martes, 31 de mayo de 2011

El Apocalíptico Safari Kinguiano de Calavera - (Día III)




Día III: Safari Kinguiano (Parte II)


1

El lunes 31 de mayo de 2010 era el día señalado para la segunda parte de la cacería Kinguiana, esta vez en compañía de mi malévola madre, que como se verá fue de gran ayuda a la hora de ahorrar unos cuantos pesos… :P

El plan era recorrer nuevamente cada una de las librerías, esta vez de forma más exhaustiva y minuciosa, con el fin de no dejar ninguna librería sin visitar. Creo que sumaron casi un centenar, ya que hubo un edificio que recorrí con Tulio sólo en parte, y el lunes descubrí que tenía más niveles. A eso de las 11:30 a.m. llegamos al sitio en cuestión, con más horas por delante para recorrer con calma las librerías.

Las nuevas adquisiciones no se hicieron esperar. La diferencia fue que esta vez mi mamá resultó una experta en la técnica del regateo. En resumen su técnica consistía en algo como esto:

Llegábamos a una librería X y pedíamos que nos mostraran los libros de Stephen King que tenían, o en su defecto mostraba yo la lista que tenía de los libros que me faltaban. En el caso de encontrar algo de mi interés, pedía el precio. A ese precio, digamos 20 dls (que fue lo que me pidieron por uno de ellos), yo le lograba sacar una rebaja (digamos a 18 dls) ;P , mientras mi madre deambulaba por el local como quien no quiere la cosa. XD Luego se acercaba y me preguntaba, delante del propietario, cuánto me pedían por el libro en cuestión. Acto seguido, y con el ceño fruncido, decía: “¿Pero no fue ese el que te vendían en la tienda de la esquina por 15 dls? Me acuerdo por el dibujo”. Yo, por mi parte, también fruncía el ceño, como haciendo memoria :/ , para luego decir: “Oh, es cierto.” XD Entonces el propietario empezaba a pensárselo más seriamente. Hubo incluso un par de ocasiones en las que mi mamá, a mis espaldas, le dijo en secreto al tendero, mientras yo hacía oídos sordos: “Déjeselo en eso, para que no vaya y lo compré en la otra parte”. En más de la mitad de las compras la técnica surtió efecto. XD

En conclusión, en las compras del Safari Kinguiano Parte II, que relaciono a continuación, me ahorré una buena pasta! :D

—Para empezar conseguí tres libros buenísimos que no son de Stephen King: Dragón Rojo y Hannibal, de Thomas Harris, con los cuales completé la trilogía inicial de Hannibal Lecter (El Silencio de los Corderos ya lo tenía). Ahora sólo me falta Tras la Máscara, también llamado El Origen del Mal, la precuela de la saga. Y compré también el libro que más me ha gustado del viejo Peter Straub (sin contar los que escribió con King), Fantasmas. Espero poder releerlo muy pronto :) :

Dragón Rojo / Hannibal / Fantasmas

—Ahora los de King. :) Maleficio, de la editorial Círculo de Lectores, libro que quería comprar hace días para reemplazar la edición roja en pocket de P&J; The Dead Zone, libro en pocket de pasta dura de la editorial estadounidense Signet; y la primera edición en castellano de La Zona Muerta, de la desaparecida editorial Pomaire, que respetó la misma portada de la primera edición en inglés:

Maleficio / The Dead Zone / La Zona Muerta

lunes, 30 de mayo de 2011

DIARIO DE UN MUERTO / Capítulo IV


Los Renegados presentan:

