domingo, 20 de enero de 2013

Canción de Hielo y Fuego III: Tormenta de Espadas, de George R.R. Martin


AVISO IMPORTANTE: Esta entrada puede contener SPOILERS.

“Arrasados por la guerra, los Siete Reinos pronto sufrirán el larguísimo invierno que se predice como inusitadamente crudo. Y mientras empeoran la violencia y el clima, los personajes entrañables e infames que ya conocemos continúan debatiéndose entre feroces batallas y perversas intrigas palaciegas: Joffrey, el cruel rey adolescente, hace de las suyas ante el azoro de los propios miembros de su clan, los Lannister; Robb Stark, rey de Invernalia, ha ganado todos sus combates, pero está perdiendo la guerra; Daenerys, la princesa de los tres dragones, ya está al frente de un ejército de mercenarios para cumplir su destino: recuperar el reino del cual fue despojada.

Pero también otra fuerza armada, con la que nadie contaba, surge desde más allá del Muro de Hielo: se trata de los Otros, un ejército sobrenatural de muertos vivientes, cuyos cuerpos inertes no podrán ser detenidos. Esta es Tormenta de Espadas, la tercera entrega de Canción de Hielo y Fuego que, además de enriquecer el universo imaginario de la saga, pone a prueba a todos sus personajes principales. Algunos pierden pero otros, como el autor mismo, se robustecen.”

Después de leer casi de corrido los dos primeros tomos de esta monumental saga, tuvieron que pasar seis meses para que retomara la historia con su tercer volumen: Tormenta de Espadas, y la verdad, a esa altura, el libro me llamaba a gritos, no veía la hora de comenzar y saber cómo continuaba todo, volver a escuchar el canto del acero, sentir el viento helado en el rostro, recorrer parajes fantásticos y visitar castillos legendarios y torres impresionantes, y, desde luego, descubrir el destino de unos personajes que sientes de carne y hueso, unos amados, otros odiados, pero ninguno indiferente para el lector.

Ya antes de empezar, el libro venía con una reputación unánime: el mejor de la saga. Todos, creo no equivocarme, están de acuerdo en lo mismo, y puedo decir que, una vez terminado, no seré yo la excepción.

He tardado un poco en leerlo (algo más de dos meses), pero por una parte se debió al poco tiempo disponible, y por otra al hecho de que, cosa que prácticamente nunca hago, complementé el libro con otro: una relectura de 22/11/63, de Stephen King, hecho que ya contara en otra entrada.

Así que me demoré, sí, pero no a causa de la novela en sí. A pesar de que la primera mitad del libro no me pareció especialmente superior a sus dos predecesores, la segunda mitad fue otra historia. Los hechos se precipitaron, y comenzaron a suceder cosas que uno nunca prevé. A eso de la página 700, más o menos hasta la 850 (la novela, excluyendo apéndices y adelantos, tiene 1110 páginas), una cadena de acontecimientos deja al lector con la respiración contenida, pero donde los otros habrían terminado, con no pocas sorpresas, Tormenta de Espadas continúa, deparándonos otra tanda gorda de hechos inesperados para el final que nos dejan con la miel en los labios.

Catelyn, Jon, Bran, Arya, Sansa, Tyrion, Daenerys, Davos, Jaime y Samwell son esta vez los personajes a través de los cuales Martin nos cuenta su historia, y, como no era para menos, lo hace de una manera impresionante. Su prosa es de una calidad pasmosa. Mesurada, calma, sólida y soberbia, nos conduce por ese mundo haciéndolo real y palpable, desdibujando no pocas veces la tela de la realidad.

Tras el choque de reyes vivido en el segundo volumen, las piezas siguen moviéndose, unas tratando de ganar terreno hacia el poder, otras procurando conservarlo, otras sosteniéndose a duras penas, y otras cuantas tratando de sobrevivir a toda costa.

Intrigas, traiciones, convenios, muertes, alianzas, búsquedas, encuentros, huidas, secretos, amores y sorpresas (no siempre buenas), están a la orden del día. El juego de tronos prosigue, el choque de reyes, cada cual proclamándose como el legítimo, también continúa, y esta vez en medio de una tormenta de espadas bajo la cual, para bien o para mal, nadie se salva.

