“El planeta tal cual lo conocemos
ya no existe. Ha sido asolado por bestias de otro mundo. La comida y el agua
son escasas; no hay acceso a la medicina y el enemigo acecha en cada rincón. Un
grupo de jóvenes coincide en un Pasaje de la ciudad de La Plata. Entre ellos
surgirá la amistad, la solidaridad, y agazapada, la traición. Y cada uno deberá
enfrentar sus propias decisiones para lograr sobrevivir en esta tierra de
nadie.”
Sebastián Elesgaray no es para mí un escritor
cualquiera. Y no lo es por la sencilla razón de que es mi amigo. Por tanto,
esta tampoco será una reseña cualquiera.
A Sebastián lo conocí en el foro de Ka-Tet Corp.,
portal dedicado a Stephen King, el aclamado escritor de Maine reseñado en múltiples
ocasiones en este blog. En un comienzo, como en tantos casos en el foro del
portal, nuestra amistad comenzó a través de opiniones y comentarios compartidos
en las diferentes temáticas del foro, y más tarde gracias a nuestro mutuo
interés por la escritura. Ambos éramos (y somos) Breakers, lo que en el Ka-Tet significa hacer parte del “lado oscuro” y ser los
antagonistas de los Pistoleros. Todo como parte de una especie de batalla
lúdica y dialéctica que resultaba bastante divertida y que servía para
múltiples propósitos dentro de la interacción del foro.
En el Ka-Tet (literalmente “grupo del destino” en la
Alta Lengua hablada en La Torre Oscura)
yo era conocido como “AriakasSkull” y Sebastián como “Flagg1347”; mi avatar era
una calavera (de ahí que más tarde me quedara el apodo) y el de Sebastián, como
su nick lo indicaba, una imagen de Randall Flagg (personaje oscuro de la obra
de Stephen King). De esta manera, a través de un nick y un avatar, muchos
seguidores del Maestro del terror confluimos en un lugar donde podíamos hablar
largo y tendido de aquello que tanto nos gustaba, conformando de la nada
amistades con personas ubicadas a miles de kilómetros de distancia.
Yo ingresé al foro en octubre de 2009, y en 2010,
cuando creé cuenta en Facebook, gran parte de esas personas que hasta el
momento eran solo un nick y un avatar, pasaron a ser más de “carne y hueso” a
medida que esta red social servía para comunicarnos de una forma más directa y
en tiempo real. En noviembre de ese mismo año nació el Blog de Calavera, y este
“mundo bloguero”, al cual Sebastián también pertenecía, sirvió para entablar un
lazo de amistad más estrechamente ligado a la escritura. Sebastián leyó algunos
de mis relatos y yo algunos de los suyos, y se fue dando esa interesante
retroalimentación entre aspirantes a escritores con el género del terror como
común denominador.
Recuerdo que uno de sus relatos, al cual le he
perdido el rastro, tenía un personaje con mi nombre: George Valencia. Por
supuesto, disfruté esa historia por partida doble. Fue una gratísima sorpresa
enterarme, dos o tres años después de eso, de que Sebastián publicaba su
primera novela a través del sello Blok de la editorial Ediciones B. Creo que
pocos podemos decir que en algún momento fuimos los protagonistas del relato de
un escritor de terror. ¡Ja! :P
La solapa del libro nos cuenta que mi amigo nació el
30 de julio de 1985 en Bragado, Argentina. Atraído por la literatura desde muy
joven, se convirtió en un ávido lector. Queriendo narrar sus propias historias,
comenzó a escribir, y más tarde se estableció en La Plata para iniciar la
carrera de Comunicación Audiovisual. Tras cinco años de estudios, comenzó a
publicar relatos en su blog personal. Fue partícipe de grupos y talleres
virtuales de escritura, concursos a nivel nacional e internacional, y realizó
colaboraciones para diversas revistas. En el año 2012 ingresó al taller
literario del escritor Leo Batic. A partir de allí, movido por la idea de narrar
una historia distópica y post-apocalíptica que ocurriera en su propio país, empezó
poco a poco a darle forma a su primera novela, Tierra de Nadie.