DIARIO DE UN MUERTO
Capítulo IV

Escrito por: Adrián Granatto





             24 de mayo de 2011

George vino hoy con una noticia: encontró casa.
—No es la gran cosa —dijo mientras me arrastraba hasta el auto—. No tiene ninguno de los servicios y tuve que llenar la bañera con agua del arroyo para poder usar el inodoro. Yo pensaba que una vez finado no cagabas más, pero parece que me equivoqué. ¿Y querés que te diga algo? Capaz que la gente no pueda ver un sorete fantasmal, pero yo sí. Y el pudor es el pudor, viejo, y no me gusta verlos flotando ahí todos orondos.
—¿Qué arroyo? —pregunté.
—El arroyo —dijo él sentándose tras el volante—. Ese que cruza por allá.
No conocía ningún arroyo. Pero eso no significaba nada ya que tampoco conocía gran parte de las afueras de la ciudad (porque estaba seguro que era en las afueras. No podía ser que un arroyo cruzara la city, como me gusta llamar a Los Altos, el pueblo donde vivimos). Mi radio de acción se limitó siempre a la parte central de la ciudad. Recién con la llegada de George conocí un poco más allá.
De reojo capté algo por el espejo retrovisor. Como ya dije, mi casa está rodeada de un tupido seto y los fondos dan al comienzo del bosque. Entre el seto y la casa se forma un pasillo de metro y medio de ancho. En la parte izquierda está muy crecido y las ramas arañan la fachada, lo que hace un sonido muy irritante los días de viento. Exactamente ahí puedo jurar que había alguien o algo asomando la cabeza. No pude saber qué era porque George arrancó el auto y el petardeo del caño de escape hizo que aquello desapareciera rápidamente.
—Es una casa de dos pisos —dijo George. No se había enterado de nada y yo tampoco se lo conté. Se sonreía—, pero la escalera se vino abajo y se convirtió de una sola planta. Qué mal que no podamos volar, o por lo menos flotar, ¿no es cierto? También tiene un sótano, pero está inundado. Supongo que será por problemas de napa.
—¿No encontraste algo mejor?
—¡Pero si la casa me gusta! —exclamó sacando la vista del camino—. Siempre quise una casa con piscina interior. No será lo mismo, pero sigue siendo agua.
Abrió la guantera y sacó un cassette. Lo besó y me guiñó un ojo.
—Un poco de buena música para el camino —dijo a la vez que lo introducía en el pasacassette.
Back In Black empezó a sonar y ya no se habló más.


Sorprendentemente, la casa no estaba en las afueras y el arroyo al que hacía mención George era real. Avanzaba desde el bosque y dividía la calle en dos. Por un momento se me vino a la memoria el rumor de agua que escucho cuando estoy en el claro y siempre asocié con un riachuelo. Pues bien, ese que tenía en frente no era para nada un riachuelito. Y creo que decirle arroyo también es desmerecerlo. Es un caudal de agua que ruge con ganas. Dos puentes lo cruzan: uno para autos, con dos carriles, y otro para peatones.
La casa se encontraba del otro lado. Era de ese tipo de lugares que uno comprende al instante que debe estar habitada por fantasmas. Las ventanas estaban tapiadas igual que la puerta, y las del piso de arriba se encontraban rotas, seguramente víctimas de los niños del barrio.
Me dio un escalofrío.
George rodeó la casa hasta la parte trasera, donde un camino pavimentado se abría paso entre los altos pastos del jardín hasta un garaje. El interior de este estaba oscuro ya que los dos postigos que tenía habían sido pintados desde adentro.
Bajamos del auto y George entró al garaje. Me quedé parado afuera observando aquella negrura.
Nunca le temí a la oscuridad, ni de chico. Mi madre tenía la costumbre de dejarme la puerta abierta de la habitación para que la luz del pasillo iluminara el cuarto; pero yo iba rato después, cuando sabía que ella dormía, y la apagaba. En verdad me hacía un recorrido por toda la casa y apagaba todas las luces. Luego volvía a mi cama sin tropezarme con nada, como si un radar interno me mostrara donde estaba cada mueble.
—¿Y? ¿Venís o no venís?
La voz de George desde el interior del garaje me sobresaltó y di un respingo. George se rió.
—¿Te asustaste?
—Me sorprendiste. Estaba pensando en otra cosa.
—Te cagaste en las patas —fue categórico George—. Dale, pasá.


El garaje comunicaba con la cocina. Había una mesa a la que le faltaba una pata y ninguna silla. De la pared colgaba una alacena sin puertas.
De la cocina pasamos al living. Tiras de empapelado se desprendían de las paredes. Como me había contado George, la escalera yacía derrumbada en un montón de maderas ya podridas.
—Arriba supongo que están las habitaciones —dijo George—, pero acá abajo también hay una. Creo que es el cuarto de invitados.
Me llevó por un corto pasillo y me mostró la habitación. No tenía muebles, ni uno solo; pero tirado en el suelo había un colchón nuevito.
—¿De dónde lo sacaste? —le pregunté.
—Me lo traje del centro del pueblo. Lo cargué en el auto.
—¿Lo robaste?
—Era una colchonería —se encogió de hombros George—. Tienen colchones para tirar para arriba. No van a estar extrañando un colchoncito.