En el Muro, y más allá de este, mientras todo Poniente prefiere hacer la vista gorda, la Guardia de la Noche se enfrenta a poderes más allá de sus capacidades. Cada capítulo es sobrecogedor, sobre todo ahora que contamos con un segundo punto de vista aparte del de Jon Nieve: el de Samwell Tarly. Los salvajes, comandados por Mance Rayder, se dirigen al Muro para hacer valer lo suyo. Acompañado por tribus provenientes de todos los rincones de esos helados parajes, incluyendo, entre otros, caníbales y mamuts cabalgados por gigantes, está decidido a atravesar el Muro y decirle a los Siete Reinos «aquí estamos».

George R.R. Martin

En Aguasdulces y las tierras circundantes, Robb Stark, acompañado de su madre Catelyn, sigue preguntándose por qué está perdiendo la guerra luego de cosechar victoria tras victoria en el campo de batalla. Su madre, no en muy buena posición tras su acto de amor y traición, apenas puede hacer algo para ayudarle, mientras se debate entre el dolor y la tristeza por la pérdida, una tras otra, de su esposo e hijos.

En Desembarco del Rey, el rey Joffrey hace de las suyas para espanto incluso de su propia familia, que tolera todos sus desmanes y crueldades. Aun así, en su nombre cada cual teje su trama, moviendo los hilos a su favor mientras el joven, cruel e inmaduro rey se toma las cosas como un juego. En este marco, Sansa continúa prisionera, perdiéndose cada vez más en sí misma, apagándose lentamente mientras descubre que la vida real no es como en las canciones.

En Rocadragón, Stannis Baratheon se lame sus heridas tras la catastrófica derrota en la batalla de Aguasnegras. Melissandre sigue calentándole el oído, mientras Davos Seaworth, siempre leal a su rey, procura llevar las cosas por el buen camino aunque con sus acciones arriesgue su propia vida.

Portada de la edición de Gigamesh

Al otro lado del Mar Angosto, la legítima heredera del Trono de Hierro, Daenerys Targaryen, cosecha victoria tras victoria, curtiéndose poco a poco en las artes de la guerra, haciendo uso de su belleza e inteligencia y de la a veces cuestionable lealtad de sus seguidores, que cada vez se multiplican más. Su tiempo se acerca, pero ella sigue paciente, mientras su fuerza madura y sus dragones crecen y se fortalecen.

Por lo ancho de Poniente, Jaime, Arya y Bran (de Rickon no sabremos nada en este volumen), estos dos últimos dados por muertos, siguen una marcha errante que unas veces los conduce a un lugar u otro, y otras tantas a ninguna parte. Unos llegan a destino, otro no, pero siempre jugando un papel importante para el futuro de la historia.

Y no nos olvidemos de Tyrion, el “gigante de Lannister”, que no solo sigue ganándose la simpatía de los lectores, sino también el respeto y la admiración… aunque en la historia no genere precisamente los mismos sentimientos en los demás…

El año nuevo, tras dos meses de inconstante lectura, me encontró en la página 320 del libro, y el pasado sábado 12 de enero, tras unos días de lenta pero constante lectura, en la 520. De ahí en más, simplemente no pude parar. El domingo 13 por la noche terminé en la 750, y luego de una semana en que aproveché hasta el último minuto, ayer leí las últimas 165 páginas, avanzando sin parar hasta que terminé, vencido por el sueño y con los párpados pesados, casi a la 1:00 a.m…

Faltan las palabras a veces para definir una obra tan colosal, tan gigante, que siempre está traspasando las fronteras de la fantasía épica para conjugar géneros literarios a placer. George R.R. Martin deslumbra. Parece tener todo fríamente calculado, y una mirada a los apéndices del libro, donde nos regala un inventario completo de los personajes, clasificándolos por Casas, rangos y demás (yo, lo confieso, lo leo completo al terminar cada novela), lo deja a uno de piedra: cientos de personajes, y pareciera que los conociera a todos perfectamente, sabiendo donde está este o aquel en un momento determinado, y describiéndolo con unas finas pero certeras pinceladas que los dotan de una personalidad e identidad propias.




Aún queda mucha tela por cortar (después de este banquete, no veo la hora del Festín de Cuervos), a pesar de que lo vivido en las casi tres mil páginas que componen estos primeros tres libros ha sido demasiado, y la historia, a la altura en que estoy, no llega ni a la mitad, y no alcanza uno a imaginar cómo terminará todo. Ya hay cinco libros publicados, pero quedan dos en el futuro cercano para rematar la saga. Martin se toma su tiempo, y aunque pronostica el sexto para 2014, nada es seguro. Lo que sí es seguro es que tendremos que ser muy, muy pacientes para aguardar ese inimaginable final…

Y no sobrarían unas cuantas plegarias a los dioses por la salud de mi tocayo, desde luego…

;)



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