La novela se publicó en 2014, y el 17 de julio de
2015 Sebastián nos escribió a Tulio Fernández (del blog Letras bizarras), a Mauro
Vargas (del blog Léase a plena noche) y a mí, tres amigos suyos colombianos
conocidos todos por el gran interés por la escritura y por Stephen King, para
darnos la siguiente noticia: quería obsequiarnos sendos ejemplares de su
novela, pagando él mismo los gastos de envío, para deleite nuestro y en nombre
de nuestra amistad. No sirvieron nuestras objeciones acerca de correr con el
monto del envío y los libros mismos, valorando como lo hacemos el gran trabajo
que supone escribir una obra y lo merecido que es ser remunerado por ello. Habíamos
visto con grata sorpresa la noticia de la publicación de su novela, por lo que
hacía mucho estábamos deseando leerla.
Sebastián Elesgaray |
No obstante, Sebastián fue determinante acerca del
dinero, de manera que no se dijo más. Acto seguido realizó el envío de los tres
libros; Tulio los recibiría y se encargaría de hacernos llegar a Mauro y a mí
nuestros ejemplares. Hubo mientras tanto conversaciones bastante interesantes
en el grupo creado por Sebastián en MSN, sobre el mundo editorial, el trabajo
que implica una novela, corregirla, darla a conocer y finalmente publicarla.
Pero pasaron dos meses, y el preciado envío no llegó.
Comenzamos a preocuparnos y Sebastián empezó a gestionar la reclamación, hasta
que en noviembre por fin recibió noticias: el paquete había llegado a Colombia
pero se había presentado un error en la dirección de entrega, por lo que lo
enviaron de vuelta a su país. La buena nueva llegó poco después de que se
confirmara mi visita al país austral para fin de año, un viaje anhelado por
muchos años a raíz de mi amistad con tantas personas de Argentina. Hablé con
Sebas sobre la posibilidad de reunirnos y de paso recibir en persona los
ejemplares. Sería un gratísimo encuentro. Sin embargo, pronto resultó claro que
para la fecha en que yo estaría en Buenos Aires él no podría desplazarse desde
La Plata, su ciudad de residencia, debido a la alta carga laboral. Por tanto,
me informó que para asegurarse de que llegaran a mis manos los había dejado en
manos de nuestra amiga Laura Fonseca, quien se encargaría de custodiarlos hasta
mi llegada.
Mi ejemplar |
El 20 de diciembre, ya en Buenos Aires, hablé con
Sebas, quien me confirmó que sería imposible nuestro encuentro. Una verdadera
lástima, pero que queda como deuda pendiente para una próxima visita a ese
querido país. Al día siguiente, finalmente recibí los libros de manos de Laura
(firmados y dedicados por el autor, por supuesto), en un memorable encuentro
con ella y con otro gran amigo: Adrián Granatto.
Toda una travesía para poder tener los libros en nuestro
poder, pero que por esas cosas del destino se dio en unas circunstancias muy
especiales. Tanto como lo son estos lazos de amistad de los que hablaba más
arriba, creados a raíz de una pasión que corre por las venas. Amistades que son
un gran tesoro.
Firma y dedicatoria de puño y letra del autor |
Una vez regresé a Colombia me encargué de enviarle a
Mauro y Tulio sus ejemplares, que no tardaron mucho en devorarlos, como
saciando un hambre largo tiempo contenida. El más demorado fui yo, que recién
lo leí en junio pasado. Le debía a Sebastián esta reseña, como le prometí desde
el momento en que nos anunció su regalo, y creo que esta también fue una de
las razones por las cuales saqué al Blog de Calavera del estado de hibernación
en el que se hallaba. Había otras reseñas literarias pendientes también, que ya
fui saldando, y finalmente ha llegado el turno de mi amigo.