El Apocalíptico Safari Kinguiano de Calavera - (Interludio / Día II)




Interludio: Librerías

Quisiera hacer un pequeño apartado para enseñarles un par de librerías que me parecieron magníficas.

Una de ellas fue la Librería Merlín (¡¡¡vaya nombre!!!). Por fuera no aparentaba gran cosa:



Pero una vez dentro, los salones atestados de libros parecían empezar a multiplicarse (la borrosa figura de la primer foto es mi madre :) ):





Salones y salones plagados de libros y obras de arte inundaban una vieja e inmensa casona de cuatro pisos, dedicada exclusivamente a guardar esos invaluables tesoros.

domingo, 29 de mayo de 2011

El Apocalíptico Safari Kinguiano de Calavera - (Día I, Parte II)




5

Aunque estoy acostumbrado a comer cosas más suculentas, como serpientes rellenas, gusanos a la boloñesa, escarabajos fritos y postres de sesos de mono, debo admitir que las hamburguejas al vapor resultaron ser deliciosas. :D A esa altura estábamos hambrientos, así que dimos cuenta de la deliciosa cena, en el Restaurante Gotham, con un apetito voraz. La comida fue cortesía del Imprudente Pistolero. ¡Gracias de nuevo, Tulio! ;)

Acto seguido, y luego de reposar por unos minutos, mientras hablábamos de uno y otro tema, llegó la hora de las fotos. En la primera, como verán, se notaba la cara de satisfacción que produce un estómago lleno! :D

Tulio Fernández / George Valencia (Calavera)

Luego Tulio decidió sacarme una foto con todas las adquisiciones del Safari Kinguiano (Parte I):

Calavera y su botín del Día I

Al ver mi cara de felicidad, no pudo evitar querer hacerse partícipe del jolgorio FriKing y pidió una foto donde él también apareciera, como constancia para la posteridad de que él también fue protagonista de esa histórica cacería. Sobra decir que se lo merecía! ;D

Calavera, Tulio y el preciado botín

Y para no quedarse atrás, una foto con su adquisición del día, la edición revisada y ampliada de La Torre Oscura I, El Pistolero, de la editorial DeBolsillo y con todas las ilustraciones a color. Si no fuera porque tengo tres ejemplares de LTO I, hubiera comprado ese también. De hecho, sigo con ganas de comprarlo ya que los que tengo tienen las ilustraciones en blanco y negro. :( :P

Tulio y su minúsculo botín... XD

Otra foto mía con dos de las ediciones más valiosas de la tarde:

Calavera y las joyas más exóticas de la jornada

El Apocalíptico Safari Kinguiano de Calavera - (Día I, Parte I)


EL APOCALÍPTICO SAFARI KINGUIANO DE CALAVERA

(MiniKDD – Visita Familiar – Safari Kinguiano)




Fue un viaje redondo. Creo que no encuentro otras palabras más adecuadas para describirlo. Todo salió según los planes, todo según lo previsto…, y aún así hubo lugar para sorpresas inesperadas… :)


Día I: MiniKDD Breaker-Pistolero / Safari Kinguiano (Parte I)


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Podría decir que no dormí bien el día anterior al viaje, pero no sería cierto. Había mucha ansiedad, muchas ganas de que las horas pasaran rápidamente. Y no obstante, dormí como un corderito Breaker. :P Ya saben, un descanso plagado de pesadillas y visiones terroríficas. Lo normal en un Breaker. XD

El alba en Algul Siento fue penumbrosa y teñida de rojo, algo normal en estos desérticos parajes en esta época del año. Pero debo decir que había una energía extraña en el aire. El encuentro con el representante de Gilead me daba cierta desazón. Tenía sentimientos encontrados. Por un lado se presentaba la oportunidad óptima para acabar con Tulio, también conocido como el Imprudente Pistolero, o en su defecto obligarlo a unirse a nuestras filas; pero, por otro lado, las palabras de Zarina seguían resonando en mi mente como un letanía demencial: “Déjalo con vida, Calavera; promételo”. Y en medio de las dos cosas, surgía constantemente la condición de una tregua temporal para el encuentro.

