cuarto en penumbras, y poco después logra vislumbrar bajo la puerta una gran garra unida a una voluminosa pata. La extremidad de una criatura que profana las leyes de la naturaleza, una criatura que no pertenece a este mundo.

Un mundo que, valga decirlo, jamás volverá a ser como era. En un escenario apocalíptico, los últimos vestigios de la raza humana luchan por sobrevivir, haciéndole frente a bestias carnívoras y despiadadas salidas de la nada.

Tercero de izquierda a derecha, en el encabezado de un artículo
dedicado al nuevo terror argentino. 

Darío logra salir indemne a duras penas de la escaramuza, y huye hacia un lugar seguro. Poco después conocemos a José, un joven egoísta e impredecible que se halla solo en su apartamento, y más tarde a Marcos, un chico más práctico y centrado, que conduce un Ford Sierra blanco en dirección a La Plata con la intención de recoger a un amigo y seguir rumbo a la Capital. Todos lidian con la nueva y atroz realidad en que se ha convertido la Tierra, decidiendo adonde dirigirse para sobrevivir.

Eventualmente, con un grupo más numeroso de sobrevivientes, confluyen en el auditorio de una especie de centro cultural de la ciudad, donde intentarán reconstruir sus vidas en medio de la escasez y el hambre. Sin embargo, con la amistad y la solidaridad creada por la unión llegará también la traición, inevitable en una tierra de nadie donde las bestias no son la única amenaza.


Entrevista con Alan Simon, del portal de noticias Octava Sección

El libro está dividido en tres partes: en la primera vamos conociendo a los personajes por separado, con sus particulares situaciones y personalidades; la segunda inicia con el grupo ya casi totalmente conformado instalándose en el edificio, donde surgen las alianzas, las peleas, los amores y la muerte; al final, en la tercera parte, los sucesos extraños y el afán de conocer el origen de toda esa locura llevará al grupo a una inesperada confrontación final.

La novela es amena en su narración, en gran parte gracias a los diálogos auténticos, que gozan de la soltura que le permite a Sebastián el hecho de decidir ser fiel a su naturaleza argentina. Todo se desarrolla en las calles, plazas y edificios que el mismo escritor transita día a día, y los personajes casi podrían ser sus pares, sus conocidos o familiares. Eso ha sido para mí una parte fundamental del disfrute de la historia, y determinante a la hora de imaginar con facilidad la espantosa realidad narrada por mi amigo.


Uno de mis pasajes favoritos


Debo decir que disfruté mucho la historia y su desarrollo, siempre con ese gran plus adicional de conocer a la persona que la escribió, y el especial significado de contar con su firma y dedicatoria en un ejemplar que atravesó la distancia entre Argentina y Colombia en dos ocasiones.

También es cierto, no obstante, que debo ser fiel a mi amigo y demostrarle respeto con mi sinceridad, pues junto con los elogios también hay cabida para las críticas constructivas. Hay dos aspectos que en su momento consideré que podrían ser mejorados: algunos pasajes de la primera parte me resultaron algo apresurados, como con un avance irregular que quizá se debió a la puntuación, ya que sentí que en varias partes habrían quedado mejor comas que puntos, para lograr una narración más fluida. Fue mi impresión personal, por supuesto. Lo otro es algo que también notó mi amigo Mauro Vargas, quien en su reseña hizo hincapié en el hecho de que a la mayoría de los personajes no les conocimos el apellido, lo que les dio cierta impersonalidad en los primeros tramos del libro. En un relato corto puede bastar con el nombre, pero en una novela, donde el recorrido es largo, el apellido dota al personaje de más identidad.


Sebastián Elesgaray

Salvo estas dos cuestiones, que como dije quedan más como críticas constructivas, Tierra de nadie es una novela muy atractiva que deja un buen balance para el lector, siendo como es una gran apuesta por el terror en la literatura latinoamericana. Sebastián dice presente y ofrece al mundo el fruto de su arduo trabajo, sentando un precedente en nuestro idioma en un género que ha bebido en su mayoría de los maestros norteamericanos.

La historia y sus protagonistas captaron por completo mi atención, y resultó una grata experiencia seguirlos en el devenir de los acontecimientos y sus vicisitudes. Sebastián no es parco en la violencia y la crudeza propia de una situación extrema, pero también dota al grupo de una humanidad muy cercana a nuestra propia naturaleza.

Una grata lectura, en suma, y largo tiempo anhelada, que sin duda colmó mis expectativas. Aparte de mi amistad, Sebastián se ha ganado mi respeto y admiración. Esperaré con ansias su segunda novela.

Los dejo con el Book tráiler de Tierra de Nadie:



¡Saludos! 



2 comentarios:

  1. Gracias por esta reseña, querido George. Te mando un abrazo.

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  2. No se pudo haber resumido mejor que como lo hiciste vos todo ese periplo. ¡Qué aventura! Había estado esperando tus impresiones sobre "Tierra de nadie" y coincido en todos los puntos. Tiene una que otra falla, muy menores en comparación con las fortalezas que contiene la novela, comenzando porque es una gran apuesta a la literatura de terror latinoamericana, y hecha con profesionalismo (no como algunos autores que, por ser primera vez, presentan unas cosas que dejan mucho que desear). Se siente la honestidad y el compromiso, especialmente en no dejarse llevar por las tedencias y por aquella creencia de que el terror solo puede ser escrito "a lo gringo". Es lo que más rescato de la obra. Y deja con ganas de saber cuál será la siguiente propuesta de Sebastián. Ojalá no pase mucho tiempo para ver otro título de su autoría.
    Aprovecho, de nuevo, a Sebastián por el enorme gesto de enviarnos su primera novela para que la disfrutáramos (sí que lo hicimos), y a George por interceder y hacernos llegar el libro sano y salvo.
    Un abrazo a ambos.

    -Mauro Vargas.

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