La verdad es que disfruto mucho hablar/escribir sobre
todo esto, sobre su libro, sobre el terror que allí anida, sobre este género y
sus mejores exponentes, sobre esa amistad que trasciende fronteras gracias a la
literatura. Evidentemente esta no es una reseña cualquiera.
Sebastián Elesgaray |
Tierra de nadie,
ante todo, me pareció una novela auténtica. En su historia Sebastián no
reniega de su nacionalidad argentina, y despliega el escenario de la novela en
las mismas calles, plazas y edificios de La Plata. Sus personajes hablan como
lo hace cualquier argentino, con su acento y sus expresiones particulares, y
todo en la novela desprende con naturalidad las características de su pueblo.
La prosa, por ende, no tiene el lenguaje neutro que encuentra uno en la mayoría
de la literatura en castellano, y esa autenticidad fue sin duda para mí un gran
plus. Fue fácil trasportarme a los lugares que describe Sebastián, y sentir en
sus líneas ese toque indispensable de realidad.
«Siete balas.
Siete balas no
eran tan malas, si tenía que enfrentar a tres bestias. Matemática pura, fácil
para un ingeniero. Un tiro a cada una y asunto resuelto. Además le iba a sobrar
munición. ¿Pero cómo carajo la iba a hacer rendir si le temblaba la mano? No
solo la mano, todo el cuerpo. Sufría de espasmos, estaba empapado en
transpiración y no podía llenar de aire los pulmones.
Siete balas.
Siete magníficas balas, pensó con ironía, sería más fácil aprender a volar.»
Así comienza Tierra
de nadie, directo a la acción. Darío
se encuentra en los baños de su facultad, evaluando sus posibilidades. Tiene un
arma, que pertenecía a su padre, y siete balas para jugarse la suerte. Se
escuchan ruidos cercanos en el cuarto en penumbras, y poco después logra
vislumbrar bajo la puerta una gran garra unida a una voluminosa pata. La
extremidad de una criatura que profana las leyes de la naturaleza, una criatura
que no pertenece a este mundo.
Un mundo que, valga decirlo, jamás volverá a ser como
era. En un escenario apocalíptico, los últimos vestigios de la raza humana
luchan por sobrevivir, haciéndole frente a bestias carnívoras y despiadadas salidas
de la nada.
Tercero de izquierda a derecha, en el encabezado de un artículo dedicado al nuevo terror argentino. |
Darío logra salir indemne a duras penas de la
escaramuza, y huye hacia un lugar seguro. Poco después conocemos a José, un joven
egoísta e impredecible que se halla solo en su apartamento, y más tarde a
Marcos, un chico más práctico y centrado, que conduce un Ford Sierra blanco en dirección
a La Plata con la intención de recoger a un amigo y seguir rumbo a la Capital. Todos
lidian con la nueva y atroz realidad en que se ha convertido la Tierra, decidiendo
adonde dirigirse para sobrevivir.
Eventualmente, con un grupo más numeroso de sobrevivientes,
confluyen en el auditorio de una especie de centro cultural de la ciudad, donde
intentarán reconstruir sus vidas en medio de la escasez y el hambre. Sin
embargo, con la amistad y la solidaridad creada por la unión llegará también la
traición, inevitable en una tierra de nadie donde las bestias no son la única
amenaza.
Entrevista con Alan Simon, del portal de noticias Octava Sección |
El libro está dividido en tres partes: en la primera
vamos conociendo a los personajes por separado, con sus particulares
situaciones y personalidades; la segunda inicia con el grupo ya casi totalmente
conformado instalándose en el edificio, donde surgen las alianzas, las peleas, los
amores y la muerte; al final, en la tercera parte, los sucesos extraños y el
afán de conocer el origen de toda esa locura llevará al grupo a una inesperada
confrontación final.