Con todos estos pensamientos en la cabeza, me dispuse a salir de casa a eso de las 9:30 a.m., acompañado de mi malvada madre, no sin antes proveerme de unas cuantas pócimas, un surtido completo de mortíferos venenos y, por supuesto, mi peligrosa y querida serpiente que siempre me acompaña camuflada en mi chaqueta negra. Vestía además una camiseta de la banda de thrash metal Onslaught, con el adecuado lema “Power From Hell”, y un maletín negro donde se hallaba muy bien envuelto el ejemplar de La Milla Verde, previamente ungido con uno de los venenos más mortíferos de la terrible Zarina. Entendí en ese momento las palabras de Zari: simplemente quería cargárselo ella misma por medio mío. XD

Dos horas después, ya más tranquilo, y dejando todo a la voluntad del Rey Carmesí, me dispuse a abordar el avión que me llevaría a la capital. La ansiedad y la emoción por el encuentro, y por el Safari que nos habíamos propuesto, iban en aumento. El vuelo tardó poco más de media hora, durante la cual estuve ojeando las primeras páginas del “regalo” de Tulio (por supuesto, yo había tomado mi antídoto :P ). Una vez en la capital, descargué las maletas en las mazmorras de uno de mis emisarios, me di un suculento almuerzo a base de ancas de pistolero en salsa roja y, sin más, partí hacia el esperado encuentro, siempre en compañía de mi madre, que conoce mejor la inmensa y muchas veces desesperante capital del país. :/


2

Al llegar al punto de encuentro descubrí que no todo sería tan fácil como esperaba. Tulio había sido bastante precavido al escoger el lugar. Era una de las principales plazas de la urbe, la Plaza de Bolívar, en el centro histórico de la ciudad, rodeada de construcciones históricas, entre ellas una iglesia de dos siglos de antigüedad y el famoso Palacio de Justicia:

Catedral Primada de Bogotá

Palacio de Justicia, protagonista de uno de
los hechos más lamentables en la historia del país.

Palacio Liévano

Capitolio Nacional

El lugar estaba atestado de gente. Me acerqué a la estatua ubicada en el centro de la plaza, y allí estaba el gran Tulio, acompañado de una bella mujer de mirada penetrante y extraña sonrisa. Por alguna razón, me parecía haberla visto en una de las zonas administrativas del Algul… y su mirada me decía que tal vez estaba de parte del lado oscuro… Quizá fue Breaker alguna vez, pero el amor que se profesaban me sacó de cualquier duda. Lo que sí estaba claro era que los dos habíamos ido fuertemente escoltados. :P

El Apocalíptico Safari Kinguiano de Calavera - (Presentación)




Soy seguidor incondicional de Stephen King, el Maestro del Terror, desde hace 10 años aproximadamente, luego de haber leído Salem´s Lot, su segunda novela. Era principalmente lo que por aquí llamamos “ratón de biblioteca”, a pesar de lo cual de vez en cuando compraba algún libro de él cuando tenía la oportunidad…, o más bien el dinero. :P Pero no fue hasta la segunda mitad del año 2009 cuando, como suelo decir, me picó el bicho. Luego de leer la sección Ediciones de la revista digital dedicada al Maestro, INSOMNIA, me invadió el afán no sólo de leer todos los libros de Stephen King (a esa altura había leído más de treinta), sino también de tenerlos todos, de hacerme a mi propia colección. :)

Rápidamente me di a la caza de todo cuanto encontrara, proveyéndome con una lista en la cual iba tachando lo que iba consiguiendo. Muy pronto, en apenas 7 u 8 meses, mi colección pasó de 14 libros a 55. Y por ende, a pesar de que recorrí todas y cada una de las librerías de la cuidad, tanto de libros nuevos como de segunda mano, muy pronto la fuente se acabó. Estamos hablando de una ciudad (Medellín) ubicada en un país (Colombia) en el cual el mercado de la literatura no es tan amplio y accesible como en, digamos, Argentina o España.

Así que no pasó mucho tiempo para que pusiera mis ojos en la capital del país. Si quería seguir consiguiendo los libros que me faltaban, Bogotá, siendo la capital, se perfilaba como la única opción a mi alcance. Además, mi afán por conseguir libros rayaba, y raya aún, en la locura. :P Es una fiebre que los amantes de la literatura en general, y los coleccionistas en particular, conocen muy bien. XD Las ganas de viajar a Bogotá y explorar el mercado de libros de segunda mano, del que ya me habían hablado, iban en aumento.

Pues bien, a finales de mayo de 2010 se presentó la oportunidad perfecta.

