“Esta cuarta entrega de la saga Dune centra su trama en la figura mesiánica de Leto Atreides II —hijo de Paul Atreides, héroe cuya estirpe hunde sus raíces en la legendaria casa griega de los Atridas— y nos lleva, a través de diversos dilemas éticos, a comprender los mitos que necesita la humanidad y a los héroes que los encarnan. El futuro, en el mundo de Dune, pertenece solo a los que son capaces de pensar por sí mismos...
Esta saga apasionante plantea por primera vez de forma completa, racional y convincente todo un mundo absolutamente diferente del nuestro. Sus referencias a los problemas ecológicos, el poder de las drogas y la fuerza psicológica de los mitos la han convertido en una obra de culto para millones de lectores en todo el mundo.”
Entre finales de 1963 y principios de 1964, serializada en los números de diciembre y enero de la revista de ciencia ficción Astounding Stories, aparecía una novela de un autor no muy conocido cuyo título tampoco era excesivamente prometedor: Dune World (Mundo de Dunas). Sin embargo, su acogida por parte de los lectores fue tan calurosa que animó a su autor a seguir escribiendo la segunda parte de lo que en un principio había proyectado como una tetralogía. The Prophet of Dune (El Profeta de Dune) apareció en la misma revista, serializada en cinco partes, de enero a mayo de 1965. Poco después, las dos partes aparecerían en forma de libro aquel mismo año, reunidas en un solo volumen, bajo el título común de Dune, reduciendo la prevista tetralogía a trilogía. Acababa de nacer un mito.
Frank Herbert |
Frank Herbert apenas era conocido en los círculos iniciáticos de la ciencia ficción. Desde temprana edad se interesó por la escritura, pero en su juventud se dedicó a los oficios más diversos, desde fotógrafo y camarógrafo de TV a presentador de radio, y desde pescador de ostras a analista. No obstante, su pasión era escribir. Comenzó a hacerlo desde los ocho años, y a los veinte ya había publicado sus primeros relatos de aventuras en revistas como Esquire y Startling Stories. En 1956, a la edad de 36 años, apareció su primera novela, The Dragon In The Sea (El Dragón en el Mar) también conocida más tarde como "Under Pressure" (Bajo Presión): un thriller de ciencia ficción mezclado con complejas especulaciones psicológicas, que se desarrollaba en un submarino en plena misión durante una guerra futura.
Pero fue 1965 el año del descubrimiento de Frank Herbert. El mundo entero se maravilló ante la novela que, por primera vez, planteaba de forma completa, racional y convincente, la ecología de todo un mundo completamente distinto al nuestro. Dune obtuvo un éxito fulminante de público y crítica, hasta el punto de obtener los dos principales y más prestigiosos galardones otorgados a novelas de ciencia ficción, los premios Hugo y Nébula, así como el Premio Internacional de Fantasía, que compartiría con otro gran clásico: "Lord of the Flies" (El Señor de las Moscas) de William Golding.
A la maravillosa primera novela, Dune, le siguió El Mesías de Dune, la cual no fue tan bien recibida como la primera, considerada como una pobre sombra de su predecesora por apartarse de la temática de la misma, centrándose más en la religión y la política. No obstante, la tercera novela, Hijos de Dune, retomó la fuerza, atractivo y tono épico de Dune, siendo catalogada por muchos como una novela igual o superior a la primera entrega.
Hasta aquí se cerraba un ciclo en la historia, tal y como lo tenía proyectado el autor, pero los editores no cejaron en su empeño hasta conseguir que Frank Herbert se decidiera a retomar la historia del gran planeta de arena y escribiera una cuarta entrega de su aclamada obra.
Aquí es donde entra Dios Emperador de Dune. En esta cuarta entrega se abre un nuevo ciclo. En la historia han transcurrido 3.500 años desde el final de Hijos de Dune, y Leto II, el hijo del legendario Paul Muad’dib, ha evolucionado hasta convertirse en un enorme gusano, dejando casi por completo atrás su anterior humanidad. Leto II gobierna todo el Universo desde su Ciudadela en Arrakis, monopolizando la melange, la codiciada especia de la que dependen tantos aspectos en la vida de las sociedades que se encuentran bajo su yugo. Odiado y venerado a partes iguales, Leto se halla en pleno dominio de su Imperio, llevando según sus propios designios la consecución de su Senda de Oro, el objetivo primordial de su proyecto a larguísimo plazo que puede representar tanto la salvación como la destrucción de la humanidad, y al que su propio padre Paul Atreides no se había querido enfrentar.
Dios Emperador de Dune es un libro más sosegado que sus predecesores, con mucha menos acción, pero igualmente atractivo y fantástico. Es imposible no rendirse antes la prosa mesurada, sabia y subyugante de Herbert. Basta leer la primera novela para verse atrapado en esa vorágine de hechos aparentemente simples, pero que se van conjugando para conformar una historia poderosamente inspiradora.
Dios Emperador de Dune es, en mi opinión, el libro más flojo de los cuatro que llevo leídos, pero esto quizá se deba a que los primeros son condenadamente buenos. El final no me pareció tan contundente y sorpresivo como en los volúmenes anteriores, en los cuales las páginas finales te tienen siempre abriendo la boca con una sorpresa tras otra, pero de todas formas me dejó con la espinita de curiosidad clavada para el siguiente volumen.
No hay duda de que Dune es una saga imprescindible no sólo para los amantes de la ciencia ficción, sino también para los amantes de la buena literatura.
;)
2 comentarios:
Bravo, una muy buena reseña de este gran autor. Y nombraste por ahí a otro grande, a don Golding.
Solo tengo Dune, la primera. Cuántos libros que hay por favor. Si uno pudiera tenerlos todos (y disponer del tiempo para leerlos, claro!)
Un abrazo!!
Gracias por pasar y comentar, Neto! :D
Y sí, como dices, ojalá tuvieramos todo el tiempo del mundo para leer lo que nos gusta... :/
No te pierdas el resto de la saga, que está muy buena también. ;)
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