AVISO IMPORTANTE: Esta entrada contiene SPOILERS.
“Todo lo bueno se acaba, Lector Constante, y ni siquiera Stephen King es capaz de narrar una historia que nunca termina. El autor teme que los lectores que han seguido todas las aventuras de Roland desde su principio puedan llegar a cansarse. Sin embargo, ahora queda poco y lo último a veces es lo mejor.
Los compañeros del ka-tet de Roland se encuentran separados en el espacio y en el tiempo y su primera meta es volver a juntarse. Susannah ha sobrevivido al parto del ser monstruoso. Jake, Acho y el padre Callahan luchan contra sus enemigos en Nueva York. Roland y Eddie siguen en el año 1977 en Maine; allí buscan la puerta de regreso a donde están sus amigos…
Y así comienza nuestra historia, una nueva incursión de Stephen King en los mundos de la fantasía más desbordada. Si has llegado hasta aquí lector, sigue un poco más. No temas llegar al final del camino.”
Hoy, 10 de abril de 2011, a mediodía, llegué por segunda vez a lo más alto de la Torre Oscura. :)
Así doy por finalizada mi relectura de los tomos finales de la saga. Fueron dos meses en los que me perdí en el mundo de Roland y su ka-tet y, como siempre, es un viaje inolvidable...
Valga la pena recordar que los libros que leí esta vez fueron los espectaculares ejemplares ilustrados que me gané en el Concurso Torre Oscura. :D
¿Qué decir?
Obviamente, de nuevo es difícil decir cualquier cosa sin soltar algo grande. A pesar de que he puesto el aviso de SPOILER al inicio de la entrada, tampoco es bueno destripar el libro, no sea que algún lector descuidado pase y se lleve una terrible decepción. Diré, eso sí, que, a pesar de ser la segunda vez que llego a la Torre, no puedo evitar sentir nostalgia por llegar al final de una historia inolvidable. El tomo final de La Torre Oscura es uno de los libros más emotivos de toda la carrera del Maestro y contiene algunos de los pasajes más memorables de toda la saga; son varias las ocasiones en que la emoción te encharca los ojos y casi te hace soltar una lagrimilla. :’)
Son muchos los sucesos que acontecen en el último tomo de La Torre Oscura, el cual comienza con el ka-tet disperso y buscando reunirse de nuevo para proseguir el camino hacia la Torre. Conoceremos nuevos personajes, nuevos villanos, veremos protagonistas que ya aparecieran en otras novelas del Maestro; habrán batallas, carreras contrarreloj, huidas; llegaremos a parajes y lugares que esperamos ver por mucho tiempo; y habrán pérdidas, por supuesto, que harán que te sorprendas de que estos personajes estén tan cerca de tu corazón como para hacerte sentir felicidad, tristeza, rabia, nostalgia, miedo, amor y odio… Sentimientos que se acrecientan por el hecho de que todos los amantes de la literatura fantástica, en mayor o menor medida, seamos unos soñadores que nos gusta pensar que todas estas historias son reales y de verdad suceden en algún mundo paralelo, directamente conectado al nuestro…
Volveremos a Mundo Piedra Angular (nuestro mundo) y volveremos a ver al mismísimo Stephen King, en Maine, y a la Segunda avenida con la Calle cuarenta y seis, en Nueva York…, pero conforme nos acerquemos al final, lo único que importará será la Torre misma. Entre más cercana esté, y al igual que le pasa a Roland en la historia, será más nuestro afán por llegar a ella, por verla y por subir hasta lo más alto…
Una de las razones por las que me animé a releer los tres tomos finales de La Torre Oscura (los cuatro primeros los había leído varias veces), además de disfrutar de nuevo de las aventuras en Mundo Medio, fue reconciliarme con los aspectos más desfavorables del tramo final. Y, a pesar de que la “inimaginable” batalla final me sigue generando muchas dudas, sí aclaré muchas otras que la primera vez me provocaron tantos sentimientos encontrados. Y es básicamente de lo que ya hablaba en mi entrada sobre La Torre Oscura VI: Canción de Susannah, por lo que vale la pena citar textualmente un extracto de la misma:
“…Es sabido por todos los fans que King se apresuró, quizá más de lo adecuado, a terminar la saga después de estar tan cerca de la muerte, pero leyendo entre líneas creo que King vio un mensaje diferente en ese trágico hecho. Creo que vio que la vida le enviaba un mensaje demasiado fuerte como para dejarlo por fuera de su obra magna, su obra más ambiciosa, su propia Torre, como él mismo la ha definido. Dudo mucho que King hubiera pensado en aparecer él mismo en la saga antes de junio de 1999, fecha en la que un accidente casi le cuesta la vida. Estoy casi seguro de que sus ideas eran otras. Nebulosas, seguramente, pero otras ideas al fin al cabo. Ahora bien, si hubiera muerto, la saga nunca se hubiera terminado y Roland nunca hubiera llegado a la Torre. Es una idea simple y lógica, pero a la vez demasiado grande y significativa como para dejarla por fuera de la historia en la que trabajó durante tres décadas…”
“…Viéndolo desde la otra perspectiva (que el accidente marcó no sólo la vida de King, sino también la recta final de la historia), quizá empieza a adquirir más sentido…”
Y es que es precisamente este uno de los aspectos que más dudas me generaba la primera vez que terminé la saga, pero con esta relectura he asimilado mejor el hecho de que el propio Stephen King aparezca en la historia, le he encontrado más sentido, y he llegado a la conclusión de que no estuvo tan mal como me pareció en un primer momento y que, después de todo, a lo mejor el mismo King no pudo evitarlo.