Mi padre vive en la capital, y su estado de salud no ha sido el mejor durante los últimos años. Padece diabetes y hace más de un par de años se le diagnosticó cáncer. Por esos días su salud se agravó, así que tomé la decisión de emplear algunos ahorros que tenía para ir a visitarlo en compañía de mi madre y, de paso, cumplir el sueño de realizar una cacería de libros en la capital. Además, sería una buena oportunidad para conocer a uno de los compatriotas que hacen parte de Ka-Tet Corp., el portal en castellano dedicado exclusivamente a Stephen King, y que con los años se ha convertido en una gran comunidad de amigos alrededor del mundo.

No se dijo más. Hablé con mi mamá, pedí permiso en el trabajo para ausentarme un día (los otros dos descansaba), y así fue como tuve el placer de viajar a la capital y, como suele decirse, “matar varios pájaros de un tiro”.

La estadía en Bogotá se llevó a cabo los días 29, 30 y 31 de mayo de 2010, y puesto que este fin de semana se cumple un año de dicho viaje, me pareció la disculpa perfecta para rememorarlo y compartirlo con más lectores republicándolo en mi blog, como una especie de conmemoración de un viaje que para mí representó algo sin igual.

En Ka-Tet Corp. los colombianos somos pocos. Si acaso sumamos 4 o 5, de los cuales somos únicamente tres los más asiduos del portal, por lo que con el tiempo hemos estrechado grandes lazos de amistad. Se trata de Tulio (Caleño residenciado en Bogotá), Zarina (de Cali) y un servidor, Ariakas (de Medellín). Cabe anotar aquí que en el Ka Tet existen dos bandos, los Pistoleros y los Breakers, que serían algo así como los dos lados de la fuerza. Los Pistoleros representan el lado bueno, el Blanco, y los Breakers representan el lado malvado, el oscuro. Pues bien, esto da pie a batallas de relatos, contiendas en juegos y amistosas disputas dialécticas bastante curiosas. Yo, por supuesto, me hice Breaker desde un comienzo, a pesar de que recién era un novato Tulio, Pistolero hasta la médula, intentó tentarme con el Blanco. Zarina, al igual que un servidor, hace parte del lado oscuro, de los Breakers. :D

Otro detalle a tener en cuenta, es que a los encuentros que se realizan de cuando en cuando en diferentes partes del mundo (como Buenos Aires, Madrid, Barcelona, etc.) se les llama KDD, una abreviación de “quedada” o en encuentro. Y cuando dichas KDDs se realizan suele hacerse luego una crónica de la jornada a manos de uno o varios de los asistentes. Hay que resaltar que dichas crónicas, acompañadas siempre de los infaltables registros fotográficos, son para partirse de la risa. XD

Por ende, como no podía ser menos, y teniendo en cuenta la importancia que el viaje representó para mí, escribí entonces una amplia crónica con algunos toques de ficción que hizo las delicias de los compañeros de Ka-Tet Corp. :)

Ahora que ha pasado un año, repito, y habiéndolos puesto en antecedentes de todo, me gustaría contarles los pormenores de lo que di en llamar El Apocalíptico Safari Kinguiano de Calavera. :D

PD: Puesto que esta presentación se ha hecho más extensa de lo que esperaba, he decidido publicarla en una entrada independiente, por lo que la primera parte de la crónica vendrá a continuación, y las sucesivas partes mañana y pasado mañana…

;)

sábado, 28 de mayo de 2011

Montado en la Bala, de Stephen King

Alan Parker se ve obligado a hacer autostop para llegar al hospital donde su madre convalece de un grave accidente. Sin embargo, no imagina que durante el trayecto se enfrentará a la experiencia más terrorífica de su vida. En efecto, los sucesivos conductores que lo recogen encarnan macabras fuerzas del más allá capaces de anticipar e incluso modificar el destino de Alan y de su madre.

La clave del pavoroso enigma radica en un parque de atracciones, concretamente en una atracción llamada La Bala, similar a una montaña rusa y que, para horror de los lectores y el protagonista, detenta un inexplicable poder sobre la vida y la muerte... Un relato en el que la cotidianidad más absoluta se convierte en escenario del espanto más innombrable.

Montado en La Bala constituye, además, todo un hito en la historia de la cultura, ya que fue el primer relato en estrenarse mundialmente por internet, ensanchando así la tradicional relación entre libro y lector.

