“Las Honoradas Matres se enfrentan, con sus
terribles poderes, a la secular Bene Gesserit. Las Reverendas Madres, ocultas y
fortificadas en su planeta Casa Capitular, intentan revivir el viejo orden que
les dio su antiguo poder en todo el universo. Un ghola de Miles Teg está siendo
adiestrado para superar incluso a su poderoso antecesor. La unión de Duncan
Idaho y Murbella, cautivos ambos en la no-nave, puede arrojar luz sobre el
traumático fenómeno de la Dispersión…
Sexta entrega de la extraordinaria saga Dune, esta novela, considerada la cumbre de la
ficción científica contemporánea, abre insólitas dimensiones…”
Más de un
año había pasado desde que terminara el quinto libro, Herejes de Dune, y ya era hora de adentrarme de nuevo en las
fascinantes páginas de la saga creada por el legendario Frank Herbert.
A decir
verdad, tenía al menos una docena de opciones de lectura para continuar, pero —y
esto seguramente le ha pasado a muchos— simplemente el libro comenzó a “llamarme”,
a atraerme, y no pude evitar zambullirme en la historia de Dune una vez más. Por
otra parte, luego de quince meses, ya era más que justo, sobre todo sabiendo
que se acercaba un momento álgido en la serie.
Tal como
sucediera en el volumen anterior, leí las reseñas de los cinco primeros libros
publicadas por mi amigo Eloy Nogueira, del blog El Consultorio del Doctor,
quien ya se ha leído todos los libros publicados en castellano, y rematé
ojeando las últimas páginas del volumen anterior. De esa manera, luego de
ponerme a tono, la verdad es que comencé la novela con muchas expectativas y no
poco entusiasmo.
Y es que Casa Capitular Dune tiene la
particularidad de haber sido la última novela de la serie publicada por Frank
Herbert, quien falleció poco tiempo después víctima de una embolia pulmonar
mientras se recuperaba de una cirugía para curar su cáncer de páncreas. En
cierta forma, es como si el libro representara un clímax no solo en la historia
en sí, sino también en la vida del autor.
La sexta
entrega de la saga comienza justo donde termina el volumen anterior.
La
sangrienta guerra entre la Bene Gesserit y las Honoradas Matres se recrudece.
La Bene Gesserit va sufriendo las bajas de sucesivos planetas a manos de sus antagonistas,
mientras en Casa Capitular, sede central de la Hermandad, la Madre Superiora
Darwi Odrade traza un plan que le permita librarse de la amenaza y a la vez
asegurar el futuro de la Orden.
A medida que
prosigue el proyecto de convertir el planeta en un nuevo Dune que pueda
albergar a los gusanos de arena y, por ende, propiciar la creación de la
codiciada melange, la Hermandad consigue, mediante la tecnología de los tanques
axlotl, crear un ghola —algo así como un clon— de Miles Teg, el genio militar
que fuera de vital importancia en los hechos acaecidos en Herejes de Dune, con el fin de hacer uso de sus inigualables
conocimientos militares y contar con una buena baza en la guerra contra las
Honoradas Matres.
Mientras
tanto, en la no-nave en que escaparon de Rakis, el ghola y ahora Mentat Duncan
Idaho, la Honorada Matre Murbella, y el último Maestro Tleilaxu, Scytale,
permanecen cautivos a la espera de que la Hermandad decida el papel que todos
han de jugar en la batalla. Duncan va mejorando sus poderes Mentat, mientras
Murbella va siendo adiestrada por la Hermandad, adhiriendo sus nuevos
conocimientos a su preparación aprendida de sus anteriores hermanas.
A varios
kilómetros de allí, Sheeana, la misteriosa joven que logró dominar a
Shai-Hulud, el gigantesco gusano de arena, sigue de cerca la evolución del
nuevo desierto, mientras espera ansiosa la aparición de los nuevos especímenes.
Como
siempre, cualquier cosa que diga es poco para resumir las connotaciones que
alberga esta historia, para dar una idea de la profundidad y magnitud de los
hechos que allí suceden, para describir las sensaciones que deja su lectura.
Herbert fue un maestro, con todas las letras. Un pensador que dejó plasmada
toda su sabiduría en los tomos de la saga cumbre de la ciencia ficción. Aunque,
en mi opinión, es mucho más que una historia de ciencia ficción. En Dune hay un
estudio profundo del ser humano, de su evolución, de su desarrollo, es un
tratado sobre política, religión, filosofía, y por si ello fuera poco Herbert
crea desde cero todo un ecosistema nuevo y coherente que desde un comienzo nos
deja estupefactos y maravillados. Cada párrafo hace gala de una maestría que si
bien a veces se nos antoja un poco enrevesada, destila un virtuosismo que nos
subyuga.
Todavía
recuerdo cómo me atrapó el primer libro, y aunque siempre será mi favorito,
este que recién termino está casi a su altura. Realmente es difícil de
describir, pero en este momento me sugiere un gran tablero de ajedrez en el que
Herbert va moviendo poco a poco sus fichas, a veces lentamente y sin mostrar su
verdadero juego, para que al final, tras una serie de jaques supremamente
sorpresivos, nos regale un desenlace que siempre nos deja con la boca abierta.
Siendo este
el último libro que publicó de la serie, siento como si hubiera llegado a una
esperada meta, pero la verdad es que el final de Casa Capitular Dune deja multitud de interrogantes que, afortunadamente,
su hijo logró desenmarañar veinte años después en un par de libros (Cazadores de Dune y Gusanos de Arena de Dune) basados en los cientos de folios y notas
que dejó su padre antes de su muerte, y en los que estaba construido todo el
esquema de lo que sería el desenlace épico de la serie: Dune 7.
Me ha dicho
un par de veces mi amigo Eloy Nogueira
que lo mejor es leer las otras dos trilogías (Preludio a Dune y Leyendas de
Dune) relacionadas con la saga central antes de acometer la lectura de Cazadores de Dune y Gusanos de Arena de Dune, pero la verdad es que en este momento me
muero por proseguir con el séptimo libro y saber cómo sigue la historia. :D
En fin, ya
veremos…
:)
3 comentarios:
Hace ya tiempo que descargué por tus recomendaciones DUNE, de momento no ha sido el momento de tirarme de cabeza a leerlo, espero que en este 2014 como dices "me llame" y disfrute de la historia :) gracias por compartir! :)
La de las Precuelas no hace falta, pero sí es aconsejable que te leas antes la de las Leyendas, como ya te dijera, en el último capítulo de Cazadores se te revela la identidad del Enemigo, y si te lo lees sin haberte leído la trilogía de la Yihad, tal revelación no te impactará tanto. Está en tus manos.
Belle, como siempre digo, hay que leer al menos el primero. Es una obra maestra. :)
Lecter, muchas gracias por la recomendación. He decidido hacerte caso como buen Dunero que eres. ;) Mi agua es tuya, compañero!
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