La novela es amena en su narración, en gran parte gracias
a los diálogos auténticos, que gozan de la soltura que le permite a Sebastián
el hecho de decidir ser fiel a su naturaleza argentina. Todo se desarrolla en
las calles, plazas y edificios que el mismo escritor transita día a día, y los
personajes casi podrían ser sus pares, sus conocidos o familiares. Eso ha sido
para mí una parte fundamental del disfrute de la historia, y determinante a la
hora de imaginar con facilidad la espantosa realidad narrada por mi amigo.
Uno de mis pasajes favoritos |
Debo decir que disfruté mucho la historia y su
desarrollo, siempre con ese gran plus adicional de conocer a la persona que la
escribió, y el especial significado de contar con su firma y dedicatoria en un
ejemplar que atravesó la distancia entre Argentina y Colombia en dos ocasiones.
También es cierto, no obstante, que debo ser fiel a
mi amigo y demostrarle respeto con mi sinceridad, pues junto con los elogios
también hay cabida para las críticas constructivas. Hay dos aspectos que en su
momento consideré que podrían ser mejorados: algunos pasajes de la primera
parte me resultaron algo apresurados, como con un avance irregular que quizá se
debió a la puntuación, ya que sentí que en varias partes habrían quedado mejor
comas que puntos, para lograr una narración más fluida. Fue mi impresión
personal, por supuesto. Lo otro es algo que también notó mi amigo Mauro Vargas, quien en su reseña hizo hincapié en el hecho de
que a la mayoría de los personajes no les conocimos el apellido, lo que les dio
cierta impersonalidad en los primeros tramos del libro. En un relato corto
puede bastar con el nombre, pero en una novela, donde el recorrido es largo, el
apellido dota al personaje de más identidad.
Sebastián Elesgaray |
Salvo estas dos cuestiones, que como dije quedan más
como críticas constructivas, Tierra de
nadie es una novela muy atractiva que deja un buen balance para el lector,
siendo como es una gran apuesta por el terror en la literatura latinoamericana.
Sebastián dice presente y ofrece al mundo el fruto de su arduo trabajo,
sentando un precedente en nuestro idioma en un género que ha bebido en su
mayoría de los maestros norteamericanos.
La historia y sus protagonistas captaron por completo
mi atención, y resultó una grata experiencia seguirlos en el devenir de los
acontecimientos y sus vicisitudes. Sebastián no es parco en la violencia y la
crudeza propia de una situación extrema, pero también dota al grupo de una
humanidad muy cercana a nuestra propia naturaleza.
Una grata lectura, en suma, y largo tiempo anhelada,
que sin duda colmó mis expectativas. Aparte de mi amistad, Sebastián se ha
ganado mi respeto y admiración. Esperaré con ansias su segunda novela.
Los dejo con el Book tráiler de Tierra de Nadie:
¡Saludos!
2 comentarios:
Gracias por esta reseña, querido George. Te mando un abrazo.
No se pudo haber resumido mejor que como lo hiciste vos todo ese periplo. ¡Qué aventura! Había estado esperando tus impresiones sobre "Tierra de nadie" y coincido en todos los puntos. Tiene una que otra falla, muy menores en comparación con las fortalezas que contiene la novela, comenzando porque es una gran apuesta a la literatura de terror latinoamericana, y hecha con profesionalismo (no como algunos autores que, por ser primera vez, presentan unas cosas que dejan mucho que desear). Se siente la honestidad y el compromiso, especialmente en no dejarse llevar por las tedencias y por aquella creencia de que el terror solo puede ser escrito "a lo gringo". Es lo que más rescato de la obra. Y deja con ganas de saber cuál será la siguiente propuesta de Sebastián. Ojalá no pase mucho tiempo para ver otro título de su autoría.
Aprovecho, de nuevo, a Sebastián por el enorme gesto de enviarnos su primera novela para que la disfrutáramos (sí que lo hicimos), y a George por interceder y hacernos llegar el libro sano y salvo.
Un abrazo a ambos.
-Mauro Vargas.
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