Stephen King inauguró el nuevo milenio sacudiendo los cimientos de la industria editorial. Riding The Bullet (Montado en la Bala) apareció el 14 de marzo de 2000 directamente en internet, sin pasar por el papel y prescindiendo de la intocable estructura autor-editor-lector. Su propuesta despertó tantas expectativas que Riding The Bullet, lanzado directamente en la página web de Simon & Schuster, la editorial que hasta ese momento había publicado las obras de King, alcanzó los 400.000 ejemplares en menos de veinticuatro horas y el exceso de demandas bloqueó el acceso a la página y saturó el sistema.

Ilustración de Alan Clark para la edición
limitada de Riding The Bullet.
El libro tradicional siempre ha sido una especie de objeto de culto, pues desde hace muchísimo tiempo el mismo ha significado conocimiento, y los que detentan el conocimiento poseen poder. Con la aparición de la imprenta se cambiaron todos esos conceptos, no obstante lo cual el libro siguió siendo un objeto de sumo valor.

Ahora, con la aparición del libro electrónico o e-Book, el libro, como vehículo de comunicación entre el autor y el lector, parece ponerse en entredicho. Claman las voces de protesta ante esta “herejía” y muchos temen que dicha intimidad pueda llegar a romperse. No hay nada comparable a disfrutar de la lectura con un libro en las manos, con su característico aroma, peso y volumen, y personalmente he dicho en repetidas ocasiones que nunca cambiaría el libro físico por una pantalla de ordenador o por un objeto tan artificial y poco intimista como un e-Reader.

El lanzamiento virtual de Montado en la Bala fue un rotundo éxito, a pesar de lo cual no pasó mucho tiempo para que el relato apareciera en formato físico. Así que será el tiempo el que diga la última palabra al respecto…

Nueva edición de DeBolsillo.
La sinopsis que acompaña al libro en cuestión, y que como es mi costumbre reproduzco al comienzo de la entrada, es un poco grandilocuente en mi opinión. Montado en la Bala es un relato sencillo, sumamente ameno y cercano a muchas leyendas urbanas que narran encuentros parecidos. Narrado en primera persona, su interés nunca decae, se lee rápido y, aunque a veces pueda caer en algunos tópicos del género del terror, resulta una lectura muy interesante y agradable, además de contar con algunos momentos jocosos que le dan ese ingrediente extra a los buenos relatos del género.

Como dato extra, la editorial Lonely Road Books publicó hace poco tres ediciones limitadas de Riding The Bullet. El libro era reversible. De un lado estaba la historia escrita por Stephen King, con ilustraciones de Alan Clark. Y si uno daba vuelta el libro, tenía el guión de la película de Mick Garris, junto con el diario de filmación, detalles, storyboards, concepts, props y muchísimos detalles bastante interesantes. Para completar este lado, se podían ver los diferentes concepts realizados por el genial Bernie Wrightson.

Las tres ediciones, en las cuales el arte de tapa es igual, eran las siguientes:

  • La Edición Gift, limitada a 3000 copias y contenida en una caja.
  • La edición limitada que contaba con 500 copias, firmadas por Mick Garris y Alan Clark en una página especial.
  • Y por último, la edición más exclusiva estaba numerada en letra, limitada a 52 copias, firmadas por Stephen King, Mick Garris y Alan Clark.

Arte de tapa de la edición limitada.


¡Una edición bastante apetecible!

;)

viernes, 27 de mayo de 2011

Dios Emperador de Dune, de Frank Herbert

Esta cuarta entrega de la saga Dune centra su trama en la figura mesiánica de Leto Atreides II —hijo de Paul Atreides, héroe cuya estirpe hunde sus raíces en la legendaria casa griega de los Atridas— y nos lleva, a través de diversos dilemas éticos, a comprender los mitos que necesita la humanidad y a los héroes que los encarnan. El futuro, en el mundo de Dune, pertenece solo a los que son capaces de pensar por sí mismos...

Esta saga apasionante plantea por primera vez de forma completa, racional y convincente todo un mundo absolutamente diferente del nuestro. Sus referencias a los problemas ecológicos, el poder de las drogas y la fuerza psicológica de los mitos la han convertido en una obra de culto para millones de lectores en todo el mundo.