El final tiene sus detractores y defensores desde que se publicó el último volumen, pero creo que lo que de verdad descoloca al Lector Constante es lo que viene antes del final. La batalla que se nos prometió desde el primer libro. Creo que la verdadera conflagración final viene mucho antes, cuando Roland y su ka-tet logran por fin salvar los Haces. Sólo diré que la última batalla no me pareció tal y que quizá es la principal falencia de la última entrega de esta maravillosa saga. Como dijo alguien alguna vez, quizá esperar un “Campos del Pelennor” era esperar mucho, pero sí esperábamos algo parecido.
Esto último es la otra gran duda que me generaba el tomo final de la saga, y quizá es el único punto que todavía no asimilo luego de haberlo leído por segunda vez.
No obstante, creo que esta vez el libro me gustó mucho más, me pareció mejor que la primera vez, y como dije al principio de la entrada, llegar a la Torre de nuevo no deja de ser emocionante.
El “final final”, como lo llamo yo, ya es otra cosa…
Los “tres finales” que tiene el libro (el del último capítulo, el epílogo y el subtitulado “coda”) son redondos y cada uno es, quizá, mejor que el anterior. Haciendo aparte todo lo que viene detrás, las palabras finales son simplemente majestuosas. Concuerdo con King en que era el broche que encajaba y, a pesar de que pudo haber tenido otro final, este realmente es muy, pero muy contundente y sin duda te deja pensativo por todas las posibilidades e interrogantes que desprende. Es inevitable leer esas palabras finales y no contener el aliento, con muda sorpresa, con el corazón y la mente como un torbellino…
Y uno se siente feliz, como sólo las buenas historias te hacen sentir. Feliz de que Stephen King lograra terminar la historia luego de tanto tiempo, feliz de ser partícipe de esta historia, feliz de haberla vivido y de haber llegado al final…
;)
Llegar al final de esta torre ha sido una experiencia única y emocionante en todos los sentidos.
ResponderEliminarUn saludo!
Sé que la entrada es de hace mucho tiempo, pero no puedo evitar comentar algo ahora que acabo de terminarme el séptimo volumen.
ResponderEliminarPrimero lo negativo: para mí, como bien dices, el encuentro final con el Rey Carmesí me ha resultado de lo más triste... Supongo que todos nos esperábamos un enfrentamiento más directo. Sus motivos tendría King, pero tal y como resolvió la situación le perdí todo el respeto al supuesto "jefe final". Y hablando de malos, muy malos, el otro punto negativo que veo (¿cómo decirlo sin spoilers?) son "las peripecias de Randall Flagg"; que a buen entendedor... (¡Uy! Eso sí que me pareció triste.)
En cuanto a los positivos, pues tampoco me extenderé mucho, porque suscribo casi todo lo que dices en tu entrada. Tal vez solo recalcar que el último capítulo("Coda") me pareció sublime. Increíble. No me lo esperaba para nada, y me resultó triste, trágico, grandioso y adecuado a la vez; y esto ya son interpretaciones mías, pero me hizo pensar si King de lo que hablaba ahí no era de otra cosa que del eterno retorno.
En fin, ¡largos días y placenteras noches!
Excelente crónica, Calavera, como siempre.
ResponderEliminar¡Saludos!
No me gustó el final de La Torre Oscura. Pobre Rolando. Una decepción, después de los extraordinarios libros anteriores.
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