“Área 81 es un área de servicio abandonada y
cerrada desde hace tiempo. Pete Simmons, un curioso niño de 10 años, decide ir
con su bici hasta esta área abandonada donde sabe que los chicos mayores van
para fumar, colocarse y montárselo con sus chicas. Y allí se encuentra una
botella de vodka medio llena que decide probar. Pete acaba emborrachándose y
cuando se despierta, descubre un coche aparcado allí, un coche sin matrícula y
cubierto de barro. La puerta está medio abierta, pero no se ve a nadie dentro…
Un coche que, sin duda, recordará a los que
ya aparecieron en anteriores novelas como Christine o Buick 8. Un guiño a sus
lectores que han clasificado esta novela corta como «una delicia, un
clásico, una novela impactante, terrorífica…»
Mile 81, la edición inglesa de Área 81, se publicó en septiembre de 2011,
convirtiéndose en un best seller a las pocas horas de ponerse a la venta.”
Área 81, publicado hace apenas un par de
meses en nuestro idioma, tiene una particularidad digna de resaltar: es el primer
libro de Stephen King publicado en castellano exclusivamente en formato
digital.
La edición, a
un precio bastante asequible, fue muy bien recibida por el público de habla
hispana, que ya sospechaba que tendría que esperar a que el relato fuera
publicado en una antología, o que simplemente no se tradujera, como sucedió con
Ur. No obstante, Random House
Mondadori, a través de sus sellos Plaza & Janés y DeBols!llo, ha estado
mejorando cada vez más y consintiendo más a sus lectores en cuanto a la obra de
Stephen King se refiere. Las ediciones son más cuidadas, respetando las
portadas originales, la traducción ha sido puesta en las mejores manos (véase los
españoles José Óscar Hernández Sendín y Javier Martos, amigos a quienes admiro
y aprecio), y las publicaciones en castellano cada vez aparecen con más
celeridad respecto de las publicaciones estadounidenses.
Y esta vez
no ha sido la excepción, aunque se trate de una obra en formato digital.
Entrando en
materia, estamos ante un relato de 19.000 palabras (apenas un poco más largo
que Blockade Billy, que tiene unas
16.000) que rescata el mejor estilo del Maestro. Suspenso, terror, un monstruo
y un joven protagonista de diez años. Todo esto aderezado con la brillante prosa
a la que nos tiene acostumbrados.
Ya he leído comentarios
que elogian esta novela corta (o relato largo, mejor) porque encaja perfectamente
en el estilo de las historias “ochenteras” de Stephen King, y estoy por completo
de acuerdo con esas apreciaciones.
En Área 81 tenemos una historia amena que
nos recuerda pasajes de It, El Cuerpo o
Cazador de Sueños, donde los niños
tienen un papel protagonista. Pero también, y esto es inevitable teniendo un
auto como co-protagonista, evoca las novelas Christine y Buick 8. Aun
así, Área 81, dividida en seis
capítulos, tiene vida propia y King crea su historia en torno a elementos que
si bien hemos visto en anteriores obras, ahora están enfocados desde una
perspectiva fresca y novedosa.
En lo personal, lo he leído en un par de horas en las que el relato me atrapó por completo. El primer capítulo, desde mi punto de vista, es lo mejor del relato. Los cuatro siguientes van construyendo la historia, dejando servido un final que no vemos venir, pero es ese primer capítulo, donde conocemos a Pete Simmons, el más entrañable y el que, en mi opinión, hace tan ameno y recordable a Área 81.
En lo personal, lo he leído en un par de horas en las que el relato me atrapó por completo. El primer capítulo, desde mi punto de vista, es lo mejor del relato. Los cuatro siguientes van construyendo la historia, dejando servido un final que no vemos venir, pero es ese primer capítulo, donde conocemos a Pete Simmons, el más entrañable y el que, en mi opinión, hace tan ameno y recordable a Área 81.
En cuanto al
capítulo final, el sexto, la verdad es que me ha decepcionado un poco. O mejor,
me ha parecido demasiado rápido, muy apresurado para una historia que venía
contándose a un ritmo ágil pero sosegado. Me dio la impresión de que todo se
resolvió con demasiada celeridad y en menos palabras de las ideales. Mil o dos
mil palabras más no le habrían caído mal al final del relato, le habrían dado más solidez con respecto al resto de la obra.
El puto amo. :) |
Por
supuesto, es solo mi opinión, y no obstante esta, el final no ha desmeritado en
absoluto el resultado global de una obra que, sin duda, queda en el recuerdo
después de haber cerrado sus páginas (o cerrado el archivo, según se mire).
Creo que
Stephen King, como el buen vino, no deja de mejorar con los años.
Por cierto,
casi lo olvidaba: el relato tiene varios guiños a la obra de King que sin duda agradarán
muchísimo a sus seguidores. :)
;)
;)
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