Entre finales de 1963 y principios de 1964, serializada en los números de diciembre y enero de la revista de ciencia ficción Astounding Stories, aparecía una novela de un autor no muy conocido cuyo título tampoco era excesivamente prometedor: Dune World (Mundo de Dunas). Sin embargo, su acogida por parte de los lectores fue tan calurosa que animó a su autor a seguir escribiendo la segunda parte de lo que en un principio había proyectado como una tetralogía. The Prophet of Dune (El Profeta de Dune) apareció en la misma revista, serializada en cinco partes, de enero a mayo de 1965. Poco después, las dos partes aparecerían en forma de libro aquel mismo año, reunidas en un solo volumen, bajo el título común de Dune, reduciendo la prevista tetralogía a trilogía. Acababa de nacer un mito.

Frank Herbert
Frank Herbert apenas era conocido en los círculos iniciáticos de la ciencia ficción. Desde temprana edad se interesó por la escritura, pero en su juventud se dedicó a los oficios más diversos, desde fotógrafo y camarógrafo de TV a presentador de radio, y desde pescador de ostras a analista. No obstante, su pasión era escribir. Comenzó a hacerlo desde los ocho años, y a los veinte ya había publicado sus primeros relatos de aventuras en revistas como Esquire y Startling Stories. En 1956, a la edad de 36 años, apareció su primera novela, The Dragon In The Sea (El Dragón en el Mar) también conocida más tarde como "Under Pressure" (Bajo Presión): un thriller de ciencia ficción mezclado con complejas especulaciones psicológicas, que se desarrollaba en un submarino en plena misión durante una guerra futura.

Pero fue 1965 el año del descubrimiento de Frank Herbert. El mundo entero se maravilló ante la novela que, por primera vez, planteaba de forma completa, racional y convincente, la ecología de todo un mundo completamente distinto al nuestro. Dune obtuvo un éxito fulminante de público y crítica, hasta el punto de obtener los dos principales y más prestigiosos galardones otorgados a novelas de ciencia ficción, los premios Hugo y Nébula, así como el Premio Internacional de Fantasía, que compartiría con otro gran clásico: "Lord of the Flies" (El Señor de las Moscas) de William Golding.

A la maravillosa primera novela, Dune, le siguió El Mesías de Dune, la cual no fue tan bien recibida como la primera, considerada como una pobre sombra de su predecesora por apartarse de la temática de la misma, centrándose más en la religión y la política. No obstante, la tercera novela, Hijos de Dune, retomó la fuerza, atractivo y tono épico de Dune, siendo catalogada por muchos como una novela igual o superior a la primera entrega.

Hasta aquí se cerraba un ciclo en la historia, tal y como lo tenía proyectado el autor, pero los editores no cejaron en su empeño hasta conseguir que Frank Herbert se decidiera a retomar la historia del gran planeta de arena y escribiera una cuarta entrega de su aclamada obra.

Aquí es donde entra Dios Emperador de Dune. En esta cuarta entrega se abre un nuevo ciclo. En la historia han transcurrido 3.500 años desde el final de Hijos de Dune, y Leto II, el hijo del legendario Paul Muad’dib, ha evolucionado hasta convertirse en un enorme gusano, dejando casi por completo atrás su anterior humanidad. Leto II gobierna todo el Universo desde su Ciudadela en Arrakis, monopolizando la melange, la codiciada especia de la que dependen tantos aspectos en la vida de las sociedades que se encuentran bajo su yugo. Odiado y venerado a partes iguales, Leto se halla en pleno dominio de su Imperio, llevando según sus propios designios la consecución de su Senda de Oro, el objetivo primordial de su proyecto a larguísimo plazo que puede representar tanto la salvación como la destrucción de la humanidad, y al que su propio padre Paul Atreides no se había querido enfrentar.



Dios Emperador de Dune es un libro más sosegado que sus predecesores, con mucha menos acción, pero igualmente atractivo y fantástico. Es imposible no rendirse antes la prosa mesurada, sabia y subyugante de Herbert. Basta leer la primera novela para verse atrapado en esa vorágine de hechos aparentemente simples, pero que se van conjugando para conformar una historia poderosamente inspiradora.

Dios Emperador de Dune es, en mi opinión, el libro más flojo de los cuatro que llevo leídos, pero esto quizá se deba a que los primeros son condenadamente buenos. El final no me pareció tan contundente y sorpresivo como en los volúmenes anteriores, en los cuales las páginas finales te tienen siempre abriendo la boca con una sorpresa tras otra, pero de todas formas me dejó con la espinita de curiosidad clavada para el siguiente volumen.

No hay duda de que Dune es una saga imprescindible no sólo para los amantes de la ciencia ficción, sino también para los amantes de la buena literatura.

;)

jueves, 26 de mayo de 2011

NADIE


Hace unos años escribí un minirelato de cien palabras titulado NADIE (al cual, por cierto, les recomiendo echen un vistazo antes de leer el presente relato). Fue para un concurso llamado “Tu cuidad en cien palabras”, en el cual debías captar una imagen de tu ciudad en un muy corto espacio. Recuerdo que lo “escribí” en mi mente mientras hacía fila en el banco. Cuando me senté ante el PC lo volqué en un par de minutos y, curiosamente, ocupó justo las cien palabras requeridas para el certamen…

Hace poco se presentó la oportunidad de un concurso de cuento en la universidad en la que estudié (2º Concurso de Cuento CESDE), y se me ocurrió que estaría bien retomar la idea del minirelato y escribir una versión extendida del mismo, pues es un tema ideal para este tipo de concursos, en los cuales muchas veces es mejor ofrecerles lo que los jurados quieren leer, y no tanto un relato con la temática que estamos acostumbrados a relatar.

Puesto que el Concurso se falló ayer y no estuve entre los finalistas, les presento aquí el mencionado relato para su disfrute. Al igual que el minirelato que le dio origen, este también se titula…



NADIE





Estira la mano por enésima vez en este caluroso día. El anciano la observa, y ella nota en su mirada una incierta empatía. No obstante, sigue de largo con descarada indiferencia.
Posa la mano de nuevo sobre su regazo, apelando a la digna resignación de la que hizo gala durante tanto tiempo. Aunque, ¿a quién quiere engañar? A esto ni siquiera se le puede llamar resignación. Es la sombra del desprecio disfrazada de apatía. Desprecio por todos, por ella, por la vida. Mil y una veces le ha pedido a Dios que le dé la suficiente fuerza para sobrellevar sus últimos días, pero estos parecen extenderse eternamente, desgranándose con exasperante lentitud.
Estira la mano por enésima vez.
En esta ocasión es una encopetada señora la que ni siquiera se toma la molestia de dirigirle una mirada, no sea que el sólo hecho de verla pueda mancillar de alguna forma su impecable alcurnia.
Y la mano vuelve a su regazo.
El sol de la mañana va describiendo su majestuoso arco hacia poniente y muy pronto alcanzará su cenit, por lo que no pasará mucho rato antes de que tenga que aunar fuerzas para incorporarse y buscar otro sitio donde el calor no se robe las pocas energías que su cuerpo a duras penas reúne con la escasa comida que logra conseguir.
Es increíble que una persona normal pueda llegar a este estado de completa decadencia. Pero aun así sucede, en esta ciudad moderna.


Tiene ochenta y dos años, pero eso a pocos le importa. A nadie le importa, en realidad. El mundo parece haberse olvidado de ella. Si les contara que alguna vez fue una respetada señora con una pequeña pero bonita familia, seguro que la mirarían con incredulidad. No vale la pena contar una historia que nadie quiere escuchar. Así que se la cuenta a sí misma, ya sea para consolarse, o para recordarse que no siempre fue así. Hace tanto tiempo que dejó atrás su otra vida, que en ocasiones se pregunta si en verdad existió. Pareciera que toda su vida ha sido lo que ven los transeúntes que pasan a diario a su lado sin dedicarle más que una fugaz mirada. Quizá sea porque algo les incomode. A lo mejor se sienten culpables por tener techo, comida, familia, trabajo y una ropa decente, mientras ella sigue aguantando hambre bajo un cielo ora plomizo, ora caluroso, siempre inclemente, viendo cómo día tras día su vida se le escapa por un invisible y despiadado sumidero.
Y nota la incomodidad en los transeúntes, que caminan presurosos vociferándole a sus teléfonos móviles, hablando de la importante cita de la una, o del negocio que están a punto de cerrar, o tal vez de la reunión del viernes en la casa de algún distinguido socio. Incómodos de tener y ser tan reacios a dar, incómodos de ver todos los días al mismo despojo en el mismo lugar.
Algunos se ven rendidos a esa embarazosa molestia y, después de un tiempo, toman una ruta distinta para no tener que ver lo que todos quieren ignorar, lo que ella es, en lo que se ha convertido: una andrajosa anciana sin nombre, y tal vez sin alma ni corazón.
No obstante, por increíble parezca, no siempre fue así.

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